Traemos hoy, también, a
nuestras páginas a D. Salomón Buitrago, Maestro de Capilla de la S. Iglesia
Catedral, fundador y director que fue de la Agrupación musical más importante y
de más categoría que ha habido en nuestra ciudad.
El Orfeón Manchego,
compuesto por cerca de cien voces en sus siete cortos años de existencia, llegó
a adquirir una fama y un prestigio extraordinarios, que rebasaron los límites
de nuestra provincia. Sus actuaciones se contaban por éxitos clamorosos,
siempre bajo la dirección y al ritmo de la mágica batuta de D. Salomón.
Obras difíciles y de
envergadura: de Perosi, Wagner, Borodin Haendel, etcétera. Zarzuelas de
categoría: «Bohemios», y «La Viejecita», figuraban en su repertorio. D. Salomón
preparaba y dirigía todo, con un trabajo agotador y una paciencia infinita, ya que
muchos de los componentes de la masa coral, desconocían el solfeo y no tenían
nociones de música.
La guerra, que acabó con
tantas cosas buenas, puso fin a aquella magnífica agrupación musical que tan
alto llevó el pabellón cultural de Ciudad Real.
D. Salomón con treinta
años más que entonces, el pelo ya blanco, pero con la misma simpatía y agrado
de siempre, ha contestado así a nuestras preguntas:
—¿En qué fecha se fundó
el Orfeón Manchego y quiénes fueron sus directivos?
—El Orfeón Manchego se
fundó en el año 1929 y los directivos fueron un grupo de jóvenes que, con gran
entusiasmo, secundaron mis iniciativas: Donado, Arteche, Ruyra, Bermúdez, Canales,
Castro, Sánchez de la Nieta, Manjavacas, etc., etc.
—¿Qué actividades había
dentro de esta entidad cultural?
—La preparación de obras
de tipo folklórico y algunos de polifonía antigua y moderna, las grandes misas
primera y segunda pontifical del Maestro Perosi, y un número escogido de obras
para coro y orquesta, como la gran marde Tanuasery y el Coro ce Peregrinos de
Wagner, El Principe Ygor, de Berodín, el Alleluya de Haendel, Unas canciones de
Ravel, el Coro de Bohemios y la Jota de la Dolores, obra que vino a dirigir el
Maestro de la Coral de Madrid, D. Rafael Benedito, quedando muy satisfecho y elogiando
la labor realizada por la Coral.
—El director de la Coral
era usted como bien recuerdo, ¿quién dirigía las diferentes actividades de la
Agrupación?
—Las otras actividades
las dirigía D. Cipriano Arteche, gran entusiasta de la obra. Se creó un cuadro
artístico que puso en escena las obras siguientes: «El puñao de rosas», «La Viejecita»,
«Bohemios», «Los claveles», «Agua azucarillos y aguardiente», «El cabo
primero», obteniendo con su interpretación un gran éxito.
—Háblenos de la
importancia que llegó a adquirir el Orfeón.
— La Coral llegó a tener
gran importancia, por los elementos que la integraban y por el repertorio tan
escogido que ejecutaba. Recorrimos gran parte de los pueblos de la provincia y
también de las de Cuenca y Toledo, tomando parte en las funciones religiosas y
en los conciertos.
Consolidada la agrupación
y obtenida una pequeña subvención de la Excma. Diputación Provincial de tres
mil pesetas anuales, se nombró una junta Directiva integrada por los señores
siguientes: D. Andrés Arteche, D. Ponciano Montero (Pepe Patacón), D. Cipriano
Arteche y el Director de la Coral. Su primer acuerdo fue crear una Academia de
Música, nombrando para las distintas enseñanzas a los profesores de la
localidad, D. Aureliano Bermúdez, D. Daniel del Rincón, D. Joaquín Bermúdez y
D. Cristóbal Ruyra, consiguiendo, debido a mis gestiones, que fuera patrocinada
por los Profesores del Conservatorio de Música y Declamación de Madrid, y ya el
año 1935, vinieron a la inauguración del curso. Presidieron dicha inauguración
los profesores de armonía D. Benito García de la Parra y D. Emilio Alonso, el profesor
de órgano, D. Bernardo Gabiola y el profesor de violín, Sr. Francés.
— ¿Cuál fue la causa de
su desaparición?
— La causa de su
desaparición, fue la guerra. Los dos pianos y un armonium que con los ingresos
de nuestras actuaciones habíamos adquirido, desaparecieron, juntamente con las obras
del repertorio.
— ¿No sería posible
volver a dar vida a aquélla importante Agrupación musical?
— Yo creo que sí. Pero
hacen falta hombres entusiastas, juventud que se encariñe con la obra y un
hombre con vocación de benedictino.
Esto es lo que nos
contestó D. Salomón, y a sus últimas palabras hemos de añadir, que a nuestro
entender, hoy por hoy, el único hombre con vocación y capaz de revivir el
desaparecido «Orfeón Manchego», sería él. Pero también creemos que las
dificultades serían muy superiores a las del año veintinueve. La vida ha cambiado
totalmente y exige de nosotros, de todos, cada día, más y más, hasta el límite.
No queda tiempo, desgraciadamente, para dedicarlo a estas manifestaciones del
espíritu.
R. G. D. Boletín de Información
Municipal, Núm. 10 Agosto de 1963
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