El Voto a San José era uno de los Votos antiguos del Concejo de Ciudad Real, imagen que se encuentra en la “Ejecutoria librada a petición del Concejo, Justicia y Regimiento de Ciudad Real, por el Presidente y Oidores de la Cancillería de Granada, por mandamiento de Felipe II el 20 de junio de 1562”, que recogía pintadas las grandes devociones de los ciudarrealeños en aquellos tiempos. El Patrono de la Iglesia universal se celebra desde el pontificado de Sixto IV el 19 de marzo, cuando en 1476 por mandato de dicho papa la fiesta en honor del santo patriarca que aún hoy se celebra fue incluida en el calendario romano.
La devoción a San José llegó a nuestra
ciudad de la mano de los Franciscanos, cuyo convento fue fundado en 1263 en las
proximidades del Alcázar, junto a la Puerta de Granada. Este convento, se
encontraba ubicado en el solar que actualmente ocupan el Colegio Público y la
Residencia Universitaria Santo Tomás de Villanueva, en la Plaza de San
Francisco, nombre que recibe precisamente por haber estado en este lugar el
mencionado convento franciscano.
Fue esta orden la que en 1399 adopta la
fiesta de San José (19 de marzo), acordada en varios Capítulos Generales, orden
que a lo largo de la historia ha concedido un puesto especial al padre terrenal
del Salvador, custodio del Redentor y esposo de la Virgen, ya que fue ella la
que promovió la fiesta de los Desposorios de la Virgen con San José (23 de
enero); ella la que instituyo la Fiesta del Patrocinio de San José (miércoles
posterior al II Domingo después de Pascua); ella la que introdujo la devoción
de los Siete Domingos en honor del Santo; ella la creadora del Escapulario de
San José, San Bernardino de Siena (O.F.M.), fue Apóstol de la Devoción a San
José, un Terciario, Pio IX, proclamo a San José Patrono de la Iglesia
Universal, y finalmente, un Terciario, Pío XII, instituyó la Fiesta de San José
Obrero, el 1 de Mayo de 1955.
Seria probablemente durante el siglo XV cuando el Concejo de Ciudad Real acordará celebrar el Voto a San José, ya que en el siglo XVI se consideraba junto a otros santos patrono y defensor “desta Muy noble e muy leal Ciudad de Ciudad Real”, tal y como aparecía en un inventario del archivo municipal de 1595 desaparecido, transcrito por D. Emilio Bernabeu y Novalbos y publicado por el Instituto de Estudios Manchegos en 1952.
De como celebraba el Voto el Concejo capitalino, nos da cuenta D. Inocente Hervás y Buendía en su Diccionario, Histórico, Geográfico, Biográfico y Bibliográfico de la provincia de Ciudad Real, en el cual dice que: “El ayuntamiento pasaba a San Pedro, donde le esperaba el clero de las tres parroquias, entonando las Letanías se dirigían a San Francisco, donde celebraban la Misa con sermón, a su terminación volvían por el mismo orden a San Pedro, disolviéndose”.
En los libros de acuerdos del ayuntamiento durante el siglo XVIII figura que el Concejo destinaba la cantidad de 90 reales en el Voto a San José (con función de Ramos). También en el archivo municipal se conserva un documento de 1769 en el que se pide que se cumpla el Voto de San José, ya que dice que este año no se celebró debidamente.
Posiblemente el Voto desaparecería en el
siglo XIX, con la desaparición del Convento de los Franciscanos en virtud de la
ley de desamortización de 25 de octubre de 1820, cuando se decretó la
disolución de los monasterios y los conventos, incorporando sus bienes al
Estado.
Aunque el Voto a San José desapareció de las celebraciones del Concejo, su devoción fue difundida en Ciudad Real por las Hijas de la Caridad, que llegaron en 1861 requeridas por la Diputación Provincial, para que se hicieran cargo del Hospicio de San José, Casa de Maternidad y Expósitos, y a partir de 1889 en el Colegio de San José, donde la comunidad religiosa realizaba un Novenario en su honor. En la parroquia de Santa María del Prado (Merced), existió una Asociación Josefina que daba culto a San José, y entre otros actos piadosos realizaba “Los siete domingos de San José”.
Aunque actualmente encontramos imágenes de
San José en muchas iglesias, capillas y conventos de Ciudad Real, sin duda las
que mayor calidad artística las encontramos en el retablo del altar mayor de nuestra
catedral en honor a la Virgen del Prado, cuya imagen se encuentra en su segundo
cuerpo junto al trono de la Santísima Virgen del Prado. Es una obra de los
escultores valencianos Rausell y Llorens de 1954, que sustituyó a la destruida
durante la Guerra Civil Española del siglo XVII obra de Giraldo de Merlo; y en un
retablo barroco que podemos ver en la nave de la umbría de la Parroquia de San
Pedro, que fue tallada en 1942 por el escultor Santiago Costas Vaqué. También en
la entrada al colegio de San José, podemos ver un retablo cerámico de los años
veinte del pasado siglo XX, de la famosa fábrica sevillana de Manuel Ramos
Rejano.
En el callejero de nuestra ciudad, existe
una calle en el barrio de Santiago que discurre entre la calle San Antón y la
de Santa Catalina, que recibe el nombre de San José desde el 9 de abril de
1874.
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