Uno de los santos más venerados de la historia ha sido San Roque, que fue durante siglos el protector de gentes y ciudades contra la peste. La hagiografía al uso cuenta que, habiendo nacido en Montpelier (actual Francia) hacia el año 1295, mientras que otras versiones lo trasladan al siglo XIV, entre los años 1348 y 1350. Al morir sus padres, entregó toda su fortuna a los pobres y se encaminó a Roma atendiendo por el camino a aquellos que hubiesen tenido la desgracia de ser atacados por la peste. A su regreso hacia Montpelier se dio cuenta de que había contraído la enfermedad y se retiró a un bosque donde fue atendido por un ángel y por un perro de un noble caballero que todos los días le llevaba un pan. El noble, intrigado por el comportamiento de su perro lo siguió y encontró al santo. Una vez recuperado de la peste, volvió a su casa donde nadie le reconoció y murió encarcelado tras haber sido acusado de ser espía. Junto a su cuerpo se dice se encontró una tablilla en la que estaban escritas estas palabras: Los que tocados de la peste invocarán a mi siervo Roque, se librarán por su intercesión de esta cruel enfermedad. Tras su muerte San Roque se convirtió en el Patrón de los peregrinos, de los contagiados por epidemias, de los enfermeros, de los falsamente acusados, San Roque se representa siempre junto a su fiel perro, y se recuerdan su vida y su milagro el 16 de agosto. Su devoción se extendió muy rápidamente a partir del siglo XV.
Con la llegada de la peste a España y cuando
está visitó Ciudad Real, su vecindario y Concejo se acordó de San
Roque, realizando voto particular en su festividad del 16 de agosto. En el
siglo XVI ya debería ser una de las grandes devociones de los ciudarrealeños, ya
que su imagen se encuentra pintada en una “Ejecutoria librada a petición del
Concejo, Justicia y Regimiento de Ciudad Real, por el Presidente y Oidores de
la Cancillería de Granada, por mandamiento de Felipe II el 20 de junio de 1562”,
donde se recogen las grandes devociones de los ciudarrealeños en aquellos
tiempos, y que se conserva en el Archivo Histórico Nacional.
El cumplimiento del Voto a San Roque se efectuaba en la Parroquia de Santa María del Prado, donde existía una cofradía que le daba culto, y que está documentada tenía vida en los siglos XVI y XVII. A parte del cumplimiento del Voto religioso con procesión con la imagen del santo, la llegada de su festividad tenía también una parte pagana con funciones de toros, donde el Concejo invertía grandes cantidades de dinero.
Las corridas de toros se realizaban en Ciudad Real en la Plaza
Mayor, ya que no fue hasta el siglo XIX cuando se construyó la plaza de toros
capitalina. En los libros de actas del Concejo de Ciudad Real del siglo XVII,
conservados en el Archivo Histórico Municipal, aparecen numerosas referencias a
“fiesta de toros de Sr. S. Roque”, existiendo también en este archivo
una carta del 23 de agosto de 1690, sobre la fiesta de toros que se celebra con
motivo del Voto de San Roque. En este archivo también se encuentra
documentación de un incidente entre el Corregidor de Ciudad Real y el Vicario
de nuestra ciudad, durante la corrida de toros del día de San Roque del año
1659 y que acabo en la Real Chancillería de Granada (http://elsayon.blogspot.com/search?q=incidente+1660).
Durante el siglo XVIII se seguía celebrando el
Voto a San Roque, y en los libros propios del Concejo de Ciudad Real de este
siglo, figura que en el año 1766 se destinaban 100 reales para cumplir este
Voto, por lo que tuvo que ser durante el siglo XIX cuando desapareciera el Voto
a este santo, absorbido por la festividad de la Virgen del Prado y la Feria y
Fiestas en su honor.
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