Durante el siglo XVII hemos constatado
en el libro de acuerdos, la existencia de diferentes censos propiedad de la
Cofradía. Desgraciadamente no hemos podido encontrar las escrituras de los
censos de este siglo XVII pues no se recogen en este libro de acuerdos y
tampoco en el archivo provincial, en su sección de protocolos notariales (48). Por tanto los censos que a
continuación enumeraremos sólo son reflejados en el libro de asientos y en su
mayoría fueron enfitéuticos y redimibles, pues en el siglo XVIII muchos de
ellos ya no constan: un censo puesto sobre unas casas de las hijas de Pedrosa
(1601) (49), un censo
contra Luis Rodríguez de 78 reales, un censo contra Luis de Soto de mil
maravedíes anuales, un censo contra Antonio de Arévalo (50), clérigo, que monta setecientas fanegas
de cereal anuales (51), un censo
perpetuo que paga el clérigo Luis Bastante de once reales anuales, un
reconocimiento de deuda contra Blas Martínez, maderero, de treinta y cuatro
reales anuales, un censo contra el licenciado Antonio de Fonseca, clérigo, otro
censo contra el licenciado Sebastián de Soto, de setecientos maravedíes
anuales, una escritura de censo de una casa contra Miguel López Clemente, que
lo paga el clérigo Luis Bastante y del que tampoco señala la cantidad (52), una carta de pago contra Agustín Ruiz
de Fuenteencalada, un censo contra Sebastián López Alvar de diez y ocho mil
maravedíes anuales, un censo contra Miguel López Clemente que hasta ese año lo
pagaba un clérigo de ocho reales anuales, un censo contra el clérigo licenciado
Beltrán de Soto de veinte reales anuales, un censo contra el clérigo Antonio de
Fonseca sobre unas casas que montan ochenta y nueve reales anuales y un censo
contra Alonso Martínez y su mujer de seiscientos cuarenta y seis maravedíes
anuales pagado por Jerónimo de Alcázar. Según se desprende en el acta del cabildo
de seis de abril de 1777 (53), este censo era
de la Cofradía de San Bartolomé de los Viejos, el cual dejó de pagarse en algún
momento del siglo XVII y hasta 1777 no se supo quién debía hacer efectivo los
réditos. Esta escritura de censo pasó a propiedad de la Cofradía del Santo
Crucifijo en 1605 cuando la Cofradía de San Bartolomé de los Viejos, sita en la
misma parroquia, solicitó su agregación a la primera por falta de cofrades (54).
Otro tipo de ingresos eran los legados,
como de Fernando de Aguado. Este en su testamento donó setecientos cuarenta y
seis reales (55) a la cofradía,
pues parece ser que sentía culpable de la desaparición de dicha cantidad
durante su priostazgo. No obstante, esta donación nunca se hizo efectiva, hasta
el punto de que el prioste Cristóbal Rodríguez de Sotomayor inició pleiteó
contra la esposa e hijo de dicho donante (56):
En
Ciudad Real a diez y siete dias del mes de junio de mil y seiscientos y
quarenta y tres dias ante mi el escrivano publico pareciero Maria Fernandez
viuda de Ferndo Aguado y Bartolome Gomez su hijo vecinos dela ciudad y cada uno
por lo que les toca dieron
su poder cumplido al dicho Bartolome Gomez y a Juan de Arciniega y a Cristobal Delgado
procuradores del numero desta ciudad y a cualquiera de ellos ynsolidum con
facultad de enjuiciar, jurar en quienes les parecieren con que lo que uno
començare ellotro lo pueda proseguir y acavar especial para los defender en un
pleyto y causa que a puesto Cristobal Rodriguez de Sotomayor piostre que dice
ser dela cofradia del santo Cristo del señor San Pedro desta ciudad sobre decir
le paguen ciertos maravedís que dicen entraron en poder del dicho Fernando de
Aguado y del dicho Bartolome Gomez de ciertas limosnas que ofrecieron los
soldados de la dicha cofradia para haçer cierto estandarte y por haverse
publicado la baxa de la moneda se perdió y consumio la quanttidad.
Desgraciadamente no hemos encontrado más
información sobre este pleito, pero al no constatar dicho ingreso en el libro
de asientos de la Cofradía, deducimos que ésta nunca llegó a recuperar dicho
legado.
Otra manera de obtener recursos era
sembrar cereal en tierras comunales. En el cabildo de cuentas de siete de marzo
de 1601 (57), se señala que
la Cofradía tenía ese año sembrado cereal en el pegujal de la ciudad recibiendo
como limosna, una cantidad de cereal que posteriormente se vendía. Realmente
daba para poco porque entre pagar el diezmo y los derechos de siembra, la
Cofradía se quedaba con escaso cereal. De este modo, a partir de mediados del
siglo XVII se dejó de sembrar por su escaso rendimiento y los problemas que conllevaba.
2.- Patrimonio: Podemos estudiarlo
gracias a los inventarios y cabildos de cuentas que se reflejan en el libro de
asientos. Por lo general era poco valioso, salvo la cera, la vara del prioste y
los cuatro pasos de la procesión del Viernes Santo (Oración en el Huerto, Coronación
de espinas, Cristo con la cruz a cuestas y Crucifijo). Estos bienes se
guardaban en dos arcas grandes cuyas llaves estaban en propiedad de los
mayordomos y el prioste.
Probablemente y sin temor a
equivocarnos, la propiedad más importante y valiosa de la Cofradía del Santo
Cristo fue su propia capilla. Ésta se encontraba justo al lado de la puerta de
la umbría, donde actualmente se ubica la Virgen de la Soledad, y existió hasta
la reforma de la Parroquia a mediados de la década de 1970. Las primeras noticias
que tenemos de este habitáculo son de 1643. El 3 de mayo del citado año (58) el prioste don Cristóbal Rodríguez de
Sotomayor, solicitó otros dos años de mandato, pues consideraba prioritario “acomodar capilla en la yglesia para
enterramiento de los hermanos y para guardar las ynsignias, estandartes y cera
con decencia”.
Así las cosas, en el cabildo de veinte y
cuatro de enero de 1644 (59) se comunicó que
el vicario y juez visitador del Campo de Calatrava, el señor licenciado Esteban
Cavallero había dado licencia para construir la capilla, así como el
consentimiento de los curas y beneficiados de San Pedro. El domingo treinta y
uno de enero de 1644 (60) se llevó al
Santo Cristo en procesión por el interior del templo parroquial hasta su
capilla, acompañado de las representaciones eclesiásticas y civiles, amén de
los cofrades y devotos de la ciudad.
F. La procesión de Semana Santa: Esta
procesión ya no tenía nada que ver con aquella de los disciplinantes. Aún así,
debía ser austera y sencilla. Tal y como marcaban las Ordenanzas, la procesión
debía iniciarse tras el Sermón de la Pasión. No obstante, la Cofradía determinó
salir a las cinco de la mañana (61), aunque en
1601, se decidió hacerlo a las tres (62), constatándose
así que la Cofradía procesionaba en lo que ahora denominamos Madrugada del
Viernes Santo.
El hábito que debían vestir los cofrades
era una túnica de lienzo morado con un capillo redondo del mismo color y unas
cuerdas anudadas a la cintura y cuello (63): “Los cofrades
vayan con túnicas moradas y con capillo redondo y achas y cruz y una soga a la
garganta o sintura”. Se constata la no participación de disciplinantes y una distinción
entre los cofrades: los cofrades de luz, en número de doce con hachones de cera
delante de cada paso, los cofrades cargados con cruces, sin determinar número,
y los cofrades de paso que se distinguían de los demás porque llevaban una cruz
dorada bordada en el capillo y portaban las andas sobre sus hombros.
Organizada la Cofradía y sabiendo
quiénes y cuántos participaban, ésta salía con sus insignias, acompañada por el
clero parroquial haciendo estación en cada una de las iglesias y monasterios de
la ciudad. El primer año, la Hermandad procesionó dos Pasos “la Adoración en el
Huerto y Cristo Crucificado con Nuestra Señora y San Juan a su lado […]” (64). En el año 1600 (65) la Cofradía adquirió dos imágenes de
Cristo y otras dos figuras realizadas en Almagro que costaron ochenta y ocho
reales, siendo estas dos figuras, dos sayones flagelantes. En ese año
participaron ya tres pasos: la Oración en el Huerto, la Coronación de Espinas y
el Santo Cristo. Así las cosas, el número de pasos procesionados fue variando
en número durante el siglo XVII, de hecho, en 1653 llegaron a procesionar: un
Niño Jesús, la Oración en el Huerto, Jesús con la cruz a cuestas, Flagelación,
Coronación, Ecce Homo, Cruz de las Toallas, Cristo de Alonso de Sevilla, Cristo
de los Entierros, Cristo de Canillas o el Santo Cristo de la Caridad (66).
Cada paso se encargaba a un cofrade
determinado. La labor de los responsables de paso consistía en buscar hermanos
o asalariados que cargaran con el citado paso. Además debía buscar otros
cofrades que lo alumbraran, así como costear el refresco al concluir la
procesión. “el paso de la orazion deel
guerto se encarga a Pedro de el Campo, y Pedro blanque. Se alumbren y conviden
quien lleve la zera y paso con las quatro achas de la cofradía, quatro que da
el señor piostre, y doce que dan los susodichos de limosna (67)”.
3.
CONCLUSIONES
A lo largo de este pequeño trabajo de
investigación hemos intentado aproximarnos al origen de la Semana Santa de
Ciudad Real, a través de una de las cofradías primitivas, el Santo Crucifijo de
San Pedro. Creemos que por sus características este trabajo tiene una parte
innovadora, la inmersión en fuentes primarias. Por otra parte, también esperamos
que esta pequeña aportación haya servido para constatar que el origen de la
Semana Santa ciudadrealeña es similar al de otras ciudades españolas.
Lo más destacable y lo que más luz nos
ha aportando ha sido este Libro de Asientos de la Cofradía del Santo Crucifijo
de San Pedro. Un documento único que sirve para conocer no sólo su historia,
sino otros aspectos de la vida cotidiana. Que sepamos sólo esta Cofradía de
Ciudad Real tiene documentación de este tipo, de ahí que su fortuito hallazgo y
su posterior estudio hayan supuesto que esta comunicación sea novedosa e
innovadora.
En síntesis, podemos concluir que:
1. Como en otros lugares del territorio
peninsular, en torno a la década de los treinta del siglo XVI ya había
procesiones de disciplina en la archidiócesis toledana, de ahí que se pidiera
una bula para poder realizar esta práctica. De hecho, la probable fecha
fundacional de la Cofradía de la Santa Vera+Cruz sea la ya citada de 1522.
2. Los modelos procesionales, salvo la
disciplina pública, fueron asumidos por la Hermandad del Crucifijo de San
Pedro, siendo por tanto la heredera de aquella al continuar la práctica de las
procesiones de Semana Santa en los siglos posteriores.
3. Estas cofradías surgen como
asociaciones de seglares para rendir culto a una Imagen o a una reliquia,
perdiéndose el carácter asistencial y hospitalario que anteriormente tenían,
quedando únicamente la ayuda al entierro de sus hermanos o familiares. Del
mismo modo, al venerar la Santa Cruz como símbolo de la Redención, la Fiesta
principal de la Cofradía fue el tres de mayo, día de la Invención de la Cruz, y
no el Viernes Santo. Por ello, podemos afirmar que los cofrades de nuestra
Hermandad no tenían como principal deseo ser cofrades disciplinantes, sino
cofrades que acompañaban al Señor por las calles tras el sermón de la Pasión y
asistían a misa el día tres de mayo.
4. Como podemos constatar, el
funcionamiento de la Hermandad, a través de los cabildos y las juntas de
oficiales ha perdurado hasta el día de hoy, tanto la rutina administrativa,
como, salvando las distancias, la forma de procesionar.
5. El patrimonio de la Cofradía estaba
acorde con el nivel económico de la ciudad. Sus posesiones, salvo los pasos y
poco más, eran escasas y de poco valor, al contrario de lo que sucedía en cofradías
de ciudades económicamente más aventajadas.
6. Esta Cofradía era muy heterogénea
socialmente, ya que observamos cofrades pertenecientes a los distintos estados.
No obstante, es destacable el importante número de hidalgos de la ciudad así
como de profesionales liberales, en particular, notarios.
7. La procesión del Viernes Santo por la
mañana es, como veremos, la herencia constatable de la labor de esta Cofradía.
En 1653, la Hermandad ya procesionó diez pasos. Años después, se desgajarán
otras secciones, constituyéndose en cofradías que perviven actualmente. Hoy
día, son cuatro, junto a la Hermandad del Cristo del Perdón y de las Aguas las
hermandades que componen la Pasionaria de San Pedro, tal y como se hacía en el
siglo XVII, aunque ahora cada corporación es independiente.
8. Los primeros hábitos de la Cofradía
eran de color morado, siendo en la actualidad dicho color el dominante en las
túnicas de la procesión del Viernes Santo.
Es una pena que no conozcamos más
documentación como la utilizada para poder averiguar hasta qué punto esta
Cofradía influyó en las demás, ya que el modelo de pasionaria se repite en las
otras dos antiguas parroquias, Santa María y Santiago años después. Este
análisis comparativo nos permitiría estudiar el proceso de asimilación que dio
lugar a nuestra Semana Santa tradicional, que, desgraciadamente, ha ido
languideciendo durante el siglo XX.
BIBLIOGRAFIA CITADA
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Cofradías y procesiones. Historia de la Semana Santa de Valladolid. Junta de
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Real, 2ª edición, 1907.
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Instituto de Estudios Manchegos. Ciudad Real, 1989.
Francisco
José Turrillo Moraga (I.E.S. Alonso Quijano de Argamasilla de Calatrava). I
Congreso Nacional Ciudad Real y su provincia.
(48) En el Archivo
Histórico provincial sólo hemos encontrado una escritura de censo de esta
cofradía firmada en 1729. A pesar de investigar en diversos protocolos no hemos
encontrado ninguno más de los que el Libro de Acuerdos hace referencia.
(49) AHN, Sección
Clero, leg 2895, p. 16 r.
(50) En el Cabildo
de 23 de mayo de 1648, la cuantía económica de este censo es de veinte reales
con veinte maravedíes, en AHN, Sección Clero, leg 2895, p.146.
(51) Este censo
aparece en el acta de tres de abril de 1631 y se le permutó por veinte y un
reales anuales.
(52) Este censo fue
redimido, según consta en la escritura pública firmada por el notario Agustín.
(53) Archivo
Hermandad Cristo del Perdón, Segundo Libro de Asientos, 1652-1799, pp. 209
r-213v.
(54) AHCP, Segundo
Libro de Asientos, 1652-1799, pp. 164 v-169 r y pp. 42 v-43 r.
(55) AHN, Sección
Clero, leg 2895, p. 101v.
(56) AHPCR, Sección
Protocolos Notariales, legajo 171 bis, pp. 244 r-244 v.
(57) AHN, Sección
Clero, leg 2895, pp 16v- 18v.
(58) AHN, Sección
Clero, leg 2895, p. 6 r.
(59) AHN, Sección
Clero, leg 2895, pp. 103-104v.
(60) AHN, Sección
Clero, leg 2895, pp. 105-105v.
(61) AHN, Sección
Clero, leg 2895, p. 131 r.
(62) AHN, Sección
Clero, leg 2895, pp. 20v-21 r.
(63) AHN, Sección
Clero, leg 2895, p. 131 v.
(64) AHN, Sección
Clero, leg 2895, p.6 r.
(65) AHN, Sección
Clero, leg 2895, p. 14 r.
(66) “La cofradia
pidió a Francisco Sanchez cofrade que como piostre quees de la cofradia del
santo Cristo de la caridad haga que se traiga el santo Cristo antiguo de la
cofradia para que salga en procession”, en AHCP: Segundo Libro de Asientos, 1652-1799,
p. 3 r.
(67) AHN, Sección
Clero, leg 2895, p. 158 v.
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