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miércoles, 31 de agosto de 2016

UN NUEVO MECENAS EN CIUDAD REAL: EL CONTADOR FELIPE MUÑIZ Y EL CAMARÍN DE LA VIRGEN DEL PRADO (II)


 
La Virgen del Prado en la puerta de entrada del camarín con el manto de salida de los Condes de la Cañada

El Camarín de Nuestra Señora del Prado hoy en día

La escalera y camarín de la Virgen del Prado de Ciudad Real ocupan la zona nordeste del edificio en el que está ubicada la Catedral de Ciudad Real. Su planta adquiere forma de “L” con un ángulo mayor de 90 grados, abrazando así la mitad del presbiterio de la iglesia.

Exteriormente el conjunto presenta un alzado escalonado que coincide interiormente con su desarrollo. Esta disposición posibilita además el refuerzo, a modo de contrafuerte, del testero poligonal del templo.

Los muros arrancan de un zócalo de piedra para preservar de la humedad. Sobre ellos el paramento emplea mampostería ordinaria, con refuerzo de sillerías en las esquinas. De la época original se conservan varias ventanas, construidas en piedra cercadas con marcos adornados con orejetas y cerradas con rejas abalaustradas. El cuerpo del camarín propiamente dicho sobresale en planta, concentrándose toda su decoración en la ventana reformada en el año 1918 bajo la dirección de Andrade, adoptando un canon estilístico eclético propio de la época. Toda esta estructura se cubre con teja árabe.

 
Arco de medio punto que comunica la antigua capilla de San Miguel con el espacio donde se encuentra la escalera de subida al camarín

Interiormente se accede a la escalera a través de la antigua Capilla de San Miguel en donde se encontraban las tablas que actualmente flaquean el retablo mayor y que formaban parte de otro retablo (14) de reducidas dimensiones dedicado al mencionado santo. En el muro del lado del Evangelio se abre una puerta adintelada cerrada por una reja de fábrica moderna, presentando interiormente arco de medio punto sobre medias pilastras. Atravesando el vano se accede a un doble espacio siendo el primero cuadrado, cubierto con bóveda de crucería y el segundo rectangular, cubierto con bóveda de arista, comunicados entre sí mediante un amplio arco de medio punto peraltado. Es necesario tener presente que todo este espacio ha sufrido numerosas reformas, centradas en los últimos años del siglo XIX y los dos primeros tercios del siglo siguiente, condicionadas por la adecuación del espacio a sede prioral, basílica, así  como por la necesaria reconstrucción después de la Guerra Civil. Por las letras apostólicas de Pio IX “Ad Apostolicam” de 18 de noviembre de 1875, se erige la provincia de Ciudad Real en Priorato de las Ordenes Militares de Santiago, Alcántara, Calatrava y Montesa. Estas letras se ejecutaron el 15 de mayo de 1876 y se promulgaron en Ciudad Real el 4 de junio del mismo año (15). Fue en esta época cuando se tuvieron que realizar grandes obras de reforma y adaptación. Entre otras fue necesario ampliar el presbiterio añadiéndole dos paños más para poder instalar una nueva sillería que provenía de Uclés.

Atravesando la mencionada Capilla de San Miguel, hacía la derecha encontramos el arranque de la escalera, cerrada por una reja plateresca del siglo XVI que anteriormente daba paso a la Capilla de los Loaisa (16) y que con las adaptaciones arquitectónicas y litúrgicas mencionadas anteriormente fue trasladada desde el muro de la epístola al lugar que ocupa actualmente.

 
En la puerta de entrada del camarín podemos ver tallado el emblema mariano y las iniciales SAS (Su Alteza Serenísima)

La escalera queda dividida en tres tiros separados por mesas enlosadas con baldosas cuadradas en tonos grisáceos y blancos dispuestas en damero. Los peldaños que recubren los escalones son de piedra jaspe en los mismos tonos grisáceos que las baldosas anteriormente comentadas, sobresaliendo la huella sobre la contrahuella. El espacio se compartimenta verticalmente en varios tramos fajeados mediante estilizadas pilastras dóricas, sobre las que descansa un sencillo entablamento corrido. Se cubre con una bóveda de medio cañón, ornamentada con arcos fajones, alternadas con bóvedas de arista que coinciden con las mesas o descansillos. El espacio queda iluminado mediante luz natural proveniente de los tres vanos rectangulares abiertos a distinta altura en el muro Este.

Dejando atrás la escalera y guardando el espacio sagrado del camarín se encuentra un acceso adintelado cerrado por una puerta de madera compuesta por dos hojas decoradas por cuarterones en forma cuadrada y rectangular alternativamente. La zona alta de las hojas se enriquece por tarjetas rodeadas de cuarterones en L, y cuadrados. Una de ellas posee las iniciales SAS (Su Alteza Serenísima) y la otra el emblema mariano, ambas estuvieron rematadas en su día por coronas que hoy se han perdido.

Detrás del lugar preferente que ocupa en el retablo mayor la imagen de la Virgen del Prado durante casi todo el año, se abre un espacio de planta cuadrada destinado a cámara de la Virgen y conocido como camarín.

 
Actualmente las paredes del camarín están cubiertas por mármoles de diversas tonalidades

Los camarines surgieron durante la época barroca. En este tiempo infinitud de imágenes de patronas, santas y vírgenes vieron mutilado parte de su cuerpo para poder vestirlas mejor. Pasaron de ser vírgenes de cuerpo entero o bulto redondo a vestideras. Ante la necesidad de guardar  todas sus alhajas y vestimentas en algún lugar, surgieron estos espacios detrás del muro este del presbiterio.

El camarín que nos ocupa posee planta cuadrada y tiene rasgados dos de sus muros. En el muro Oeste, aproximadamente a metro y medio del nivel del suelo se abre una ventana que comunica con la hornacina del retablo mayor donde reside la mayor parte del año la imagen de la patrona de Ciudad Real. En el muro opuesto se abre otra ventana a nivel del suelo y de mayores dimensiones. Originalmente este vano poseía una doble función: iluminar simultáneamente la estancia y la imagen por detrás para que cuando el fiel entrara en la iglesia por la nave principal pudiera contemplar la figura de la Virgen rodeada de majestad, resplandeciendo un halo luminoso a su alrededor. En la actualidad podríamos decir que persigue una tercera función.  Todos los días al anochecer, después de la última misa de la tarde, la peana de Nuestra Señora gira 180 grados para poder ser contemplada y venerada desde el exterior del recinto sacro por los fieles.

En la década de 1960, durante el episcopado del obispo Hervás Benet, con motivo de la coronación pontificia de la Virgen del Prado se efectuaron obras de restauración y embellecimiento del templo:

Tanto el trono como el camarín fueron revestidos de mármoles crema travertino en el primero, verde molins y verde serpentina en paramentos, pilastras y cornisas del segundo (…)” (17)

 
Yesería dorada sobre el arco rebajado que cobija el nicho con una paloma representando al Espíritu Santo sobre un triangulo que simboliza la Santísima Trinidad

Entre el anillo que soporta la cúpula y los muros descritos existe un espacio intermedio donde se alojan las pechinas. Entre estas hay tres plementos con forma de media luna, subdivididos en tres paneles y ornamentados por yeserías compuestas de hojarasca vegetal y piñas (18). Sobre el muro de la hornacina, donde se aloja la imagen, el espacio es distinto al resto y viene determinado por el arco rebajado que cobija el nicho. En este caso el espacio se vuelve a dividir en tres pero se enriquece con dos relieves de ángeles vestidos con largas túnicas y portando entre sus manos una cartela en donde se graba con letras doradas el emblema mariano, las iniciales A y M entrelazadas.

El intradós del arco se ornamenta con yeserías doradas concentrándose en la central toda la decoración: unas cabezas de querubines en los ángulos y en el centro la figura de bulto redondo de una paloma con las alas desplegadas representando al Espíritu Santo e inscrita en un triangulo con ráfagas en los extremos que simboliza la Santísima Trinidad.

 
Cúpula barroca del camarín

En las pechinas que soportan el peso de la cúpula se concentra la totalidad del programa iconográfico del camarín. Se rodean de la misma hojarasca vegetal entrelazada descrita anteriormente con una cabeza del bulto de un querubín en el ángulo interior albergando en el centro unos tondos de madera que representan a los cuatro evangelistas de medio cuerpo, policromados y estofados, acompañados cada uno de su atributo personal.

El tondo de San Mateo se resuelve como si se tratara de una ventana. La figura parece asomarse al óculo girando su cabeza sobre el hombro izquierdo. Presenta un rostro con cejas arqueadas marcándole arrugas en la frente, boca entreabierta con bigote al sesgo y barba redondeada y negra, igual que sus cabellos peinados con raya en medio. Levanta el brazo derecho en ángulo recto para portar la pluma mientras que con el contrario sostiene un libro abierto. Viste túnica en tonos ocres con manto enrollado sobre el hombro en tonos azules y encarnados. A su espalda se encuentra un ángel vestido con túnica talar, apoyando su diestra sobre el hombro del evangelista. Su brazo contrario aparece mutilado a la altura del hombro.

 
San Mateo

El evangelista más joven, San Juan, gira totalmente la cabeza sobre sí mismo hacia su derecha. Presenta una tez imberbe con ojos abiertos, nariz picuda y boca cerrada. Sus cabellos negros y ondulados se peinan con raya en medio descendiendo sobre sus hombros. En la mano izquierda portaría probablemente pluma que en la actualidad ha perdido y en la contraria sostiene libro abierto, aunque el brazo queda mutilado a la altura del codo. Viste manto encarnado sobre túnica de tonos verdosos. A su lado vemos el atributo parlante: un águila que sostiene sobre el pico un tintero.

El siguiente evangelista, San Marcos, se presenta frontalmente. Posee un rostro triangular, cejas arqueadas y ceño arrugado. La boca entreabierta rodeada de bigote al sesgo y barba bífida es de tonos grisáceos, igual que sus cabellos cortos y ondulados con gran mechón sobre la frente. Viste túnica azul decorada con motivos vegetales y anudada al pecho bajo manto dorado cruzado al hombro. Los dedos índice y anular de su diestra permanecen rígidos, mientras que los restantes se contraen para coger la pluma que actualmente ha perdido. Alza su brazo izquierdo en ángulo, y bajo este, la cabeza de un león, alusivo a su evangelio. Por un orificio que presenta la cabeza del animal pensamos que san Marcos, igual que el resto de los evangelistas portaría un libro que hoy en día no ha llegado a nuestros días.

 
San Juan

La figura de San Lucas, también frontal, posee rostro barbado con bigote al sesgo en tonos grisáceos. Sus cabellos despeinados descienden sobre sus hombros de manera desordenada. Su indumentaria se compone de túnica de tonos ocres y dorados bajo manto azulón recogido en su brazo. En su diestra sostiene pluma y en la contraria porta libro abierto.

Debemos resaltar la mirada de los cuatro evangelistas. Cada uno mira hacia un lado pero todos observan lo mismo. Sus ojos convergen en el nicho donde reside la Santísima Virgen. Todos miran asombrados y con veneración lo que allí acontece y lo que allí reside.

 
San Marcos

La cúpula descansa sobre anillo moldurado o pequeño tambor que se ornamenta con pinturas jaspeadas imitando a mármoles en tonos azules, propia de finales del siglo XVIII y siguiente. Se adosan al anillo ocho figuras de ángeles desnudos en distintas posiciones rodeados de hojarasca, dátiles y granadas abiertas; este fruto, igual que las piñas, es símbolo de la fertilidad. El interior de la granada es fértil ya que está repleto de multitud de granos o semillas; del mismo modo el vientre de María está lleno de fertilidad y de fecundidad. Durante esta época todavía están vigentes los postulados contrarreformistas que tuvo que llevar a cabo la Iglesia para hacer frente a las herejías que promulgaba Lutero en torno a la figura de la Virgen.

La cúpula de media naranja está dividida en ocho plementos que son enriquecidos por yeserías barrocas compuestas de hojarasca vegetal entrelazada en sentido ascendente y entremezclada con algunos símbolos marianos como son los frutos anteriormente mencionados, corona imperial y el emblema alusivo a la Virgen, la iniciales A y M entrecruzadas.  Todo este monumental conjunto arquitectónico y escultórico es rematado en la clava de la cúpula por un florón dorado compuesto de distintos elementos vegetales y frutales.

Pilar Molina Chamizo, Doctora en Historia del Arte, y Juan Crespo Cárdenas, Licenciado en Historia del Arte. Revista “Veracruz”, Puertollano 2011, páginas 53-61.

 
San Lucas

(14) En la actualidad desaparecido.
(15) LABRADOR PALOMARES, U., Dichosa tu, Graficas Cervantes, Ciudad Real, 1990, p. 134.
(16) El espacio que estaba destinado a capilla, pasó a convertirse en Sala Capitular, cerrándose el muro que comunicaba con el presbiterio y abriendo una entrada a través de la sala contigua a la sacristía nueva.
(17) GOMEZ MORENO, H., Notas históricas alrededor de la Imagen de la Santísima Virgen del Prado, patrona de Ciudad Real, Editorial Calatrava, Ciudad Real, 1969, pp. 168.
(18) Símbolo por excelencia mariano asociado a la fertilidad de María.

 
Sobre el anillo de la cúpula podemos ver ángeles desnudos en distintas posiciones