Cuando se celebraba el feliz descubrimiento del Corral de Comedias de Almagro y empezaron las obras de restauración llevadas por fortuna a rematar ya su inauguración esplendorosa hace unos meses, sin duda por asociación de ideas que estaban muertas o amortecidas, recordé que en mi infancia, se llamaba “Casa de las Comedias” a una de la calle del Jaspe.
La visité solo y
luego con mi dilecto amigo Dulce Ramírez, acompañados del fotógrafo de LANZA
quedando muy convencidos de que aquella edificación por su componente
artístico, su patio o centro de esbeltas columnas, con sus naves laterales por
los cuatro costados y aún a pesar de hoy estar tapiadas, era o había sido
construida originariamente para un fin público como era y así se venía llamando
en tan lejana fecha “Casa de las Comedias”.
No ha muchos meses, José María del Moral, Antonio Ballester, Julián Alonso (omito sus títulos, pues visitaban aquel centro como literatos y arqueólogos) acompañados como Cicerone por el que estas líneas escribe examinamos y discutimos sobre el terreno, sobre la posibilidad de que en esa casa, con todas sus transformaciones, podía haber sido lugar no de vecinos, sino algo con otra dedicación pública, aunque opinaron adversamente a mi opinión de que fuera en el pretérito de Ciudad Real Corral o Casa de Comedias, como decía la tradición.
El argumento Aquiles, que pusieron a mi modesta, pero fuerte y sostenida opinión, era de lo reducido del edificio, para celebrar fiestas escénicas.
He visitado hace pocos días la mencionada casa y cada vez me afirmo más, en que por su plano actual, algo modificado por adaptarlo a viviendas, es un edificio que debió construirse o para teatro o cosa parecida, pues no podemos desechar de plano la elocuente y expresiva tradición.
Fuera conveniente
que personas expertas, arquitectos especializados, literatos o historiadores
con contado detenimiento estudiaran este asunto, y dieran un dictamen
definitivo.
Emilio Bernabeu.
Diario Lanza 3 de Enero de 1955
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