Plano del nuevo
Ayuntamiento de Ciudad Real, publicado en el diario “Lanza” el 2 de abril de
1971
Si el silencio ciudadano había otorgado
su conformidad no proclamada a la demolición, “la guerra de firmas” (28) se iba a desatar en abril de dicho año,
iba a suponer un insólito movimiento popular en defensa de una opción urbana
determinada: consistente en erigir el Nuevo Ayuntamiento en otro lugar distinto
del anterior. La defensa del espacio resultante tras la demolición, supuso una
seria ofensiva contra los planes de la Corporación. Defensa avalada por
entidades, particulares e instituciones que trataban quizás de preservar un
espacio de una actuación determinada, más que de la recuperación del espacio
anterior a 1868.
El 7 de abril, López Villaseñor, aparece
entrevistado en el diario Lanza, desde donde pontifica y bendice la opción
municipal. En su afán de “quitar hierro” al tema formula unas declaraciones
hiperbólicas. “¿Vamos a perder la
oportunidad de tener uno de los edificios mejores de Europa?”, para más
adelante abrir la opción en “¿Aurea
mediocridad o acrecentamiento del patrimonio?”. El acrecentamiento del
patrimonio suponía por supuesto, el levantamiento del edificio proyectado por
Higueras, que posibilitaría que Ciudad Real estuviera en las primeras páginas
de las revistas de Arquitectura de todo el mundo (29).
El proyecto de Higueras suponía, en
alguna medida, una prolongación de las reflexiones que Higueras y Miró
efectuaron en el concurso de proyectos para el Ayuntamiento de Bruselas,
prolongación harto evidente a la vista de los resultados formales que se iban a
producir. De alguna manera, el trasvase de dichas reflexiones al corazón de una
ciudad manchega, producía una tensión formal profunda, al introducir pautas lingüísticas
ajenas, no ya al entorno próximo, si no a las tradiciones edificatorias y
formales locales. No cabía justificar la intervención, en base a la autonomía
formal del edificio, ya que se producía su implantación en un medio espacial
muy cerrado, aunque formalmente poco cualificado.
El debate abierto, se clausura en la
sesión del 28 de Abril en la que se produjo la votación de la Corporación sobre
el asentamiento del Nuevo Consistorio; votando doce a favor del mantenimiento
actual y tres en contra. Contra dicho acuerdo se formuló un recurso de
reposición, firmado por 21 vecinos, entre ellos 6 arquitectos. Las razones que
se aducían en el citado recurso eran varias. 1ª. el edificio proyectado y
aprobado no era estilo castellano, según se exigía en las bases; 2ª. el
proyecto no fue precedido de concurso; 3ª. No medió declaración previa de
urgencia y 4ª. no fue presentado un Plan de Remodelación de la Plaza (30). El recurso fue desestimado, al tiempo
que se imposibilitaba el contencioso, ya que las obras del Nuevo Ayuntamiento
habían sido incluidas en el Plan Provincial de Servicios Técnicos.
El nuevo
Ayuntamiento en Construcción, fotografía de diciembre de 1974 publicada en el
Boletín de Información Municipal nº 45 de la primavera de 1975
Las irregularidades que jalonaron todo
el proceso anterior, iban a tener su prolongación en la fase de construcción de
las obras. Adjudicadas estas a TERMAC S.A., quedaron detenidas en noviembre del
mismo año (31).
En diciembre se produce la aprobación
del Plan de Remodelación de la Plaza; aprobándose en marzo de 1973 la
compensación económica a los propietarios que fueran a acometer obras de nueva
planta. El contrato vigente con la empresa constructora TERMAC S.A., queda
rescindido finalmente en el último Pleno del año 1973, tras el largo paréntesis
en que las obras han estado detenidas. La nueva adjudicación a una empresa
local, posibilita la reanudación de las obras, para las que se aprueba un nuevo
presupuesto de 26 millones. De esta forma la construcción del edificio va
progresando. El Boletín Municipal de la primavera de 1975, nos muestra una foto
del edificio, ya en primera planta.
“Que
la nueva Casa Consistorial de Ciudad Real ha de ser un edificio importante ya
lo hemos dicho en más de una ocasión. Que ni es ni ha pretendido ser un
edificio nórdico… es una obra bella e importante…, una obra atrevida y
revolucionaria” (32).
En los primeros meses de 1976, con las
obras casi terminadas se produce una propuesta del Ayuntamiento, consistente en
la reordenación del entorno de la Plaza, al tiempo que se levantaba un
monumento a Franco y otro conmemorativo de la coronación de Juan Carlos I. Se
decide efectuar dichas esculturas, por suscripción-pública. En mayo se acuerda
crear la comisión que redacte las bases del concurso escultórico, al tiempo que
se lamentaba el escaso eco que había tenido el llamamiento efectuado por el
Ayuntamiento para erigir los citados grupos escultóricos.
En agosto, el edificio aparece
terminado, la salutación se produce en Lanza donde se hace ya el epílogo de la
historia.
“El
edificio nuevo de la Casa Consistorial, edificio el objeto de tantos conflictos
y de tan encontradas opiniones (geográficamente han colocado su estilo entre
los edificios pizarrosos nórdicos hasta esos más airosos del susurrante mar
veneciano), se alza, ya concluido en la Plaza del Generalísimo, que muchos
hubieran querido continuar viéndola convertida en esa rara mescolanza de tierra
y pastiches que ahora todavía goza. Ese Ayuntamiento ya está ahí contra el
viento y la marea de los que decían que no. Ahí está y que sea por muchos años,
para por lo menos no ser objeto de problemas de ubicación, aunque pueda serlo
de estilística arquitectónica…” (33)
Otra perspectiva
de la construcción del nuevo Ayuntamiento de la misma fuente que la anterior
Lo demás, es ya casi recuerdo de ayer.
Solamente la actualidad del debate, que agitó a la ciudad, se va a ver
continuada en diversos medios en los que el Nuevo Ayuntamiento es objeto de críticas
y de irónicas lecturas. Con ellas concluimos el trabajo.
“(sic)..
Ayuntamiento en verdad insólita. Sustituye desde hace pocos años, al edificio
grecorromano con estatuas que regía la vida municipal de la ciudad. Es difícil
encasillar el nuevo Ayuntamiento en un estilo determinado. ¿Neogótico tal vez?
Un estilo increíble que hace dudar si estamos en Wells, Lincoln, Dijon o Ciudad
Real. También se duda si estamos ante una Estación de Ferrocarril, sensación a
la que podría inducirnos el gran reloj que aparece a lo alto, entre cuatro
grandes caperuzas que bien podría ser alusión a las que cortó el avisado sastre
castigado por Sancho Gobernador. También es cierto que podemos encontrarnos
ante un remedio del edificio Kokusai, sede de la Oficina de Representación en
Tokyo del banco Hispano Americano o frente al edificio Eurocis de Madrid.
Ha
de señalarse que al Ayuntamiento le ha nacido una hijita en la misma Plaza, concretamente
en el número 35 de la misma. Todo hace temer que exista un plan para, poco a
poco, convertir todo el recinto en un trasunto manchego de algún recóndito
condado británico o lo que sea. Tanto más de lamentar que una ciudad que apenas
conserva vestigios arquitectónicos de su pasado” (34).
“Al
mismo tiempo llama la atención el remate de la cubierta abstracta de un
edificio que sobresale divisándose desde diferentes sectores de la ciudad, sin
que el visitante que llegue a ver por entero hasta que no llega a una bonita
plaza de carácter manchego, que ahora ha perdido todo su encanto al incluir
este “atrevido edificio” en línea y trazado, obra de Fernando Higueras, que
hubiera encontrado toda su belleza en otro lugar donde, como aquí, no rompiera
un paisaje, un conjunto armónico y tradicional, como debe ser siempre para la
estructura de toda ciudad conservar la propia línea representativa de su
urbanismo característico. Se trata del edificio del Ayuntamiento, que queda en
mitad de la plaza permitiendo el paso bajo el mismo, como una tarta, que parece
han tenido que rematar obligatoriamente – ya estaba la obra en marcha- las
actuales autoridades y que todavía no se ha estrenado, pendiente de algunos
problemas de mobiliario” (35)
“El
único remanso urbano que quedaba, la Plaza del Ayuntamiento, con sus sencillas
casas porticadas y su Consistorio neoclásico, se ha destruido también
recientemente con una pirueta
arquitectónica incomprensible: el Nuevo Ayuntamiento. Que la posterioridad lo
juzgue”. (36)
Puesta de bandera
del nuevo Ayuntamiento, fotografía publicada en la portada del diario “Lanza”
el 12 de octubre de 1975
HIGUERAS
EN EVIDENCIA
El núm. 20 de la revista Boden, inserta
en su sección Agenda, un comentario titulado “Arquitecturas… manchegas” en el
que vale la pena detenerse. Su autor Álvaro Hernández, hace gala de un humor
realmente admirable, máxima cuando los hechos a que se refiere tienden con más
inmediatez a suscitar la indignación. La nota cuyo argumento crítico
compartimos plenamente, dice así:
“El
nuevo Ayuntamiento de Ciudad Real es obra del arquitecto moderno Fernando Higueras
Díaz. Preside la Plaza Mayor de esta ciudad manchega, cuya factura es –era- de
gran sencillez y modestia, y la cual había quedado milagrosamente a salvo del
proceso de depredación urbana que ha destruido el centro de la ciudad. Para
remediar esta este injustificado olvido, se ha construido el edificio municipal
en cuestión, que da a la Plaza un cierto aire flamenco muy acorde con estas
latitudes. Claro es que, como la vulgar arquitectura manchega de la plaza
supone una agresión al buen gusto y un pobre marco a tan esforzado empeño, el
Ayuntamiento ha tomado la doble decisión de ordenar las fachadas de la Plaza Mayor
de manera que estas imiten la de la sede municipal. Así, cuando dentro de unos
años todos los edificios hayan sido renovados, las buenas gentes de Ciudad Real
podrán darse una vuelta por Brujas sin salir de su ciudad. Original y
encomiable procedimiento de entrar en el Mercado Común, que evita las
farragosas y siempre ingratas negociaciones entre expertos. El señor Higueras
se hace así merecedor de la gratitud manchega por la –suponemos- generosa y desinteresada
donación que a su favor hace el sagrado derecho de propiedad intelectual”.
Resulta
particularmente aleccionador el destino de esa “gran estrella” de la
arquitectura española contemporánea que es Fernando Higueras. La
espectacularidad como sustituto del rigor, el desaforado personalismo y la
ignorancia del carácter de la arquitectura en relación al significado colectivo
de la ciudad, caracterizaron muchas
arquitecturas de los años 60 y principios de los 70. Estas mismas premisas
coherentemente llevadas hasta sus límites, han implicado finalmente a Higueras
en empresas tan disparatadas como este Ayuntamiento de Ciudad Real (37).
Alejandro
Moyano-José Rivero. Revista ALMUD, nº 4 (1981)
(28) C. M. San
Martín en “Punto de Vista”. Lanza, 5 de Abril 1972. Durante los días 5, 6, 7 y
29, se publican diversas notas sobre el tema en lanza. Puede consultarse igualmente
el ya citado trabajo de Félix Pillet.
(29) Entrevista con
Villaseñor. Lanza, 7 de abril 1972.
(30) Félix Pillet.
Op. cit.
(31) Lanza, 8 de
Noviembre de 1972.
(32) Félix Pillet.
Op. cit.
(33) lanza. Número
Extra de Ferias de Ciudad Real, Agosto 1976.
(34) Atlas gráfico
de Castilla La Nueva. Aguilar.
(35) Ya, Octubre
1976.
(36) F. Chueca. “La
destrucción del legado urbanístico español”
(37) 2C Construcción
de la ciudad. Núm. 13 de mayo 1979.
Vista de la Plaza
Mayor y del nuevo Ayuntamiento tras su terminación
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