Con gran alborozo, con inusitado júbilo, ya que el caso lo merece por ser motivo trascendental en el diario acontecer de un pueblo, Carrión de Calatrava se dispuso a recibir, como valioso legado histórico, a la antigua y venerada imagen de Santa María de los Mártires, que, después de restaurada por habilísimos artífices, vuelve a su lugar de origen tras una serie de vicisitudes, prosperas unas y adversas otras, pero culminadas éstas con el milagro, diríamos, de haber podido rehacer la imagen de esta Virgen e incorporarla a la vida espiritual y religiosa de este pueblo. Vuelve al solar calatravo de este término municipal que Ella presidiera luengos años y siglos desde su santuario, junto al campo de los mártires inmolados en las aledañas tierras del castillo de Calatrava la Vieja.
Ahora, por motivos especiales y por concesión del obispo prior de las Ordenes Militares, la citada imagen ocupará un lugar preferente en la iglesia parroquial de Santiago Apóstol de esta villa. Para ello se ha aderezado una muy principal capilla cercana al presbiterio, a la que se ha tratado de darle un aspecto sencillo sin adornos ostentosos, cualidades éstas que han de resaltar el valor artístico de tan bella talla, y el encanto, casi embeleso que se advierte en una prolongada contemplación.
Y puesto que pisamos tierras de señorío y
abolengo, bueno será que intentemos hacer una breve reseña histórica de Santa María
de los Mártires al instituirse su culto en estos lugares. Será preciso citar también
el castillo de Calatrava porque una y otro tienen vínculos indelebles en las
heredades de la poderosa Orden de Calatrava.
Cronológicamente hay que remontarse hasta
principios del siglo XII con los que la historia señala como interesantes, en
lo que fue escenario de contiendas bélicas, en los años de la reconquista contra
los musulmanes. En tierras de Carrión radican las ruinas de una antigua
fortaleza conocida por Calatrava la Vieja, y en tiempo más remoto se le
denominaba "Turres" encontrándose esta mansión en el camino de Mérida
a Zaragoza por Almadén. Este viejo castillo, que debió ser grandioso en cuanto
a su extensión y situación estratégica, se hallaba en la cima de un alcor, en
la margen izquierda del río Guadiana cuyas aguas inundaban su foso a su paso por
las tierras manchegas. Los árabes llamaron a esta plaza de armas KALAAT
RAAAWAK, que se interpreta como "Castigo de las ganancias". Después
de conquistada esta plaza en 1147 por Alfonso VII, fue consagrada la Mezquita
Mayor de Calatrava en honor de la Virgen Santa María, en la que pusieron diez clérigos,
concediendo al superior jurisdicción eclesiástica y titulo de arcediano de
Calatrava. El emperador hizo donación de ella, en 1150, a los Templarios,
milicia religiosa establecida en castilla desde el 1128, quienes la mantuvieron
durante ocho años. En sus inmediaciones parece que existió la villa de Calatrava,
población que tuvo destacada importancia en aquellas centurias. Su nombre, de gran
preponderancia en la historia, lo tomó para sí la Orden de Calatrava que aquí fue
creada en el siglo XII. Esta dicha Orden, fundada por el abad cisterciense Raimundo
de Fítero, sirvió, con la eficaz ayuda de fray Diego de Velázquez, para impedir
el paso de las huestes musulmanas hacia el norte.
Si monumento artístico puede ser una obra escultórica o arquitectónica conmemorativa por tal monumento puede considerarse el santuario de Santa María de los Mártires, levantado por disposición del VII Maestre de la Orden de Calatrava, don Rodrigo Garcés, en memoria de los que aquí sucumbieron cuando la derrota de Alarcos y Calatrava la Vieja el 17 de julio de 1195. Tiempo después de reconquistada Calatrava la Vieja en 30 de junio de 1212 por Alfonso VIII se hizo esta suntuosa iglesia, para la que tomaron el nombre de los mártires aquí enterrados. Y así surge la imagen de Santa María de los Mártires, que es una preciosa y antiquísima talla de mármol. Se halla sentada, con manto y túnica a la romana, y sobre su cabeza ostenta una corona mural. Tiene en los brazos al niño Dios, y la Virgen huella con su planta un caimán, símbolo del pecado. Posee la imagen todos los rasgos propios de la iconografía mariana de aquella época medieval.
Al trasladar el Maestre don Martin
Fernández de Quintana la citada Orden a Calatrava la Nueva llevó consigo la
imagen hasta su nueva residencia. Pasaron varios siglos hasta que la Orden de Calatrava
fue trasladada otra vez de residencia, pasando en esta ocasión a Almagro en el
1804, y nuevamente la Virgen de los Mártires es llevada también a esta ciudad,
recibiendo fervoroso culto en el suntuoso convento de religiosas de la Asunción,
donde se albergó el convento y casa mayor de la Orden de Calatrava, pudiendo decirse
que ésta fue la tercera morada que ocupó esta Virgen andariega. Por diversos
motivos que concurrieron en aquel tiempo, la citada imagen, quizás sin el amparo
de la Orden, fue encontrada entre ruinas, y los vecinos de Carrión, amantes de
su pasado, la reclamaron para llevarla a su primitivo templo, cercano a Calatrava
la Vieja.
Tras esta prolongada ausencia, de la que hemos hecho mención, hay que señalar que en su antiguo santuario se veneraba a Nuestra Señora de la Encamación, patrona de Carrión de Calatrava, por lo que se le dio a aquél este nuevo nombre. Por tanto, al retornar la imagen a este lugar, es muy posible que ocupara desde entonces el llamado "Cuarto de los Mártires", donde recibía piadosas visitas. Tan reducida ermita, con una construcción muy particular, pudiera haber pertenecido antes a Santa Catalina, puesto que en 1721 aún existía en estas proximidades; sin que dicha opinión pueda considerarse como cierta.
Completando las advocaciones marianas. que han concurrido en esta parcela privilegiada del Campo de Calatrava hay que recordar que en 1212 se habilitó la iglesia de Calatrava, la que se dedicó a Santa María de la Blanca, permaneciendo en ella hasta el último tercio del siglo XVIII, que la trasladaron a la iglesia de Santiago de Ciudad Real.
Todo cuanto atañe al tema principal de este trabajo sobre tiempo más reciente, no se hace mención de ello por ser suficientemente conocido.
Y aquí queda expuesto, a grandes rasgos,
un compendio de datos, hechos y fechas concernientes a Santa María de los
Mártires y de lo que en torno suyo tuvo evidente identidad. Algo que une el
pasado con el presente, un pasado que se inició hace siglos y ha llegado con el
curso de la Historia, hasta nuestros días. El recuerdo de todo cuanto fue se
acrece en este día porque nos lo trae de la mano Santa María de los Mártires,
esa augusta imagen que nuestros ojos, reverentes, contemplan. ¡Que Ella nos
proteja!
Julián Ruiz Peco. Diario “Lanza”, martes
28 de septiembre de 1976
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