En el año 1946, se comienza la
construcción del Pabellón de ingreso del “Pabellón Central del Hospital Provincial”, en el
solar donde estuvo el convento e iglesia de los carmelitas descalzos. En él irían
instaladas las consultas públicas, servicios de Farmacia, Rayos X, Salas de
clasificación y desinfección, Laboratorios de Análisis Clínicos, Residencia de
la Comunidad, Servicios Administrativos y capilla. En los sótanos iría
instalada la central térmica de calefacción de agua caliente para todos los
grupos hospitalarios y manicomiales.
El proyecto realizado por el arquitecto
Arturo Roldán Palomo, tiene una planta en U con su tramo recto generando la
fachada principal en la que se define un gran plano unitario con un cuerpo
central realizado en granito de doble altura que deja posteriormente la fábrica
de ladrillo y dos cuerpos laterales de ladrillo visto con once huecos regulares
cada uno de ellos en sus dos plantas. La unidad de la composición viene
resaltada por el uso de los materiales que crea grandes zonas de composición:
zócalo y cornisa en vertical, cuerpo central y remates laterales del conjunto.
En el interior de cada una de estas zonas un cuidado del detalle constructivo
resuelve los diferentes elementos: en el ladrillo los dinteles resueltos con el
sardinel o los vierteaguas también realizados en ladrillo. En el pórtico de
entrada, zócalo, remates laterales o cornisa es el despiece de la piedra y su
estereotomía el que resuelve los problemas constructivos.
En este alzado es la composición
equilibrada de las medidas y el uso sobrio de los materiales los que le
confieren su dignidad y su valor arquitectónico simbólico estableciendo un
cuerpo de ingreso en el conjunto que valora la realidad de todo el conglomerado
posterior existente.
La fachada posterior es mucho más
compleja e irregular con cuerpos salientes y elementos de una sola planta
creando pequeños pabellones en un espacio fragmentado. El juego de volúmenes se
hace más rico y la formalización del edificio aparece de manera muy distinta a
la fachada principal donde el interés representativo y simbólico prima sobre la
arquitectura racionalista que subyace en el edificio proyectado. Los ritmos de
huecos, la geometría severa de los volúmenes y las diferentes perspectivas
enriquecen el edificio en su acceso y visión posterior.
La sección del edifico por la rampa de
acceso deja ver las tres plantas del conjunto y una diferencia entre los
diferentes cuerpos construidos: el de entrada con dos plantas de altura, uno
posterior con una sola planta y estructura de cerchas superiores para salvar
las mayores luces existente y el cuerpo posterior de la capilla con su
elevación en el crucero de la misma.
El nuevo pabellón tenía un gran vestíbulo
con cinco puertas de roble que dan acceso al interior, bajo un pórtico de
granito y piedra caliza, con instalación de luz indirecta, y a él se abren los
antedespachos de la Dirección del Hospital General y de la intervención.
Del mismo partían igualmente dos
galerías que conducen al Pabellón Médico Quirúrgico, al Militar, Salas de
Infecciosos y Pabellones Psiquiátricos y a estas galerías se la Dirección,
Biblioteca, Servicio de Electrología, Médico de Guardia, Intervención,
Laboratorio de Análisis, Farmacia, departamento de Capellanes y los de higiene
y aseo.
El vestíbulo conducía igualmente al Sanatorio
Provincial, que contaba con doce habitaciones perfectamente instaladas,
orientadas al suroeste. Todas las habitaciones tenían su cuarto de aseo
independiente, además de los cuartos de baño instalados en el departamento, así
como teléfono individual.
Este nuevo Pabellón Central del
Hospital, comenzó a funcionar en 1951.
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