La Segunda República, duró cinco años,
tres meses y cuatro días. Durante la misma hubo 2.225 víctimas por violencia política
y dos intentos de golpe de estado: en 1932 con el general derechista Sanjurjo,
y en 1934 con el levantamiento armado promovido por UGT, el PSOE, los
anarquistas de la CNT y la izquierda. Los dos intentos fracasaron. Además, hubo
una declaración de independencia de una región (Cataluña, aunque dentro de un
supuesto estado federal), y una rebelión militar armada que dio un golpe de
estado y desató la Guerra Civil (1936).
Durante la Guerra Civil (1936-1939) los
republicanos en España mataron a mucha gente por ser de derechas, por ir a misa
y por ser curas y monjas, produciéndose uno de los mayores genocidios contra
los católicos de la historia de la humanidad. Stalin (líder y dictador
comunista de la URSS) felicitó a Francisco Largo Caballero (presidente del
gobierno de España durante la república y líder del Partido Socialista o PSOE)
por la extrema violencia con la que estaba llevando a España y por matar a
todos los opositores del comunismo. El comunismo es sinónimo de miedo, de
terror, de odio y de guerra.
Ciudad Real no se iba a escapar de los
asesinatos de la republica, a pesar de ser una ciudad donde no hubo frente, y
los republicanos de izquierda se dedicaron a robar y asesinar impunemente a
toda persona que no pensara igual que ellos, o simplemente fuera un clérigo o
religioso, o un cristiano destacado. Los marianistas de Ciudad Real no iban a
ser ajenos a la persecución republicana y en 1936 fueron asesinados simplemente
por ser marianistas: D. Jesús Hita Miranda, D. Carlos Eraña Guruceta y D. Fidel
Fuidio Rodríguez.
Carlos
Eraña Guruceta
nació en Aozaraza-Arechavaleta (Guipúzcoa) el 2 de noviembre de 1884, en el
seno de una familia profundamente cristiana. Entró en el Postulantado
Marianista de Escoriaza, cercano a su casa, en 1899. Emitió sus primeros votos
como Marianista el 9 de Septiembre de 1903. Desde 1904 se entregó a la
educación cristiana de los niños en diversos centros marianistas de España. Fue
profesor de enseñanza primaria en Escoriaza, Villafranca de Oria y Madrid. Y
luego desempeñó ejemplarmente el cargo de Director en los Colegios de Ciudad
Real (1916-1927), Tetuán-Marruecos (1927-1933), y Madrid, en el Colegio Ntra.
Sra. del Pilar, desde 1933 hasta su muerte.
Llego a Ciudad Real el 29 de Julio de
1936 donde encontró las dos comunidades marianistas dispersas y los colegios
incautados, mientras imperaba un clima de violenta persecución a sacerdotes,
religiosos y católicos más significados. Vivió en ese ambiente de prueba más de
un mes, conservando siempre la serenidad de espíritu. Solía decir: “Sea lo que
Dios quiera”. Movido por la caridad y manifestándose siempre como religioso,
trató valientemente de ayudar a los marianistas ocultos en diversos lugares de
la ciudad. El 6 de septiembre fue arrestado por los milicianos y llevado a la
“Casa del Pueblo”, donde permaneció 12 días en completo aislamiento. Bien
consciente del peligro que corría, vivió esos momentos en completa paz,
totalmente entregado a la voluntad de Dios. El día antes de morir manifestó su
deseo de confesarse. En la madrugada del 18 de septiembre fue sacado de la
improvisada cárcel y fusilado en el puente de Alarcos, a pocos kilómetros de la
capital.
Fidel
Fuidio Rodríguez
nació en Yécora (Alava) el 24 de abril de 1880. Hizo el Postulantado marianista
en Vitoria (España) y en Pontacq (Francia) de 1892 a 1896 y emitió sus primeros
votos en la Compañía de María en 1897. Después de dos años de preparación en
Escoriaza (Guipúzcoa), inició su carrera de profesor y educador que ejerció
durante 35 años. Enseñó en varios colegios Marianistas de España: Jerez de la
Frontera, Cádiz, Madrid (1910-1933) y Ciudad Real.
A finales de junio de 1936, Fidel Fuidio fue
operado de una hernia en Madrid, regresando a su comunidad de Ciudad Real el 17
de julio, aún convaleciente de su operación. El 25 de julio, Fidel tuvo que
dejar su comunidad y trasladarse a una fonda, ya que el Colegio había sido
requisado por la Guardia Civil. El 7 de agosto, los milicianos se presentaron
de noche en la pensión para proceder a una detención y se llevaron también a
Fidel, al verle un crucifijo en el pecho. Lo condujeron al Gobierno Civil, en
cuyo desván habían instalado un cárcel provisional. El tiempo de su prisión lo
pasó preparándose a bien morir y tratando de levantar la moral a los demás
detenidos. Rezaba constantemente y se confesaba a menudo con los sacerdotes
presos, manifestando muchas veces su prontitud a “morir por la fe”. El 15 de
octubre fue dejado en libertad después de un simulacro de juicio. Pero antes de
salir de la prisión fue llevado por los milicianos a la “Casa del Pueblo”. De
allá lo sacaron en la noche del 16 al 17 de octubre y lo fusilaron junto al
cementerio de Carrión de Calatrava.
Jesús
Hita Miranda
nació en Calahorra el 17 de abril de 1900. Después de pasar dos años en el
Seminario Diocesano, entró en el Postulantado Marianista, donde destacó por su
piedad y su entrega. También se observó en él una tendencia a la tartamudez,
especialmente en momentos de tensión. Hizo sus primeros votos en Vitoria, el 14
de agosto de 1918. Al hacer los votos definitivos sufrió una gran prueba, pues
los Superiores no le destinaron al sacerdocio, como era su aspiración. Animado
por su director espiritual marianista y movido por su entrañable amor a María,
decidió finalmente profesar como religioso laico dedicado a la educación de los
jóvenes. Desde 1921 hasta su muerte, Jesús Hita se entregó de corazón a la
enseñanza en los diversos Colegios donde fue destinado: Suances (Santander),
Escoriaza (Guipúzcoa), Vitoria, Ciudad Real, Jerez de la Frontera y Madrid.
A finales de Junio de 1936, los
Superiores destinaron a Jesús a Ciudad Real, para dar allá las clases de verano
en sustitución de D. Fidel Fuidio, todavía convaleciente. Al llegar a Ciudad
Real, el 6 de julio encontró una situación caótica. Días después, cuando el
Colegio fue ocupado, se refugió por indicación del superior local en una
pensión de familia, donde residían otros religiosos. Allá vio cómo se iba
desencadenando la persecución religiosa, que afrontó con ánimo sereno. Se
dedicó a la oración y a la penitencia, tratando de prepararse al martirio, que
veía cada vez más inminente y del que hablaba a menudo. Se confesaba
frecuentemente con el P. Juan Pedro, Pasionista.
El 25 de septiembre los milicianos
hicieron irrupción en la pensión para llevarse a los sacerdotes y religiosos.
Jesús siguió a sus verdugos con toda tranquilidad, despidiéndose de las dueñas
de casa con una sonrisa. Esa misma noche fue inmolado en Carrión de Calatrava,
junto con los beatos Juan Pedro de San Antonio y Pablo María de San José,
Pasionistas del Convento de Daimiel.
Los tres fueron beatificados por Juan
Pablo II en Roma el 1 de octubre de 1995. Fueron así los primeros beatos de la
Compañía de María.
El 4 de junio de 1944 se descubrió una
lápida en la fachada principal del antiguo patio del colegio para que
perpetuara el recuerdo de los profesores y alumnos que fueron asesinados por la
Republica, que fue bendecida por el Obispo-Prior, D. Emeterio Echevarria y
Barrena. La lápida tiene la siguiente inscripción: “El Colegio de Ntra. Sra.
del Prado a sus mártires y héroes en la Cruzada Nacional 1936”, figurando a
continuación los nombres de los asesinados:
PROFESORES:
D. Carlos Eraña Guruceta, don Bonifacio
Lafuente Gómez, don Fidel Fuidio Rodríguez, don Leonardo Garay Armentia, don
Jesus Hita Miranda, don Cecilio Palacios Araus, don Eluterio Tamayo Pereda, don
Cesar Diez Hurtado, don Mauricio Fernández Fernández, don Jaime Rosas Padilla,
don Agustín Pradax de la Fuente y don Antonio Tomas Martínez.
ALUMNOS:
Cristóbal Noblejas de la Higuera, Manuel
Noblejas de la Higuera, Cesar Martin Esteban, Francisco Sanchez-Cantalejo
Serrano, José Luis Gómez Sánchez, Olallo Hornero Hornero, Manuel Prado
González, Manuel Ruyra Ruecas, Juan Manuel Rodero Freart, Rafael Montarroso
Hernández, José Luis Espadas López, Manuel Espadas López, Antonio García Ruiz de Castañeda, José María
Sarachaga Martínez, Arcadio Álvarez R. Nieto, Mariano Fisac Herrero, Gregorio
Casero Hernández, Luis López Oliver, Amadeo Mayor Macías, Lucio López Beberide,
Luis de la Osa Rivero, Andrés Bellón Balbuena, Antonio Bellón Arévalo, Patricio
Rodríguez Marín, Luis Naranjo Galiana, Felipe Bango García, Manuel Morales
Morales y Francisco Vera Núñez.
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