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miércoles, 31 de enero de 2024

EL VOTO A SAN SEBASTIÁN (II)

 



San Sebastián es un santo que forma parte de los conocidos como “Santos Viejos”. Fue un Santo mártir que vivió en el siglo III, cuya festividad se celebra el 20 de enero. El culto a San Sebastián es muy antiguo, es invocado contra la peste y contra los enemigos de la religión, y además es llamado el Apolo cristiano ya que es uno de los santos más reproducidos por el arte en general.

San Sebastián era una de las devociones más importantes en la edad media en Ciudad Real, teniendo incluso Voto Solemne del ayuntamiento de la ciudad y contaba con ermita propia cercana a la Puerta de Santa María, aproximadamente donde hoy se levanta el edificio del seminario diocesano. Junto a la ermita había un pozo que según la tradición sus aguas eran milagrosas.

Según el que fuera cronista de la ciudad, Julián Alonso Rodríguez, en un artículo publicado en el diario “Lanza” el  miércoles 16 de enero de 1952 sobre el pozo de San Sebastián,  la celebración de este Santo Mártir en Ciudad Real comenzaba el día 19 de enero a las dos de la tarde, cuando se juntaban en la Parroquia de Santa María del Prado, los cabildos de las tres parroquias que había entonces en la ciudad y la corporación municipal, que salían en procesión y subiendo por la calle de los Infantes y tras atravesar la Puerta Santa María, llegaban  a la Ermita de San Sebastián donde se cantaban las vísperas.

Al día siguiente, el 20 de enero festividad de San Sebastián, se celebraba por la mañana romería por los ciudadrealeños con Misa Votiva, sacando la imagen del santo en procesión y una vez concluida esta, se tenía la costumbre de beber agua del milagroso pozo que servía según la tradición para sanar los males del alma y las fiebres del cuerpo. Después la gente comía alrededor de la ermita y por la tarde al igual que el día anterior, los cabildos de las tres parroquias y la corporación municipal, se retiraban por el mismo camino e igual pompa que vinieron, cantando el himno del santo.

 

Vista aérea de la Puerta de Santa María y sus alrededores en 1928, zona donde se encontraba la ermita y pozo de San Sebastián

 

De esta ermita solo sabemos por Joseph Diaz Jurado, en su obra ya citada: “Singular Idea del Sabio Don Alonso, Dibujada en la Fundación de Ciudad Real”, que a finales del siglo XVII y principios del XVIII padecía grave deformidad en su hermosura. También en el siglo XVI se produciría un milagro entorno a esta ermita, lo relata Fr. Joaquín de la Jara, Agustino Recoleto, en su obra “Historia de la Imagen de Nuestra Señora del Prado, Fundadora y Patrona de Ciudad Real”. En su página 451, recoge el siguiente milagro, que se encuentra en un cuaderno de milagros de D. Juan Mendoza de Porras y que se conserva en el archivo de la Parroquia de Santa María del Prado (Merced):

En el año 1584, día de San Sebastián, cuya ermita extramuros de esta ciudad, se frecuenta mucho á vísperas y misa; sucedió, que llegando el carro de Juan de Padilla Escribano, cargado de gente, que iba a rezar, a la puerta de la ermita, desadvertido el carretero, le arrimó tanto a la pared, donde estaba una doncella de diez y seis años, llamada María, que con uno de los tendales la cogió la cabeza, é hizo pedazos; acudieron luego los cirujanos, y visto cual estaba, la desahuciaron: la gente del carro condolida, y María llena de dolores, pedían el remedio á Nuestra Señora del Prado, cuando de la tierra ya no le esperaban: el caso fue, que pasados tres días, pronóstico de más largo plazo que habían dado los cirujanos de su muerte, se halló nuestra doncella sana y buena, concertados y soldados los huesos de su cabeza, por mano de la Virgen Soberana”.   

También del siglo XVI, se conserva en el Archivo Histórico Nacional, una “Ejecutoria librada a petición del Concejo, Justicia y Regimiento de Ciudad Real, por el Presidente y Oidores de la Cancillería de Granada, por mandamiento de Felipe II el 20 de junio de 1562”, que esta ilustrada con unas preciosas miniaturas donde se recogen las grandes devociones de los ciudarrealeños en aquellos tiempos, donde figura San Sebastián.


San Sebastián en la ejecutoria del Concejo de Ciudad Real del siglo XVI


También sabemos por la obra anteriormente citada de Fr. Joaquín de la Jara, que en la Parroquia de Santa María del Prado, actual Catedral, existió al menos una Cofradía en el siglo XVI y XVII, bajo la advocación de San Gregorio y San Sebastián. 

En el Archivo Histórico Municipal se conservaban varios documentos relacionados con el Voto a San Sebastián, el más antiguo recogido en el inventario anteriormente reseñado de D. Emilio Bernabeu y que ha desaparecido, llevaba fecha del año 1497 y era “Una petición desta ciudad y mandamiento del arzobispo de Toledo para que El visitador evicario provea acerca del boto de san sebastian”. El documento que si se conserva en el archivo es del 23 de enero de 1675 y es el libramiento de 61 reales para el voto de San Sebastián.

También en el siglo XVII hubo un intento de establecer el desaparecido convento de los carmelitas en la ermita de San Sebastián. El provincial de los carmelitas, fray José de Jesús María, envió una petición al ayuntamiento de Ciudad Real solicitando la cesión de la ermita de San Sebastián para instituir el convento. Pero las diferencias entre la orden y los patronos de este nuevo convento en nuestra ciudad acabaron el 29 de marzo de 1613, con la adquisición por parte de los patronos de un quiñón propiedad de doña Magdalena Treviño que estaba valorado en 123.929 maravedís, lugar donde se levantó al final el convento, cerca de la ermita de San Sebastián.

A comienzos del siglo XVIII, concretamente en 1702, durante la renovación del Voto, hubo un incidente entre el Concejo de la ciudad y el párroco de Nuestra Señora del Prado. Este incidente se produjo en la parroquia de Santa María del Prado, cuando los miembros del Concejo fueron informados de la decisión del párroco en permutar el orden de colocación en la procesión. El Concejo reclamaba ir junto a la imagen del Santo, como era costumbre inmemorial, pero ante la negativa del párroco, el Concejo tomó la decisión de no participar en la procesión y volverse a las Casas Consistoriales y reunirse, acordándose escribir al Cardenal Arzobispo de Toledo y a los demás señores que conviniera.

 

El pozo de San Sebastián según Julián Alonso fotografía publicada en 1952 en el diario Lanza

 

En la segunda mitad del siglo XVIII, aún celebraba nuestro Ayuntamiento el Voto de San Sebastián, tal y como se recoge en las cuentas del consistorio, en las que se recoge que se destinaban 51 reales para celebrar este voto.

La ermita de San Sebastián al igual que otras ermitas con que contaba la ciudad,  desaparecería durante el siglo XIX, debido a las “guerras de la Independencia y Civil”, tal y como afirma D. Inocente Hervás y Buendía en su Diccionario Histórico, Geográfico, Biográfico y Bibliográfico de la provincia de Ciudad Real.

Joaquín Gómez, abogado ciudadrealeño y diputado a Cortes, escribió en 1890 un escrito sobre la historia de Ciudad Real donde nos informa que ya no existía la ermita del santo, y solo quedaba el pozo: “En lo antiguo estaba la hermita de San Sebastian fuera de la puerta de Santa María de donde tomó nombre el pozo que surte a los vecinos próximos”.

En la segunda década del siglo XX, en el acta municipal del 24 de enero de 1918, se recoge una proposición del Ayuntamiento para que este plantasen árboles y se colocasen asientos cerca de donde se encuentra el pozo de San Sebastián y que este terreno quedase como propiedad municipal, por no comparecer sus dueños a pesar de las requisitorias que se habían hecho.

Aunque no sabemos con exactitud cuando desapareció la ermita de San Sebastián, lo que sí está documentado es que el pozo aun subsistía en la segunda mitad del siglo XX, para surtir de agua los vecinos, tal y como recogió el que fuera cronista de Ciudad Real, Julián Alonso, en una fotografía publicada en el diario Lanza en 1952, desapareciendo este pozo con la construcción del actual Seminario Diocesano en 1954.

En el callejero de nuestra ciudad este santo mártir contó con una calle rotulada con su nombre, la actual calle Hervás y Buendía. Fue una propuesta del consistorio en 1926, cuando acordó el cambio de nombre de la entonces calle Cervantes por el de San Sebastián, que pasaría años después en 1932 a rotularse con su actual nombre de Hervás y Buendía.

La única iconografía que existe en Ciudad Real de San Sebastián procede del siglo XVII, y se encuentra en el retablo de la Catedral obra del Giraldo de Merlo terminado en 1616. En la predela de este retablo se recogen escenas de la pasión, a los lados de la escena de la Coronación de Espinas, se encuentran las figuras de talla y mediorelieve de San Sebastián y San Nicolas de Barí.

 

San Sebastián en la predela del retablo de la catedral obra del Giraldo de Merlo del siglo XVII

 

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