Ciudad Real nace ante la imposibilidad de Alfonso X el Sabio de repoblar Alarcos en el año 1255 con el nombre de Villa Real, siendo elevada a ciudad en 1420 por Juan II, manteniendo una estrecha vinculación histórica desde su fundación con Alarcos, construyéndose su ermita durante los años de progreso y prosperidad de Villa Real a finales del siglo XIII y principios del siglo XIV, para dar culto a la imagen de Santa María de Alarcos.
No sabemos la fecha exacta cuando el Concejo de Ciudad Real realizó el Voto a la Virgen de Alarcos, pero D, Inocente Hervás y Buendía nos dice en su Diccionario, Histórico, Geográfico y Bibliográfico de la Provincia de Ciudad Real que “Como para las demás fiestas votivas del ayuntamiento nombraba éste su mayordomo y presupuestaba todos los años una cantidad determinada para este objeto, la que de inmemorial tenía lugar el 25 de Marzo. Invocaba esta ciudad su patrocinio cuando la langosta amenazaba talar sus campos, conducida a la iglesia de San Pedro, se la hacían muy fervorosas rogativas”.
Aunque no sabemos cuando comenzó el Concejo a celebrar el Voto a la Virgen de Alarcos, lo que sí está documentado es que este se celebraba en el 25 de marzo fiesta de la Anunciación. Esta fiesta litúrgica se celebra nueve meses antes de la Natividad del Señor, y recuerda el día en que el Arcángel Gabriel se apareció a María y le reveló la voluntad de Dios de que ella se convirtiera en la Madre del Hijo de Dios, y ella aceptó. En ese momento, el "Verbo se hizo Carne y habitó entre nosotros" (Juan 1:14).
La primitiva imagen de la Virgen de
Alarcos era de estilo gótico del siglo XV o principios del XVI, y fue destruida en
1936. Inocente Hervás y Buendía en su célebre y notable diccionario
realiza la siguiente descripción de la imagen: “Es la santa imagen de
mármol, y de pié su postura, de rostro amable y gracioso, no exento de
majestad. Sobre su cabeza rica y bien plegada toca; está vestida a la romana
con túnica y manto; airosamente plegado y recogido por los dos lados, forman
vistosas caídas. Sostiene al Niño con el brazo izquierdo y éste al manto con su
mano derecha, mientras en la izquierda tiene un pájaro; el que por la distancia
no hemos podido clasificar, ni por tanto interpretar su simbolismo.
Perfectamente definidos los caracteres de esta venerada imagen, los que nos
dicen ser del mismo tiempo que su ojival iglesia, no hay que extendernos en
ampliar las consideraciones y pruebas…”.
Esta imagen con el paso de los siglos se fue deteriorando tal y como nos lo recuerda Joaquín Gómez Fernández, en su “Historia de la Ciudad de Ciudad Real y estracto histórico de España y lista de sus reyes, casamientos y muertes” escrita en 1840; cuando dice que “es de piedra de Alabastro y hermosa taifa. La tienen gran devoción los habitantes de Ciudad Real…; como la estatua de alabastro de mucho peso, perdió la elegante vestidura…; y con el tiempo y otras circunstancias se rompió por la cabeza y brazo derecho, desgraciándose notablemente la figura y hermoso ropaje de la Madre e del Hijo. Por tan poderoso motivo fue necesario vestirla toda con dos manos postizas; y para no destrozarla más, conserva la mano izquierda que sostiene al Niño sin verse, y él enseña un colorín”. Hay algunos documentos gráficos que demuestran lo escrito por Joaquín Gómez, donde aparece la Virgen y el Niño vestidos.
En el siglo XVI ya se tiene constancia por escrito de que el ayuntamiento capitalino celebraba la fiesta en honor a la Virgen de Alarcos, ya que en el archivo municipal se conserva una provisión del año 1598 de Felipe II, concediendo prórroga por 4 años de la licencia de gastar de sus Propios 64.000 maravedís en la fiesta de Alarcos y de Nuestra Señora de Agosto.
También del siglo
XVI se conserva una “Ejecutoria librada a petición del Consejo, Justicia y
Regimiento de Ciudad Real, por el Presidente y Oidores de la Cancillería de
Granada; por mandamiento de Felipe II el 20 de junio de 1562” (Archivo
Histórico Nacional. Sección de Códices y Cartularios. Asignatura 1.024,b),
donde figuran en miniatura las principales devociones de la ciudad en aquellos
años. Una de esas miniaturas es la Virgen de Alarcos que aparece de pie delante
de una colina; vestida a la romana con túnica y manto plegado que le cubre
desde su cabeza; sostiene al Niño Jesús en sus brazos y éste sujeta con la mano
izquierda un pájaro; la rodea una cinta o filacteria blanca donde se lee:
“Benedictus Dominus Deus Israel quía visitauit el fecit redemp tienen plebis
suae”; teniendo en la parte alta, a la derecha una torre de castillo
(representa la antigua fortaleza de Alarcos) y, sobre ella, una ermita con una
espadaña o campanario; a la izquierda, el río Guadiana, el puente y molino de
Alarcos; también en el lado izquierdo, hacia el centro, el humilladero; y más
abajo, a los pies de la Virgen y bajo su protección, las casas e iglesias con
sus torres de Ciudad Real y murallas almenadas.
Sin duda la ermita de Alarcos tiene todo su esplendor en el siglo XVI; no solo los vecinos de Ciudad Real visitaban la ermita para hacer cumplir fervorosas rogativas, sino que lo hacían también los vecinos de las villas, aldeas y caseríos que estaban situados alrededor del templo. El pueblo de Alcolea de Calatrava con motivo de la terrible sequía que afligió este país el año 1540, votó el concejo ir todos los años en procesión al santuario de Santa María de Alarcos el día de S. Gabriel, 18 de Marzo; dedicaban a la Virgen misa y sermón, y tenían aquel día como festivo, como hace referencia D. Inocente Hervás en su diccionario ya mencionado.
También en el siglo XVI se constituyó la primera cofradía de Nuestra Señora de Alarcos, y según un inventario del archivo municipal del año 1595, que transcribió D. Emilio Bernabeu y Novalbos y que fue publicado por el Instituto de Estudios Manchegos en 1952, en el mencionado archivo se conservaba en aquellos años (hoy este documento está desaparecido), un “libro delas quentas bienes y hacienda de nuestra señora de Alarcos que se comenzó el año 1520 siendo corregidor El licenciado mozo de anales por ante xpoual dela torre”. Unos años después la cofradía volvió a ordenar sus bienes, según consta en un libro capitular de nuestro consistorio del año 1552.
En el siglo XVII
se extinguió la cofradía, pero el Concejo de la ciudad seguía celebrando su
Voto todos los años, y en el archivo municipal encontramos varios documentos
del año 1622 sobre las cuentas de N.ª S.ª de Alarcos; y un documento de 1647 “sobre
el tanto por ciento de la alcábala dedicado a la fiesta de N.ª S.ª de Alarcos”.
También en este archivo se conserva un documento del año 1625 en el cual se
dice que la ermita de Alarcos fue el lugar elegido en las primeras décadas de
este siglo para “cumplir los votos de San Juan, San Agustín, San Lino y San
José, San Sebastián y San Roque…, y para lo susodicho había facultad nuestra, y
el voto de Nuestra Señora de la Asunción que se celebra en Señora de Alarcos,
una legua de esa dicha ciudad: que todos los votos se habían votado por
necesidad del temporal y peste y se gastaban en ellos más de noventa maravedís…”
Real Provisión dada en Madrid a 3 de Diciembre de 1625.
En el siglo XVIII Ciudad Real sufre epidemias, la plaga de la langosta y otras calamidades, teniendo su población una considerable decadencia. D. Luis Delgado Merchán en su Historia documentada de Ciudad Real, nos dice que durante este siglo “El clero y el pueblo acuden a los santuarios de más devoción y se hace con frecuencia fervorosas rogativas a la virgen de la Blanca, trayéndola desde su Ermita de Calatrava la Vieja a la Iglesia de Santiago, a la de Alarcos, la del Prado y otras imágenes, implorando del cielo el remedio a tan hondos males.”
El libro de actas municipales recoge la traida de la Virgen de Alarcos el 25 de febrero de 1737, el ayuntamiento acuerda lo siguiente:
“… En este cabildo se trató de lo adelantado que se halla el tiempo y falta de agua que se experimenta en los campos y que habiendo recurrido a la divina clemencia, por medio de rogativas a María Santísima, Madre de Dios y Señora Nuestra y hecho novenarios a las milagrosísimas imágenes de Ntra. Sra. del Prado, Patrona de esta ciudad, bajándola de su camarín y de Ntra. Sra. de la Blanca, trayéndola a esta ciudad, no obstante se mantiene la sequedad, sin que hasta ahora se haya conseguido el consuelo del agua que tanto se desea. Y continuando la ciudad en su celo y con deseos de aplacar la divina justicia, acuerda nuevamente se prosigan las rogativas además de las que se están haciendo en los conventos de esta ciudad. Y para ello se traiga a la Parroquial del Señor S. Pedro a la milagrosísima imagen de Ntra. Sra. de Alarcos, de cuya iglesia esta ciudad es patrona, y se le haga novenario y, al fin, procesión general a que ha de asistir esta ciudad, convidando para ello al estado eclesiástico y comunidades religiosas, para que asistan en la forma que acostumbran. Y para ello se dé recado al abad del cabildo y al cura de la parroquia y se señala para traer dicha santa imagen, el jueves veinte y ocho del corriente. Y para la disposición del novenario y demás que se ofrezca, se nombra por comisarios a los señores D. Juan Tomás Velarde y D. Gerónimo Vivario, quien lo aceptaron”.
El historiador
Hervás y Buendía afirma en su diccionario histórico que varios devotos
de la Virgen de Alarcos intentaron reorganizar la antigua cofradía de la Virgen
de Alarcos en 1736, “pero parece que tan nobles deseos no pasaron de
proyecto”. Dieciocho años después,
en 1754, el Regidor del Ayuntamiento Bernardino Muñoz de Loaisa “advierte
que los cuartos principales de la habitación de dicha ermita que están
destinados para el día en que esta ciudad concurre a cumplir su coto anual, se
hallan deteriorados e inhabitables de forma que por ello ha suspendido de
algunos años a esta parte, el hacer precisa y cristiana devoción” (Archivo
Histórico Municipal. Caja núm. 24. Libro Capitular, 29; fol. 8 y s.).
A principios del siglo XIX durante la guerra de la Independencia (1808), nos dice Madoz en su Diccionario histórico de España, que se incendiaron las habitaciones de la ermita de Alarcos, lo que obligó a su reparación por entonces su administrador Joaquín Gómez Merino, que según su hijo Joaquín Gómez en su Historia de la Ciudad de Ciudad Real “logró proveerla de Calices, lámparas, Incensario con almenas como la entrada de la casa, y de buenos ornamentos. Hizo decentes habitaciones de vistas deliciosas, portales espaciosos con asientos, cocina y cuadra. Allanó la circunferencia toda en términos de conseguir por entonces una solemne procesión alrededor de aquel recinto, saliendo por la puerta del Medio día, y entrando por la del Norte; Asistió la Parroquia de San Pedro de quien es Sub-urbio, y el Ayuntamiento de Ciudad Real”. Esta celebración se realizó el segundo día de la Pascua de Pentecostés, siendo a partir de entonces cuando el Concejo de Ciudad Real comenzó a celebrar el Voto a la Virgen, desplazando así el 25 de Marzo que era cuando se festejaba su conmemoración, desde tiempos inmemoriales.
A mediados del
siglo XIX el santuario se encontraba abandonado y presentaba un estado
lamentable, lo que obligó a una profunda transformación siendo restaurado en
tiempos de D. Enrique de Cisneros y Nuevas, que era gobernador civil de Ciudad
Real. Tras las obras de restauración el santuario fue entregado al Concejo de
Ciudad Real el 28 de mayo de 1860, renovando ese día el voto de la ciudad el
Concejo, que llevaba varios años sin poderse celebrar. Para mantener el culto a
la Virgen se constituyó una Hermandad, conservándose en el Archivo Diocesano de
Toledo, en la sección de Cofradías y Hermandades, un documento del Ministerio de
Gracia y Justicia y dirigido al Sr. Cardenal Arzobispo de Toledo aprobando sus
estatutos con fecha 18 de diciembre de 1868, sin saberse cuando esta hermandad
se extinguiría y los años de vida que tuvo.
El voto del Concejo de Ciudad Real se siguió celebrando desde 1860 todos los años hasta la llegada de la Guerra Civil Española, con una popular romería. Durante la mencionada guerra (1936-39), el santuario es saqueado, la imagen de la Virgen destruida, así como su hermoso retablo. Terminada la guerra se restaura de nuevo el voto de Ciudad Real a la Virgen de Alarcos en 1940, realizando el escultor ciudadrealeño, D. Antonio Lorenzo García Mora Coronado una imagen de cemento de la Virgen, que actualmente se conserva en el camarín de la Virgen. Esta imagen seria sustituida en 1950 por la actual, que es obra de los escultores valencianos José María Rausell Montañana y Francisco Llorens Ferrer, siendo regalada por el entonces Gobernador Civil de Ciudad Real, D. Jacobo Roldan Losada.
Con la llegada de la nueva imagen en 1950, se intenta constituir una nueva Hermandad de la Virgen de Alarcos, aprobando sus estatutos el Obispado Priorato de la Ordenes Militares de Ciudad Real el 23 de abril de 1953. Pero parece que esta hermandad no tuvo mucho arraigo entre la población de Ciudad Real y desapareció. Tras las obras de restauración del santuario en 1979, y el auge que empezó a tomar la romería de la Virgen, en 1985 es aprobada una nueva Hermandad de Santa María de Alarcos, que sigue teniendo vida en la actualidad y es la que organiza todos los actos en torno a la Virgen junto al ayuntamiento capitalino.
La imagen de la
Virgen fue traída a Ciudad Real en 1954, para participar el 8 de diciembre del
citado año en la clausura del Año Mariano que conmemoraba el dogma de la
Inmaculada Concepción, participando en un acto litúrgico y posterior procesión
con las imágenes de las patronas de los pueblos de la provincia. No fue hasta
el año 1985, y desde entonces todos los años, cuando la imagen de la Virgen
sería traída a Ciudad Real para realizarle un Triduo en la Parroquia de San
Pedro, y trasladarla el día anterior a su festividad a su ermita.
Como dato curioso decir, que en el camarín de la ermita se guarda una rica colección de exvotos ofrecidos a la Virgen como acción de gracias. Entre la clase de exvotos allí expuestos nos encontramos de diferente clase. Hay exvotos de objetos personales. Entre estos se encuentran los ofrecidos por motivo de enfermedades, que son útiles o prótesis usados durante la enfermedad y al acabar ésta, se ofendan como acción de gracias. También dentro de este tipo se encuentran las ropas y adornos personales ofrecidos debido a una promesa, como trajes de primera comunión, boda y bautizo. También encontramos exvotos de partes de cuerpo, los más usuales consisten en cabello humano como las trenzas, que son de especial carácter para el oferente, que daba una parte muy preciada de su anatomía, pues al largo tiempo necesario para obtener unas trenzas hermosas hay que añadir que antaño el pelo largo gozaba de una gran importancia. Por último, hay una gran representación de exvotos de cera que son reproducciones de piernas, manos y cabezas.
Por último decir
que la Hermandad de Ferroviarios de Nuestra Señora de Alarcos y San Rafael,
fundada al amparo de la Federación Nacional de Hermandades Católicas
Ferroviarias de la Sagrada Familia, adoptó como patrona a la Santísima
Virgen María en su advocación de Nuestra Señora de Alarcos y como compatrono al
Arcángel San Rafael, protector especial de los caminantes, con sede en la
Capilla de la Asociación General de Empleados y Obreros de los Ferrocarriles
Españoles, sita en el Parque de Gasset, núm. 1. Su fundación data del 10 de
julio de 1944, siendo aprobados sus estatutos por el VIII Obispo-Prior D.
Emeterio Echeverría y Barrena el 6 de julio del año referido. Fue en el seno de
esta Hermandad Ferroviaria, donde se fundó en el año 1945 la Hermandad del
Encuentro, que procesionaria por primera vez el Viernes Santo 19 de abril de
1946 a las 11 de la mañana desde la Parroquia de San Pedro, formando parte de
la Pasionaria de San Pedro. Desde la fundación de la hermandad ferroviaria, se
celebra todos los años en la ermita de Alarcos una romería anual el día
de la Santísima Trinidad, en la cual tras la celebración de la Santa
Misa, la imagen de la Virgen es sacada en procesión alrededor de su ermita.
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