El pasado martes se inauguraba la
escultura tallada por Francisco Ortega Fernández, de Don Quijote y Sancho,
sobre el viejo olmo centenario a las puertas del Parque de Gasset. Este árbol
tuvo que ser talado después de que se cayera una rama de 400 kilos en el año
2013. Un informe aconsejaba la tala del árbol, dado su estado de pudrición,
para evitar accidentes.
El ebanista y carpintero ya jubilado
Francisco Ortega, reconocía que un día pasó por la puerta del Parque y vio cómo
estaban cortando las ramas y se dijo “si tenemos aquí a un paso el Museo del
Quijote, y este tronco que ya ternemos sin ramas… aquí tenemos a Don Quijote y
Sancho. Algunos se lo creían y otros no… pero yo sabía que aquí estaba el
Quijote y Sancho”.
Ortega propuso al Ayuntamiento el poder
utilizar esta madera para realizar una escultura alusiva al Quijote, cuyas
escenas ya había representado en otras obras. La concejala de Medio Ambiente,
Manuela Nieto-Márquez, vio positivo su realización y permitió su realización. Y
a golpe de gubia, cincel y mazo, ha transformado durante el último año, este
tronco muerto en estas figuras cervantinas.
El tronco mide más de
un metro de diámetro, y de altura, el Quijote mide 2,30 metros y Sancho, 1,90
metros, y la escena tallada narra cómo Sancho Panza trata de retener a su señor
cuando ve a los lejos a los molinos que él veía “gigantes”. Además, ha añadido
dos leyendas a modo de bocadillos de los comics: a Don Quijote diciendo
“Aquellos que allí ves de los brazos largos, que los suelen tener algunos de
casi dos leguas” y a Sancho “que no son gigantes, sino molinos de viento”.
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