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domingo, 2 de junio de 2024

EL CISTER Y LAS ORDENES MILITARES RESURGEN EN CIUDAD REAL

 



La historia del Císter y de las Ordenes Militares resurgen con fuerza estos días en Ciudad Real, sede del Coto Redondo de las Ordenes de Caballería de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa.

Caballeros, encabezados por su Alteza Real Carlos de Borbón, duque de Calabria, expertos y profesores se dieron cita el pasado mes y lo seguirán haciendo en noviembre en el Priorato de las Ordenes Militares para rendir un homenaje al Císter, con motivo del IX centenario de su fundación, y profundizar en el conocimiento de la caballería que acabó cristalizando en las Ordenes Militares. Surgieron hace casi ocho siglos por una serie de circunstancias que se dieron en la época y que preocupaban a la Iglesia y a la sociedad.

La religiosidad reinante en los siglos XI y XII y la existencia de lo que se percibía como graves problemas para la Cristiandad (el Islam, uno de ellos) fueron las razones principales que impulsaron el nacimiento de las Ordenes Militares, según explicó en Ciudad Real el general del Ejército de Tierra y caballero profeso de la Orden de Calatrava, Francisco Carmona y Fernández de Peñaranda.

Así pues, las Ordenes Militares nacen de la caballería, profesión por excelencia de la época, dándose tres etapas previas: la primera corresponde a la caballería considerada como instrumento de guerra, la segunda impregnada ya en exigencias morales y religiosas y en la tercera los caballeros adquieren un compromiso de salvaguarda y servicio a la Iglesia y a la sociedad.

 



Las Ordenes Militares han seguido manteniendo los fines históricos desde sus orígenes, como son la santificación personal, el culto divino y la defensa de la fe, tal y como indica el duque de Calabria, quien añade que con el objeto de adecuarse a los tiempos presentes y como solicitó en vida Su Alteza Real el conde de Barcelona, el obispo prior de Ciudad Real, Rafael Torija, les aconsejó adoptar dos nuevos fines que son el benéfico social y el histórico cultural.

Precisamente para impulsar este último objetivo se llevaron a cabo una serie de acciones que permitieron el desarrollo de proyectos que han empezado a dar sus primeros frutos, como por ejemplo la firma del convenio cultural entre el Real Consejo de las Ordenes Militares y el Instituto de Estudios Manchegos de Ciudad Real.

Estas instituciones que firmaron el convenio con el patrocinio del Ayuntamiento de Ciudad Real han organizado el ciclo de conferencias sobre el Císter y una exposición que se puede ver en el magnífico patio del Palacio Episcopal de Ciudad Real desde el pasado mes de octubre.




Rescatar nuestra historia

La historia de Ciudad Real (la propia historia de España) no puede entenderse sin las órdenes de caballería, protagonistas de la colonización tras la reconquista de la mayor parte de Ciudad Real, manifiesta la presidenta del Instituto de Estudios Manchegos, Ángel Madrid y Medina.

La Orden de Calatrava, hija del Císter, nació en el Castillo que lleva su nombre y que está ubicado en el término de Camón de Calatrava.

La Orden de Santiago, en Ciudad Real en el Campo de Montiel, fue la más poderosa de las cuatro (Calatrava, Santiago, Alcántara y Montesa). Todas ellas marcaron el devenir histórico, social, económico y religioso de la provincia, por eso para cualquiera de los nacidos en uno de sus pueblos son algo familiar, porque en el suelo de algunos de sus antiguos maestrazgo, especialmente Calatrava, Santiago y San Juan, se han criado.

La vinculación de nuestros pueblos a las Ordenes se hace patente en la resistencia que ofrecían para no ser apartado de las mismas, por medio a perder una serie de libertades al pesar a señoría nobiliario, indica Angela Madrid, presidenta del Instituto de Estudios Manchegos. Asimismo, explica que promovieron dehesas, concedieron cartas pueblas, levantaron fortificaciones (Calatrava la Nueva, Montizón), casas, hornos, templos y conventos. En Ciudad Real no se atrevieron a construir grandes hospitales, “ha y que buscarlos fundamentalmente en el Camino de Santiago y en unas tierras que quedaban más al norte: Toledo, Moya, Talavera... o Cuenca, en funcionamiento desde hace ocho siglos. En la documentación existente sorprende el cuidado por proporcionar a los enfermos buen trato, higiene, una alimentación adecuada, además de la asistencia médica que incluía un control de caducidad de los medicamentos.

 



Botica y retratos

Precisamente en la exposición instalada en el Palacio Episcopal de Ciudad Real se pueden contemplar y admirar una serie de tarros de botica del citado hospital.

Además, están expuestos los retratos de las reinas Isabel II y María Cristina, ésta con Alfonso XIII de niño; el del conde de Barcelona, Infante Carlos de Borbón, el de Juan Carlos I y del duque de Calabria, entre otros. También destaca el magnífico collar del presidente del Real Consejo, engarzado en oro con cruces de las cuatro Ordenes Militares esmaltadas al fuego; así como una serie de trajes, hábitos y armas.

Pero, sin duda, son los restos del Portapaz de Uclés y la imagen restaurada de la Virgen de los Mártires las piezas más significativas y de valor para los ciudadrealeños.

El Portapaz, placa o retablo pequeño con imágenes y signos en relieve para llevar la paz del celebrante a los oficiantes, pertenecía a i a Orden de Santiago en el Monasterio de Uclés (Cuenca). Esta Orden o donó a la Catedral de Ciudad Real cuando se constituyó el Obispado Priorato de las Ordenes Militares. En la guerra civil española desapareció de la Basílica Catedral y se ignoraba hasta hace unos años donde podría estar y la suerte que había corrido. Afortunadamente, pudieron ser recuperadas algunas pieza s que fueron donadas a la Junta de Comunidades por Amado del Rosal y, posteriormente, el presidente José Bono entendió que pertenecían a la Iglesia y se lo entregó al obispo, quien a su vez lo depositó en la Catedral.




La Virgen de los Mártires

Otra pieza significativa y de gran belleza es la Virgen de los Mártires, advocación que nace después de la derrota de la batalla de Alarcos, en la que murieron muchos caballeros de la Orden de Calatrava que tenían su sede en el Castillo del mismo nombre ubicado en Carrión.

Esta imagen -la original fue mutilada y desapareció en la guerra civilha formado parte de importantes acontecimientos relacionados con la provincia de Ciudad Real y la región. Así, por ejemplo, estuvo en el Pabellón de Castilla-La Mancha durante la celebración de la Expo de Sevilla.

Pilar Muñoz. La Tribuna Dominical N.º 26, 8/11/1998

 



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