San Blas fue médico y obispo de Sebaste, Armenia. Hizo vida eremítica en una cueva del Monte Argeus. Era conocido por su don de curación milagrosa. Salvó la vida de un niño que se ahogaba al trabársele en la garganta una espina de pescado. Éste es el origen de la costumbre de bendecir las gargantas el día de su fiesta. Según una leyenda, se le acercaban también animales enfermos para que les curase, pero no le molestaban en su tiempo de oración.
Cuando la persecución de Agrícola,
gobernador de Cappadocia, contra los cristianos llegó a Sebaste, sus cazadores
fueron a buscar animales para los juegos de la arena en el bosque de Argeus y
encontraron muchos de ellos esperando fuera de la cueva de San Blas. Allí
encontraron a San Blas en oración y lo arrestaron. Agrícola trató sin éxito de
hacerle apostatar. En la prisión, San Blas sanó a algunos prisioneros.
Finalmente fue echado a un lago. San Blas, parado en la superficie, invitaba a
sus perseguidores a caminar sobre las aguas y así demostrar el poder de sus
dioses. Pero se ahogaron. Cuando volvió a tierra fue torturado y decapitado, en
el año 316.
En la Edad Antigua era invocado como patrono de los cazadores, y las gentes le tenían gran fe como eficaz protector contra las enfermedades de la garganta. El 3 de febrero se bendecían dos velas en honor de San Blas y se colocaban en la garganta de las personas enfermas diciendo: "Por intercesión de San Blas, te libre Dios de los males de garganta". Cuando los pequeños enfermaban de la garganta, sus madres repetían: "San Blas bendito, que se ahoga el angelito". Su culto se extendió pronto por toda la Iglesia. Es costumbre popular invocarle particularmente para remediar afecciones de garganta.
San Blas era uno de los santos más venerados en Ciudad Real y tenemos constancia de ello desde el siglo XV, tanto en un hospital en la feligresía de la parroquia de San Pedro bajo su advocación, como en las Parroquias de Santa María del Prado, actual Catedral, como en la Parroquia de San Pedro, templo en el cual sigue el culto a este santo mártir.
En la feligresía de la Parroquia de San
Pedro hay documentado que en 1473 ya existía el Hospital de San Blas, fundado
bajo la advocación de tan celeste varón médico de las enfermedades de la
garganta, y que ocupó los números 3 y 5 de la calle Ballesteros (actual General
Rey). Era una casita de planta baja, sólo con cinco habitaciones, todo allí
dispuesto y reducido y, no tan higiénico como correspondía a la fundación que
desempeñaba. Servía de albergue para mendigos transeúntes donde se les recogía
durante tres días, eran alimentados y cuando enfermaban eran tratados a la
enfermería del albergue. Asegurábase además la salud espiritual de los acogidos
mediante estrecha vigilancia. Un siglo más tarde se instituyó en él una
cofradía en honra del santo patrono "para la buena administración de este
hospital". Pero sabemos que a finales del s. XVIII se hallaba
completamente arruinado, sin otra edificación que un cobertizo habitado por una
pobre mujer que cuidaba la lamparilla del santo que hubo siempre sobre la
puerta.
En la Parroquia de Santa María del Prado, actual catedral, según Fray Diego de Jesús María, religioso Carmelita, hijo de Ciudad Real y Prior del Convento de Guadalajara, en su libro sobre la Historia de la Imagen de Nuestra Señora del Prado escrito en 1643, nos da cuenta del número de cofradías que entonces existían en el mencionado templo entre las que se encontraba la “Cofradía de San Blas”, recibiendo en el templo veneración el día de su festividad, una reliquia del santo que había sido traída a la parroquia en 1592 por el presbítero Alonso de Escobar. Cuando en el siglo XVII se realiza el retablo en honor de Nuestra Señora del Prado, obra de Giraldo el Merlo, se incluye un mediorelieve de San Blas en la predela del mismo, que actualmente es la imagen más antigua que se conserva del santo en Ciudad Real.
Del Voto que tenía el Concejo de Ciudad
Real de celebrar la festividad de este santo, existe un documento en el Archivo
Municipal de nuestra ciudad, que lleva fecha del 23 de enero de 1675, donde el Concejo destinaba
la cantidad de 61 reales para la festividad de San Blas. No sabemos cuándo el
Ayuntamiento de Ciudad Real dejo de celebrar esto Voto, aunque pudo ser en el
siglo XVIII, porque en los libros de cuentas del Concejo no recogen cantidad
alguna para la celebración de este Voto durante este siglo.
Pero en donde si permaneció el culto a San
Blas hasta nuestros días, fue en la Parroquia de San Pedro que desde el año
1599 conserva una reliquia de este santo mártir, traídas por P. Juan Bautista
Pacheco de la Compañía de Jesús, que fue autorizado por el Papa Clemente VIII
para extraer de los cementerios de Roma y de varias iglesias de España
reliquias de santos para enriquecer la iglesia de San Pedro. A esta reliquia se
le realizó en el año 1604 un relicario en cuyo friso del templete lleva la
siguiente inscripción: DIO ESTA RELIQVA P D AVCHVELº / GVARNECIOLA
SV NIETO IVAN DE / ANCHELº FAMILIAR DL.S.OFFCIO / .S. T BLAS I ORA PRO
NOBS /1604/ (Varias letras unidas).
Parece ser que en el siglo XVII se constituiría en la Parroquia de San Pedro la Congregación Infantil de San Blas, que honraba a su Titular con un Novenario en su honor que concluía el día 3 de febrero con una Función Principal por la mañana y la procesión con la imagen del Santo a primeras horas de la tarde, terminando dando a besar la reliquia a los devotos. Ésta era una hermandad muy numerosa en los primeros años del pasado siglo XX, que añadiría como titular la imagen del Santísimo Niño de la Pasión, que abría el desfile procesional de la Pasionaria de San Pedro la mañana del Viernes Santo.
Al inicio de la Guerra Civil Española la
imagen de San Blas sería destruida, al igual que toda la rica imaginería que
poseía la Parroquia, por republicanos del Frente Popular. Terminada ésta, no
fue hasta 1946 cuando se restableció el culto a San Blas en San Pedro gracias a
su párroco D. Emiliano Morales que adquirió una nueva imagen, junto con unos
generosos devotos de la parroquia, a los escultores valencianos José María Rausell
Montañana y Francisco Lloréns Ferrer, tiene una altura de unos 110cm y fue
puesta al culto en la capilla de San Juan Bautista en el retablo de Jesús
Nazareno.
Tras restablecer su culto se suprimió el novenario que se celebraba en su honor y pasó a oficiarse sólo una solemne función la mañana de su festividad. La nueva imagen procesionó el domingo 3 de febrero de 1946, acompañada por la banda provincial de música y recorriendo las calles General Rey, Lanza, Carlos Vázquez, General Aguilera, Plaza del Pilar y Mejora, a la Parroquia de San Pedro. Para su segunda salida procesional en 1947, estrenó andas y el actual estandarte, que fue diseñado y lleva un óleo del entonces profesor de la Escuela Normal de Ciudad Real D. Manuel Mendía.
La Congregación Infantil de San Blas,
llegó a contar con numerosos hermanos, ya que era costumbre en nuestra ciudad
que las madres acudieran con sus hijos para alumbrar al santo durante su salida
procesional para que no enfermaran de la garganta. Esta Congregación
desapareció en los años setenta del pasado siglo XX, y a partir de entonces
sería el clero parroquial quien procesionaría la imagen, tal y como lo viene
haciendo en la actualidad.
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