El
colegio de Nuestra Señora del Prado se instaló en 1928 en el edificio del
antiguo asilo de las Hermanas de los Pobres
Las Hermanitas de los Pobres era una
congregación religiosa de origen francés que se instaló vez en Ciudad Real el
15 de octubre de 1884 en la calle de Toledo. Buscando un mejor edificio se
trasladaron a la calle Real, esquina a la de Reyes, adquiriendo un solar en la
Puerta de Granada para la edificación de un nuevo asilo, colocándo la primera
piedra el Ilmo. Sr. D. José María Rancés el 12 de junio de 1886. Al inaugurarse
el asilo se habilitó una capilla provisional, hasta que se construyó una
adosada al edificio que fue bendecida por el Ilmo. Sr. D. Remigio Gandásegui el
10 de septiembre de 1905.
Este asilo estaba rodeado de amplios
solares y se quedó vacío en 1926, cuando las Hermanitas de los Pobres deciden
abandonar Ciudad Real y poner a la venta el edificio. Como dije ayer los
marianistas tenían totalmente lleno de alumnos el Instituto Popular de la
Concepción, y deciden ampliar sus labores de enseñanza adquiriendo para ello el
edificio del asilo en la carretera de Miguelturra Nº 16, por un importe de
268.000 pesetas.
Una vez adquirido el edificio se reformó
para destinarlo a centro de enseñanza e internado, instalándose en él las
clases de pago al comenzar el curso escolar 1928-29, poniéndose bajo la
protección de Nuestra Señora del Prado, Patrona de Ciudad Real.
La
fachada N. E. y la huerta
El
14 de abril
de 1931 fue proclamada la II
República en España, y con ella un año después en 1932 se aprobaría una ley
anticlerical de Confesiones y Congregaciones religiosas en la que las Congregaciones no podían poseer más bienes
que los necesarios para vivienda y fines
privativos; no pudiendo ejercer comercio, industria, ni explotación agrícola salvo
los productos destinados a
la propia subsistencia.
No podian dedicarse
al ejercicio de la
enseñanza, ni crear o sostener
Colegios, ni directamente ni valiéndose de personas seglares interpuestas.
Los días 21 y 22 de junio de 1933 se
reunieron en Madrid los directores de los colegios marianistas para exponer la
situación de cada casa. “Todos están convencidos que seremos ejecutados sin
piedad y nos preparamos para defender
nuestras obras". Se
decidió no ceder
un palmo; resistencia
activa. De momento la
ley autorizaba la
enseñanza primaria, por
lo que hasta
agosto se podía
continuar en los locales
actuales. La respuesta
de la Administración General
marianista a esta reunión
fue taxativa: aceptaba toda
solución menos vender
los edificios. En
consecuencia, el día 22
de octubre de
1933 se presentaron los
documentos para pedir el reconocimiento legal de la Compañía de María; transcurrido
el verano de
1933, al comenzar
el nuevo curso
escolar los religiosos
ya habían transformado
la propiedad de sus colegios en sociedades anónimas para acomodarse a la
ley; en común estrategia con todas las Congregaciones religiosas y asociaciones
católicas.
Anuncio
del colegio de finales de los años veinte del siglo pasado
Las medidas secularizadoras se
extremaron en Ciudad Real donde la conflictividad obrera había sido particularmente alta
en el campo.
Allí se podía
salvar únicamente el Colegio
Nuestra Señora del Prado (propiedad de la Compañía de
María), porque el Instituto Popular de la Concepción (que era un Patronato de
la Diócesis confiado
en 1916 a los Marianistas)
"no tenía asidero
ni teníamos bienes comprometidos" en él. Entonces se
decidió traspasar la propiedad del colegio a una sociedad anónima bajo la
titularidad y dirección
técnica de don
César Díez Hurtado,
licenciado en Ciencias
Físicas y Químicas, que
era padre de
familia del colegio
y católico señalado.
La dirección oficial
recayó el licenciado en
Historia don Francisco
Cervera, empleado en
el catastro y dedicado a
la enseñanza. Se estableció un contrato privado con la
Compañía de María para que el colegio volviera a la propiedad de los
Marianistas cuando cesase la situación actual. El superior de la comunidad, don
Lino Esquibel, fue nombrado
subdirector. Pero no
hubo buen entendimiento
entre ambos directores, obligando a los superiores a cambiarlo por don Rafael
Rodrigo.
En
Ciudad Real se
cambió completamente a
los religiosos y
llegaron los nuevos
profesores secularizados en sus
apariencias externas y
viviendo todos en
pensiones. Extremando las
medidas de seguridad, la
comunidad decidió cerrar
la capilla con
candado, quitar los
crucifijos de las
clases, suprimir el capellán y las actividades religiosas y el director
seglar adornó las paredes de su despacho con fotos de actrices y toreros.
"Llevamos pues la secularización hasta el último extremo", hasta
causar el desconcierto de las familias que llegaron a dudar del carácter confesional
del centro y comenzaron a retirar a sus
hijos. El padre
Martínez de Murguía
hubo de intervenir
para recomendar sensatez y
no extremar las medidas preventivas de secularización fingida; con esta
intención, en diciembre de 1933 fue
enviado de capellán
el padre Florentino
Fernández. Mientras que
en todas las
obras, el alumnado había crecido de número a pesar de
las medidas secularizadoras, en Ciudad Real se perdió alumnado.
Comunidad
de “La Popular” curso 1927/28
"No hay en
nuestras obras más
que una excepción:
el Colegio Nra.
Sra. del Prado
de Ciudad Real, que
de 300 y
pico alumnos que
llegó a contar
hace dos años (1932-1933),
no llegaba a 140 al empezar el presente curso (1935-1936). ¿A qué atribuir
esta anomalía (...)? Hay una razón general que contribuyó en gran medida a esa
disminución: hubo religiosos que querían aparecer no
sólo seglares sino
hasta indiferentes y
despreocupados desde el
punto de vista religioso, que
a todo trance
querían ocultar su
carácter. (Algunas familias
habían comunicado directamente al
Provincial) Ya que
no son ustedes
religiosos me es
más cómodo y
ventajoso llevar a mi
hijo a un
Colegio más cercano'.
Si decimos que
las familias nos buscan como educadores de sus hijos, más que
nuestras condiciones de profesores buscan nuestro carácter de religiosos
educadores." (1)
Con este panorama llegó el año 1936,
terminado el curso escolar el 17 de julio, la mitad de los religiosos del
colegio ciudadrealeño viajaron a Madrid. En la comunidad se quedaron el padre
Blas Fernandez Roa, Fidel Fuidio Rodríguez, Jesús Hita Miranda, Leonardo Garay
Armentia, Bonifacio de la Fuente Gómez. También permanecieron en Ciudad Real
los cuatro miembros de la comunidad de “La Popular”. Francisco Aranzábal
Eguiluz, Antonio de Ocio Montoya, Valentín Pérez Delgado y Nemesio Pereda
García. Estos cuatro religiosos tuvieron que abandonar la escuela el 29 de
julio, al ser requisada por la CNT. El colegio de Nuestra Señora del Prado fue
confiscado el 25 de julio, los religiosos desalojaron el edificio para
trasladarse a las fondas y pensiones previstas. El Comité de defensa entregó el
edificio del colegio al batallón de milicias “Adelante”, que lo ocupó hasta el
mes de noviembre, cuando vino a instalarse en él la Guardia de Asalto hasta el
final de la guerra en 1939.
(1)
Informe del
provincial Gordejuela, al
Capítulo Provincial (4,
III, 1935) p. 6-7 (APM:
33º Capítulo Provincial, Marianistas-Provincia
España); carta de Gordejuela a Jung, 19, XI, 1934 (APM: 103.009)
El
colegio Nuestra Señora del Prado en 1931
Soy Jose Antonio Márquez Diez, nieto de D cesar Diez y Hurtado de Mendoza, director del colegio Del Prado y al que fusilaron las hordas rojas en el pozo Carrión.
ResponderEliminarGracias por traer esto a mi memoria