Interior
de la Parroquia de San Pedro con el sacerdote predicando desde el antiguo púlpito
Terminada la Guerra Civil Española el 1
de abril de 1939, el párroco que lo fue hasta el inicio de la guerra de la Parroquia de San Pedro, D.
Emiliano Morales Rivera, que había salvado la vida, fue el que se hizo de nuevo
cargo de la parroquia y a quien le tocó reconstruirla.
El informe que publique ayer, nos da
idea del estado penoso que se encontraba la parroquia en 1939 y la gran labor
que tuvo que hacer D. Emiliano para que volviera de nuevo al culto.
Vista
del altar mayor tal y como quedo después de la Guerra Civil Española
Así de su altar mayor solo se salvó su estructura y la imaginería superior del mismo, por lo que se colocó
una reproducción del antiguo cuadro de San Pedro en el centro del retablo,
sustituyendo las antiguas imágenes de Santos que se encontraban en la parte
inferior, por unas nuevas tallas del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado
Corazón de María.
Vista
del pulpito de forja construido tras la Guerra Civil
Entre el altar mayor y la capilla de los
Veras se encontraba un retablo dorado en oro, que se salvo de su destrucción de
la guerra, que se dedicó a la Milagrosa, estableciéndose en la parroquia la
Asociación de la Medalla que tenía dos ramas, una de mujeres y otra de hombres.
Las mujeres pertenecían a la asociación anteriormente reseñada y los hombres a
la Asociación de Caballeros de la Milagrosa.
Tal
y como quedo la nave de la epístola tras la Guerra Civil y después de 1953
Estas dos asociaciones tenemos
documentada que funcionaban en la citada parroquia a comienzos de los años
cuarenta del pasado siglo XX, siendo estas asociaciones junto al Párroco de San
Pedro, Rvdo. Sr. D. Emiliano Morales Rivera, quienes adquirieron en 1943 por un
importe de 4000 pesetas, una imagen de la Virgen Milagrosa a los escultores
valencianos, José María Raussell Montañana y Francisco Llorens Ferrer.
Retablo
que se encontraba entre el altar mayor y la Capilla de los Veras dedicado a la
milagrosa
La imagen de 1.50 cm. sigue
escrupulosamente el prototipo establecido en Francia según las narraciones de
la Santa visionaria, de ahí que María sea una bella doncella y vaya vestida con
una estilizada túnica ceñida a la cintura y manto azul con vueltas que cae
delicadamente sobre sus brazos, coronada por la típica aureola de las doce
estrellas.
La
imagen del Cristo del Perdón y de las Aguas con el retablo que se le construyó
en 1954 en la Capilla de los Veras
Esta imagen presidia el retablo
anteriormente reseñado, celebrando todos los meses la Asociación de la Medalla
Milagrosa cultos en su honor. En el mes de noviembre junto a la Asociación de
Caballeros de la Milagrosa, se organizaba un Triduo que concluía el día 27 con
la salida procesional de la imagen, en la que participaban las alumnas del
colegio de San José.
El retablo de la Milagrosa de la
Parroquia de San Pedro, fue desmontado en la restauración que sufrió el templo
a comienzos de los años setenta del pasado siglo XX y retirada del culto la imagen de la Virgen,
de la cual desconozco el paralelo de la misma.
Retablo
de Nuestro Padre Jesús Caído construido en 1953 entre el altar mayor y la
capilla de San Juan Bautista
La capilla de los Veras volvió a ser dedicada
al culto del Santísimo Cristo del Perdón y de las Aguas, con una imagen que se adquirió al escultor conquense Luis
Marco Pérez, que llegó a nuestra ciudad en 1943, colocándose en una hornacina
excavada en la pared frente a la cancela de entrada que se pintó de bermellón.
La capilla fue restaurada en 1954 por la hermandad, saneándola y adquiriendo un
retablo de madera dorada con pan de oro en el que se enmarcaba la imagen,
suponiendo la obra, entre albañiles, carpinteros, tallista y dorador, 13.000
pts.
Vista
de la puerta de la Capilla de San Juan Bautista, donde podemos ver varias
piezas de cerámica realizadas tras la Guerra Civil en los talleres de cerámica de
Triana en Sevilla
Desde la restauración de la Parroquia de
San Pedro en los años setenta del pasado siglo XX, la imagen del Santísimo
Cristo del Perdón del Perdón y de las Aguas fue trasladada desde su capilla, pasando
a presidir el altar mayor de la parroquia, donde actualmente recibe culto, dedicándose
actualmente la capilla de los veras al culto del Inmaculado Corazón de María y
de San Antonio María Claret.
Así
quedo el retablo de Nuestro Padre Jesús Nazareno tras la Guerra Civil y hacia
1942
Entre la capilla de San Juan Bautista y
el altar mayor se colocó un retablo en el año 1953, adquirido por la Hermandad
de Jesús Caído, retablo tallado y dorado
en pan de oro, donde se oficiaban misas. Al iniciarse las obras de restauración
de la parroquia en 1970, la imagen abandonó el templo donde había recibido
culto durante 365 años, desmontándose su altar que se perdió para siempre, y no
volviendo a recibir culto diario en el citado templo la imagen de Jesús Caído,
algo incomprensible.
Vista
del interior de la parroquia tras la guerra y una vez reconstruido el
mobiliario de la misma
El retablo de la capilla de San Juan
Bautista no fue destruido durante la guerra, por lo que al término de la misma
se volvió a dedicar a Nuestro Padre Jesús Nazareno, colocándose en el centro de
la misma la nueva imagen del escultor sevillano Antonio Illanes Rodríguez
adquirida en el año 1942. Junto a la imagen del Nazareno se colocaron las imágenes
de San Blas, Santa Rita y coronando el retablo la imagen de Santa Teresita del
Niño Jesús.
Otra
vista del interior de la parroquia
En la capilla de funeraria de D. Fernando
de Coca, el retablo de alabastro sufrió la pérdida de la imagen gótica de la
Virgen del Loreto, y no siendo sustituida esta hasta 1967 por una nueva imagen
del escultor madrileño, Faustino Sanz Herranz. El sepulcro del chantre fue
profanado y sufrió grandes desperfectos, siendo restaurado en 1945 por Antonio
Coronado, que tallaría de nuevo las partes destruidas en 1936.
En cuanto al coro este perdió toda la imaginería
que poseía, colocándose la nueva imagen del Santísimo Cristo de la Buena Muerte
presidiendo el mismo. Por último el mobiliario de la parroquia tuvo que
renovarse en su totalidad, realizándose un viacrucis cerámico sevillano.
Vista
de parte del coro tras la Guerra Civil
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