Otra de las piezas de orfebrería que guarda la Parroquia
de San Pedro de comienzos del siglo XVII, y más concretamente de 1604, es un relicario de San Blas que se pone a la
veneración de los fieles cada 3 de febrero. Juan Crespo Cárdenas en su obra “Plata
y Plateros. Ciudad Real, 1500-1625”, nos dice lo siguiente de este relicario:
“Plata
dorada, torneada, fundida, relevada y grabada. Totalmente desmembrado, el pie
abollado, falta la mitad del pináculo superior. Tiene 36 cm de altura, 13 cm de
diámetro de pie, 11 x 8,7 cm el relicario. 1.300 g. En el friso del templete:
DIO ESTA RELIQVA P D AVCHVELº / GVARNECIOLA SV NIETO IVAN DE /
ANCHELº FAMILIAR DL.S.OFFCIO / .S. T BLAS I ORA PRO NOBS /1604/ (Varias letras
unidas).
Relicario
compuesto por pie circular con zócalo recto seguido de moldura convexa
ornamentada por cuatro espejos verticales entre decoración de ces y lazos,
sobre picado. Mediante una escocia se da paso a pieza lenticular con ambos
hemisferios achatados, repitiendo la misma decoración que la moldura anterior.
El astil se conforma por gollete cilíndrico entre platillos, nudo ajarronado
sobremontado por toro y cuello troncocónico iniciado en pieza discoidal. El
templete cuadrangular, con relicario cerrado en todos sus lados se sostiene por
cuatro columnas toscanas, rematadas en parte inferior por bellota, y friso liso
con inscripción. La zona superior se cierra por plancha lisa con pináculos en
vértices, cerrándose por cúpula de media naranja enriquecida por espejos, ces y
lazos, coronada por tambor cilíndrico seguido de moldura cupuliforme y
pináculo. En el interior de la caja la reliquia, introducida en un cristal
cilíndrico, descansa sobre cuerpo ajarronado.
La
pieza carece de marcas. Se puede observar cierta tosquedad a la hora de
ejecutar el relicario. No guarda la armonía y proporción propia de la época. Si
observamos detenidamente la pieza, comprobaremos que el astil por sí solo era
insuficiente para soportar la caja, por lo que el platero, puede que se viera
obligado a insertar ese cuerpo lenticular entre el pie y el astil, para así
darle una mayor altura y esbeltez al conjunto. Dentro de este tipo de piezas no
es usual encontrar una moldura de esas características localizada en esa zona.
Es por este motivo, junto con la ausencia de marcas, por lo que pensamos dar su
autoría a algún artífice local. También la manera de enriquecer el relicario es
similar a la salvilla, encontrada en el monasterio de las dominicas de Ciudad
Real o a las piezas realizadas por Tomé de Acosta para el monasterio de
dominicas de Almagro, monasterio de carmelitas descalzas de Ciudad Real, o las
andas guardada en la parroquia de san Bartolomé de Almagro; todas ellas
realizadas durante el mismo periodo”.
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