El barrio del Larache nació a unos
doscientos metros de la desaparecida estación de Renfe situada en la ronda de
Ciruela. Uno de los problemas principales de la barriada desde su fundación, en
los años veinte del pasado siglo, fue el problema de comunicación de esta con
el centro de la ciudad. No existía paso a nivel que facilitara la circulación
de automóviles entre la ronda de Ciruela y la barriada, por lo que obligaba a
los vecinos hacerlo a través de la carretera de Fuensanta, un recorrido próximo
a los 6 kilómetros. Los vecinos que optaban a realizarlo a pie, lo realizaban cruzando
las vías de tren. Este problema se resolvería en 1985, con la inauguración de
un paso subterráneo que desde la calle Pozo Dulce, atravesaba la ronda de Ciruela
y las vías férreas. Con la desaparición de la vieja estación de Renfe y la
urbanización de los terrenos, desaparecería este subterráneo y la barriada del
Larache quedó plenamente integrada en la ciudad.
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