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jueves, 1 de noviembre de 2018

EL PANTEÓN DE LOS ASESINADOS POR EL FRENTE POPULAR EN EL CEMENTERIO DE VALDEPEÑAS


El Panteón de los Mártires de Valdepeñas, es una gran fosa común, donde fueron asesinadas más de quinientas personas por los republicanos del Frente Popular, donde los familiares de los asesinados saben que están los cuerpos de sus seres queridos, pero que nunca pudieron recuperar 

Este Panteón está dedicado a los caídos en la guerra en el bando Nacionalista cuyo edificio fue construido en el periodo del régimen Franquista. Los Mártires de la guerra fueron personas que por sus ideas más conservadoras acabaron ejecutados injustamente por ello, por el brazo de la República. Los inicios de la guerra en Ciudad Real estuvieron marcados por el terror y el anticlericalismo, comenzando en la Provincia con el objetivo de liquidar físicamente a los que se consideraban enemigos de la República, comenzando este infierno el 18 de julio. Hemos de decir que algunas personas que eran republicanos fueron ejecutados de forma equivocada ya que algunos cayeron víctimas por envidia siendo acusado de desafecto al gobierno de Azaña, siendo exterminados, incluso cualquier cosa que dijeras que fuera mal interpretado te pondría a juicio con tortura que si no la pasabas con éxito al hoyo.


Los primeros tres meses de la guerra en la provincia ciudadrrealeña y contando Valdepeñas, se produjeron incontables asesinatos y ejecuciones a todo aquel contrario aparentemente de la República. El mandato de la República de liquidación, hizo que los milicianos se ensañasen con sus enemigos empleando en la mayor parte de los casos las tapias del cementerio municipal de la localidad para sus fusilamientos. La represión que se armó ocasionó 191 víctimas de la guerra en Valdepeñas casi tanto como en la propia Capital (195), y siendo la mayor localidad de la provincia de existencia de ejecuciones. Dichas ejecuciones consistían en diferentes métodos de tortura y de la forma de matar más dolorosa posible en algunos casos. Estos eran desmembraciones, violación de mujeres y en el arte de matar el más rápido era el fusilamiento directo, pero no siempre era así, pues se ha recogido casos de sepultaciones de personas vivas, aplastamiento con camiones o cualquier otra vejación que ni la imaginación llega a alcanzar por su alto contenido atroz. Lo peor en estos casos es que se mataba a gente que no se le dio la oportunidad de defenderse cuerpo a cuerpo con la misma oportunidad, siendo muchas veces víctimas inocentes de una masacre que rozaba ya los límites de la locura y el fanatismo, que al través del raciocinio no tiene sentido.

En un informe de la causa general habla de dos checas, retén y concordia, donde fueron asesinados o torturados varias personas. Otros fueron en el cementerio, donde eran víctimas del paseo realizado desde las checas o desde sus domicilios en un vehículo incautado a la panadería Santa Teresa. Posteriormente eran arrojados al pozo existente en su interior. En el citado informe en Valdepeñas fueron asesinadas 153 personas de la localidad y un total de 400 entre los trasladados de los pueblos limítrofes siendo Torrenueva,  Santa Cruz de Mudela, Castellar de Santiago y Moral de Calatrava, haciendo un total de 553 fallecidos en Valdepeñas, tanto lugareños como forasteros.


Al final de la guerra acontecido el 1 de abril de 1939 el bando Nacionalista se hace con Valdepeñas, comenzando ese día las actas del ayuntamiento por el nuevo gobierno paralizadas desde el 21 de febrero de la anterior política. De la sesión del 1 de abril, comienza a designarse el nuevo ayuntamiento y por tanto de arreglar lo básico que dejó tras de sí la guerra que se hace en el prólogo del 29 de marzo. A partir de entonces podemos ver diversas peticiones que hacen los vecinos de Valdepeñas y entre ellos el recuerdo hacia los caídos en la guerra por parte del bando Nacionalista como es lógico, mientras ellos hacían esta vez lo mismo contra los republicanos que quedaron durante la década de los 40 con la represión provocada por la Dictadura de don Francisco Franco, Jefe de Estado. El 10 de septiembre de 1939 en la sesión se aprobó la honra de todos aquellos funcionarios muertos por los marxistas autorizando al obispo de la Diócesis para la celebración de una misa en el salón de sesiones en memoria y sufragio de las almas de aquellos mártires. Esto es un ejemplo de lo que querían y deseaban los familiares de los caídos en la guerra. Poco antes, el 6 de junio en el Pleno se dio lectura de una carta de don Alberto Bermúdez y de Tomás Caro Patón, solicitando la cesión gratuita de todo el terreno que comprende el cementerio civil conlindante del católico, donde se enterraron todos los mártires, vecinos de la localidad y de los pueblos del partido judicial asesinados por los republicanos y en cuyo sitio piden que se eleve un Panteón para honrar la memoria de todos aquellos caídos. La corporación lo aceptó.

Otro de los asuntos que se trató fue la instancia hecha por Martin Munguez García Filola, en la que ofreció al ayuntamiento un pedazo de tierra conlindante al cementerio católico, es decir el lugar donde luego se ampliaría el cementerio por su lado oeste y que un año después ya fallecido este señor la comparecencia efectuada ante el alcalde por doña Ageda,  don Manuel, don Lorenzo, don Martín, y doña Fernanda Munguez de la García de la Calera, asistida esta última por don José María Rodríguez para el ofrecimiento de dicho terreno que se cerró ese día. Con ello se ampliaría el lugar de donde tiempo después se construiría el Panteón de los Mártires,  lugar donde antes en el periodo de la guerra era parte del cementerio donde se enterraban a los que morían fuera de la religión católica siendo la zona en el que se encontraba la fosa común en el que los ejecutados, sobretodo sepultados vivos, fueron a parar aquí como víctimas sin sepultura digna. Otros cadáveres que podían ser cerca del centenar, eran entregados a familiares y sepultados según rito vigente.


En recuerdo de toda esta masacre es la construcción del Panteón de los Mártires de 1936-1939 y encima de la antigua fosa común se hizo una explanada cerrándose dicho barranco y consignando un responso sepulcral común a los fallecidos por la causa. El Santuario de los Mártires empezó su construcción en febrero del año 1942 contratándose para ello al constructor de Valdepeñas Francisco Fuentes Sánchez y el coste de la obra total ascendía los 84024,92 pesetas de las de entonces, tanto en material como en mano de obra. Las obras del Panteón surgirían sin problema hasta en agosto del año 1943 en que para la terminación de la misma hacía falta 60000 pesetas, cuyas 25000 pesetas fueron sufragados por los familiares de los fallecidos. Para solventar de la mejor manera dicha situación, se propuso la formación de un crédito tomándose el superávit de liquidación presupuestaria del año 1943 por el ayuntamiento, en el que la comisión del Panteón se recaudó por donaciones particulares. El ayuntamiento al conceder dicha subvención tendría el derecho de fiscalizar obras y proyectos del Panteón. Pero todo ello no sería fácil pues en los últimos tres meses del año 1943 surge el problema de que el ayuntamiento no pudo llevarlo a efecto por falto de fondos estudiado por el señor Interventor lo que dictaminó éste que se incluyera la ayuda ya para el año 1944 cuyo acuerdo del Pleno se llevó a cabo el 19 de enero de 1944, debido a la petición formulada el 6 de diciembre anterior para que el ayuntamiento continuase las obras con el gasto que quedaba que era de 56024,92 pesetas para su completa terminación. Más adelante el 8 de marzo de 1944 existe una celebración por la comisión Municipal donde se da a conocer que el gestor señor Fernández García Rabadán manifestó que tiene conocimiento de que algunas familias querían aportar más dinero para el Panteón en la ayuda de la carencia de dinero que estaba haciendo estragos en el seguimiento de la obra del Panteón en el que ya el 4 de marzo se consiguió los 25000 pesetas aportadas por los familiares y estos enterándose de lo ocurrido, algunos querían sufragar más cantidad en lo que pudieran y vieran oportuno.


El 11 de agosto de 1944 el señor García Rabadán pide al ayuntamiento suspender temporalmente las obras del Panteón por falta de material y mármol necesario para el mismo y dio un aviso al sindicato de Monovar (Alicante), para que no se demore en remitir el nuevo material, cuyo traslado de ese mármol se completó el 20 de septiembre y comenzó por solicitud del ayuntamiento y del proceder del señor Gestor para reanudarse de nuevo la obra.

Ya para mayo del año 1945 la capilla está casi finalizada faltando el cemento para su terminación definitiva y el 30 de agosto el ayuntamiento pide que se retire los escombros y grava de detrás del Panteón,  restos que quedaban de la obra efectuada. En septiembre terminó las obras de la capilla quedándose ejecutadas y el 31 de octubre de 1945 se realizó la bendición de la cruz del Panteón y su inauguración para el día de todos los Santos de ese mismo año, en el que el obispo Prior de las órdenes Militares Emeterio Echeverria, el gobernador civil y Jefe Provincial de aquel entonces, estuvieron presentes en dicha ceremonia junto con otras Autoridades y Jerarquías en el que se hizo la primera misa en el recinto en recuerdo de los mártires,  asistiendo gran afluencia de público al ver la ceremonia. En la misma visita del señor obispo, la cruz de los caídos de mármol que campearía en la Plaza, fue bendecida también ese mismo día.  Dicha cruz fue trasladada al cementerio el 16 de agosto de 1978 para colocarlo en la parte central del cementerio que fue realizado para tal fin.


Las obras del Panteón de los Mártires ya terminaría, pero todavía quedaban algunos retoques y mejoras de desperfectos de su estructura, y el 29 de abril de 1946 el señor Espinosa, Gestor de entonces, solicitó un ligero repaso en el Panteón junto con la conservación y ornamentación del monumento, además de la creación de la nueva Comisión de Pro-Mártires compuesta por el párroco de la Asunción don Eleuterio García Cid, el del santo Cristo don Antonio Sánchez Barba del Rio, Delegado local de Excautivos don Joaquín Artega Zulueta y representación de los familiares de los caídos, siendo vocales de representación, don Abel Tarancon Rodero, don Francisco López Lerma Moreno, doña Josefa Santa María Recuero y doña Dolores Camacho Caminero, cuyo expediente del mismo fue aprobado el 23 de julio de dicho año. Toda la comisión se formaría para el cuidado y mantenimiento de dicho Panteón. Su trabajo en los primeros años fue la reparación de unas goteras de la cúpula el 26 de julio de 1946, la terminación de las vidrieras de los ventanales, aunque ésta la primera vez vino defectuosa y se tuvo que repetir la operación por la empresa contratada de Vidriera Artística S.A de Madrid, con un coste de 14280 pesetas en abril de 1947. Al año siguiente se vuelve a colocar el alumbrado del Panteón ya que fue retirado para la colocación y arreglo de cristales en el mismo. En febrero de 1947 fue reparada las escaleras y repaso de Juntas de los ventanales, aunque con ello la obra no queda finalizada pues el 19 de junio de 1950 se informa de desperfectos en la vidriera del Panteón cuya propuesta lo hizo el consistorio al señor López Manzanares.


Con el paso del tiempo el Panteón tendría algunos problemas que debían ser solventados, como el deterioro que sufría en marzo de 1957, cuya situación lo calificaban de "lastimosa" y podría llegar al extremo de sufrir derrumbe si se demorasen en los trabajos, pero no surtió efecto ya que en octubre de ese mismo año todavía había problemas en su estructura teniendo que contratarse al Aparejador Municipal para supervisar la misma y realizando informe para efectuar la obra por la cúpula,  que era la zona más dañada de todo el edificio.


En cuanto a su arquitectura consta de planta de cruz latina en cuya entrada la fachada se alza por sus laterales en forma de escalinata hasta conformar la bóveda de cañón a la altura del acceso. En la parte alta de dicha entrada que es de forma en dintel, podemos observar el resalte donde está colocada las letras en mayúscula de "MARTIRES" y debajo 1936-1939. La decoración superior consta del águila imperial de la dictadura de Franco y encima de éste una Cruz. En los brazos de dicha planta del edificio en cruz, idéntica factura a la de la fachada de acceso podemos apreciar, componiendo éstos de ventanales con dintel parecido a la puerta principal pero a la que desde dentro sirve solo para la iluminación debido al desnivel del suelo del interior a diferencia con el exterior. Encima del ventanal que da al lado norte existe el símbolo de la cruz de Borgoña mientras que en su lado opuesto se sitúa el símbolo de la Falange. En el centro de la planta de cruz latina se remata por una cúpula elevándose octogonal cuyo cada lado se abre un ventanal con arco de medio punto. Se cubre ésta con una bóveda rematándose con una cruz de piedra. En el interior del edificio se presenta una bóveda de cañón desde la entrada que va a morir en la cúpula donde se abren los cuatro arcos torales y donde se localiza el altar de la capilla. Detrás de ella se accede a la pequeña habitación trastero, en el que en su parte alta se puede ver la vidriera con el descenso de la cruz de Jesús sostenido por ángeles. En los laterales y en diferentes lugares del edificio se pueden ver placas con los nombres de los mártires fallecidos en la guerra contándose un total de 268 reconocidos.



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