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viernes, 30 de noviembre de 2018

¡SALVEMOS EL PALACETE DE LA CALLE REAL!



Cumpliendo un deber, al igual que hubieran hecho sin duda alguna Julián Alonso y Emilio Bernabéu, emprendemos una nueva lucha para salvar de su total destrucción, la casa más antigua que hoy nos queda en Ciudad Real. Ya en 1940, nuestro cronista oficial Julián Alonso Rodríguez, nos profetizó, según el curso que iba tomando la destrucción del patrimonio capitalino "que tres años antes de que culminara el presente siglo en Ciudad Real, se podrían contar con los dedos de una mano, las casas históricas".

No se equivocó nuestro ilustre historiador y por ello intuyó que Ciudad Real al igual que otras ciudades alemanas, destruidas al término de la segunda guerra mundial, sólo quedarían en pie, las iglesias y conventos, a diferencia de que las ciudades germanas fueron arrasadas por la aviación aliada, y Ciudad Real, por intereses personales de inmobiliarias, políticos y especuladores aliados.

Por ello, el profesor Alonso, ante aquella intuición, se apresuró a recuperar con su cámara, al igual que hizo Casiano Alguacil en Toledo, todas aquellas casas, edificios, arcos, patios columnados, escudos, artesanados, puertas, etcétera. Nuestro profesor salvó, con aquellas fotografías, el patrimonio de Ciudad Real que iba a desaparecer, y también luchó en detrimento de su propia vida, por la conservación de estos. Un Goliat grande y poderoso, "Ayuntamiento y Diputación", contra un David inteligente sagaz y valiente, Alonso y Bernabéu.

Aquellas luchas iniciadas en 1958 por Julián Alonso para salvar la "Casa de la Torrecilla", sin parangón en la historia de la ciudad, fue ron secundadas por Bernabéu, Agostini, Paco Pérez, Galiana, etcétera. Años antes (1950) lo habían hecho con el arco de entrada del Alcázar Real, ambas sin éxito.

Pero causa estupor ahora, que la casa-palacete enclavada en el centro de la calle Real, que en el año 1244 dio nombre a ésta el propio rey Fernando III el Santo, en las famosas vistas ocurridas en el primitivo Pozuelo de Don Gil, esté sentenciada a muerte.


Por ello, no podemos ningún ciudarrealeño tolerar de forma alguna, acciones que atenten contra nuestro más que mermado, patrimonio histórico-artístico.

Invito desde estas líneas a plantar cara para proteger lo que es nuestro; lo que pertenece a toda la ciudad, aunque ahora esté en manos de quienes pretendan destruir, borrar nuestra historia, nuestro pasado y nuestro arte. Esta casa-palacete, conserva intacto el único ejemplar de portada con alfíz, hoy existente de las 197 casas que registró el cronista Alonso en 1917. Bajo este alfíz, se halla un magnífico escudo de armas, espectacular pieza labrada en piedra de sillería, aunque ésta se encuentre bajo una ligera capa de cal donde puede observarse dos leones rampantes arañando un árbol de sinople, repitiéndose este mismo escudo heráldico, en el interior del edificio, en toda la columna del patio, así como en las habitaciones de la planta inferior.

Sino lo evitamos, este palacete, en buen estado de conservación, desaparecerá para siempre, con la consiguiente reducción de nuestro patrimonio, hecho irreparable sin duda, en perjuicio de las futuras generaciones. Es posible que todo el material arquitectónico de valor considerable por su antigüedad, puede, si se consuma el atentado, ser trasladado a propiedades particulares, o vendidos o destruidos por la pala demoledora. Pero lo más sorprendente de todo es, que la Comisión de Patrimonio de la junta de Comunidades de C. M., están declarando de interés cultural o artístico, edificios construidos en el siglo XX, como el Gran Hotel, la Casa de los Navas-Aguirre, el edificio de la Joyería Benjamín, mientras se relega de facto al olvido, casas como la que nos ocupa del siglo XVI y otras del mismo rango.

Exigimos que no se atente contra Ciudad Real. Que se salve la única casa que queda de su pasado histórico, muestra fehaciente de lo que fue la ciudad, y que sea un legado vivo para nosotros mismos, para nuestros hijos, para nuestros nietos. ¡Nada más!

José Liberto López de la Franca y Gallego. Diario Lanza, 17 de Mayo 1998


jueves, 29 de noviembre de 2018

FRANCISCO ORTEGA TERMINA SU ESCULTURA DE DON QUIJOTE Y SANCHO SOBRE EL VIEJO OLMO DE LA PUERTA DEL PARQUE DE GASSET



El pasado martes se inauguraba la escultura tallada por Francisco Ortega Fernández, de Don Quijote y Sancho, sobre el viejo olmo centenario a las puertas del Parque de Gasset. Este árbol tuvo que ser talado después de que se cayera una rama de 400 kilos en el año 2013. Un informe aconsejaba la tala del árbol, dado su estado de pudrición, para evitar accidentes. 




El ebanista y carpintero ya jubilado Francisco Ortega, reconocía que un día pasó por la puerta del Parque y vio cómo estaban cortando las ramas y se dijo “si tenemos aquí a un paso el Museo del Quijote, y este tronco que ya ternemos sin ramas… aquí tenemos a Don Quijote y Sancho. Algunos se lo creían y otros no… pero yo sabía que aquí estaba el Quijote y Sancho”.




Ortega propuso al Ayuntamiento el poder utilizar esta madera para realizar una escultura alusiva al Quijote, cuyas escenas ya había representado en otras obras. La concejala de Medio Ambiente, Manuela Nieto-Márquez, vio positivo su realización y permitió su realización. Y a golpe de gubia, cincel y mazo, ha transformado durante el último año, este tronco muerto en estas figuras cervantinas.



El tronco mide más de un metro de diámetro, y de altura, el Quijote mide 2,30 metros y Sancho, 1,90 metros, y la escena tallada narra cómo Sancho Panza trata de retener a su señor cuando ve a los lejos a los molinos que él veía “gigantes”. Además, ha añadido dos leyendas a modo de bocadillos de los comics: a Don Quijote diciendo “Aquellos que allí ves de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas” y a Sancho “que no son gigantes, sino molinos de viento”.


miércoles, 28 de noviembre de 2018

UNA GUÍA PARA VISITAR EL MUSEO DE LA FAMILIA MEDRANO-CENDRERO


Las fotografías que acompañan esta entrada son del año 1983, año de la inauguración del museo. En la imagen la portada del museo en el referido año

El pasado sábado, se inauguraba el Museo Archivo-Histórico Municipal Elisa Cendrero, después de catorce años cerrado. Realizando una visita al mismo, y más concretamente la segunda planta del mismo, lo concerniente a la Familia Medrano-Cendrero, se puede comprobar que se encuentra casi todo lo expuesto hasta el año 2005, aunque hay piezas que no se han repuesto, sin saber el motivo para ello, como por ejemplo  la escultura de “Negro Leyendo” que se exponía en la sala de Artesanía y Costumbres Populares.

Muchos de los ciudadrealeños que visitaron el museo el pasado fin de semana, echando en falta una pequeña guía de lo expuesto en el museo y sobre todo en las vitrinas del mismo, donde no hay ninguna indicación de lo expuesto allí y a la época a la que corresponde.

En el año 1983, el entonces Director del Museo Archivo-Histórico Municipal Elisa Cendrero, D. José González Ortiz, que tanto trabajo para la puesta en marcha del museo y su mantenimiento, y ausente en el acto de la reapertura del museo al no ser invitado; publicó en el cuaderno número 13 del Instituto de Estudios Manchegos, una guía para visitar el museo, y sobre todo lo relacionado con la familia Medrano-Cendrero, que hoy reproduzco.

La antigua entrada al museo por la puerta principal del edificio 

En la escalera de acceso a la planta superior, donde ha sido instalado el Museo, pende del muro tres reposteros pintados por Ángel Andrade, uno de ellos con anagramas de la familia Medrano Cendrero, y los otros dos con escudos alusivos a estos apellidos. En los rellanos de la misma, nos llama la atención, dos calderos de cobre para matanza y en la parte superior del techo los relieves y molduras en yeserías, tardomodernistas que aparecen en toda la edificación, diseños del genial Ángel Andrade.

Galerías

Tras rebasar la puerta final de la anterior escalera, nos encontramos con fas galerías o pasillos que circundan el patio central de luces.

En ellas destacan un interesante retrato a pastel de doña Elisa Cendrero, pintado por Ismael Blat (1927), seis escudos de armas familiares: “Armas de la Casa Sánchez” y “Armas de la Casa Sierra”, pintados al oleo por E. Chacón ( 1877), dos de “Armas de la Casa Sierra”, de pintor anónimo, otro más pequeño de “Armas de la Casa de Sánchez”, anónimo y dos más de la casa solariega de Zaldívar con la leyenda: “Quien en Campo venció y Rompió la cadena, alce pendón lobos y Calderas”, anónimos.

En la misma galería, hay igualmente dos arcones de madera de alcanfor de la Armada española. (Sobre 1862). En la primera panoplia de armas blancas (próxima a los anteriores escudos de armas), tenemos tres espadas del siglo XVI, un florete de esgrima (siglos XVIII-XIX) y cinco sables de la primera mitad del siglo XIX próximo a esta panoplia hay otra segunda con puñales y cuchillos del siglo XVII al XIX, entre ellos una “gumía” árabe.

Una tercera panoplia, nos exhibe tres sables mas y tres espadines, armas de la segunda mitad del siglo XIX, procedentes de fabricas de Toledo, a excepción de un espadín
inglés, con empuñadura plateada y “Cachas” de nácar.

Dentro de la serie de armas, en una cuarta panoplia, se nos muestra varias armas de fuego: “Trabuco de chispa” (siglo XVIII), “Tercerola de chimenea” (1806) y “Bastón-pistola” (principios del siglo XX), y colgados del muro, dos “mosquetones de asalto” de la época de Isabel II (1862-1865).

Alternando con las panoplias de armas, cuelgan cuatro títulos otorgados a familiares de doria Elisa Cendrero; don Santiago Sánchez Ramos (1866) “Comendador de numero de la Real y Distinguida Orden Americana de Isabel la Cató1ica”, y “Caballero de la Real y Distinguida Orden de Carlos III” (1861), a don Juan Carrillo y Melero (1883) “Comendador de numero de la Real Orden de Isabel la Católica”, y don Francisco de Sierra y Zaldívar (1866) “Caballero de la Real Orden Americana de Isabel la Cató1ica”, igualmente un pergamino de “Hija predilecta de Carrión de Calatrava”, otorgado a doña Elisa Sánchez Ramos (15·3-1928).

En las Galerías, cuelgan además de la ya citada de Ismael Blat, dos pinturas de Ángel Andrade, un boceto del “aniversario” y una “Marina” pintada en Venecia (1888), así coma dos trabajos de María Elisa Medrano Cendrero, “Frayle” y “Retrato de María Jesús” y una “Marina” de pintor anónimo pintada sobre vidrio.

Vista de una galería, en concreto la primera que nos encontramos al subir al primer piso

En el extremo opuesto de la galería, un magnifico arcón de madera de nogal tallado en relieves, nos atrae la atención (primera mitad siglo XIX, barroquista), así como una vitrina dedicada a la Orden de Calatrava, en ella hay varios documentos impresos y manuscritos relacionados con familiares de doña Elisa y un libro de la primera mitad del siglo XVII, a “Definiciones de las Ordenes de Caballería” y algunos elementos del atuendo de Caballero de Calatrava. Próximo a ella una fotografía de don Ramón Medrano y Rosales, ataviado de Caballero de la Orden de Calatrava, así como una fotografía de boda con doña Elisa, y dos más de sus hijas María Jesús y María Elisa. En esta zona de las galerías, se destaca dos tapices de seda roja “afrancesa” con escudos de la a “Casa Medrano” y la “Casa Cendrero”, y dos consolas con espejos chapadas en madera de nogal de principios del XX.

Encima de las mismas dos relojes de mesa con sus respectivos candelabros. Uno de ellos en calamina patinada verde-oscuro con figura de “hombre”, y el otro rococó dorado cubierto por campana de vidrio de la marca “Rodríguez y Cía”.

Una tercera consola de madera de nogal y con espejo dorado, decora el extremo final de la galería, en la zona de los “aseos”, encima de la mesa, posa otro reloj en calamina patinada con “figura de mujer” sobre peana de mármol y a su lado dos candelabros, no lejos de este rincón hay un segundo espejo dorado.

Dentro del capítulo de varios, citaremos, diversas laminas policromadas del siglo XIX, francesas de Clemet Sculp, Legrand Sculp, (L'air, le feu. etc.) y españolas de la fábrica de J. J. Martínez-Madrid (“La niñez”, “Pablo y Virginia”, etcétera, dos trofeos disecados “Cabeza de cierva” y a “Cabeza de jabalí”, cuatro diplomas del siglo XIX, y tres sillas y sofá, estilo Luis XVI, dos Sillas de madera de nogal y un sillón de nogal labrado con relieves de “piñas” (1ª mitad siglo XIX, barroquista).

Otra de las galerías del museo 

Capilla

La capilla situada originariamente en la planta baja, nos muestra el contexto religioso de la casa, en ella podemos destacar el altar de madera, obra de Joaquín Coronado (1903), cuyos motivos ornamentales, nos recuerda el gótico tardío (flamígero o isabelino). El ara, se cubre con corporales de tela y encajes bordados con hilos de plata, por encima y en la “ornacina” que se forma en el cuerpo central del altar, descansa una a “Dolorosa” (Principios del XX), con medallas en su túnica a “exvotos”, así como un Cristo de escayola patinada. En los muros se cuelgan diversas laminas y fotografías religiosas (Virgen de la Encarnación, Macarena, Virgen del Prado, Pilar, etcétera), diplomas e indulgencias otorgados por diversas autoridades eclesiásticas (18 en total), Cardenal Monescillo, Remigio Gandasegui y Gorrochategui, Tomas Bryan Livermore, etcétera, representándose próximo a la parte superior del techo, el “Vía Crucis” mediante crucecitas de madera.

Alternándose con estos objetos sobresalen seis pinturas antiguas: “Virgen de Llanes”, asturiana, de pintor anónimo del siglo XVII, “Inmaculada”, pintor anónimo del siglo XIX. “Santa Genoveva”, pintor anónimo de finales del siglo XIX, a “San Buenaventura”, pintor anónimo del siglo XIX, a “San Jerónimo” pintor anónimo del siglo XIX (barroquismo-tenebrista), a “San Miguel”, anónima de finales del siglo XIX, principios del XX, igualmente se destaca entre estos bienes culturales, una pileta en porcelana de agua bendita con la imagen de la Virgen del Pilar.

Respecto al mobiliario de esta sala, se reduce a cuatro reclinatorios, un pequeño confesionario dos mesitas con paños bordados, descansando encima de una de ellas, una imagen de la Virgen del Pilar en alabastro.

Vista de la capilla 

Dos vitrinas actuales, nos exhiben diversos objetos interesantes, una de ellas dedicada a vestimentas sacerdotales, con cinco casullas y elementos accesorios, amitos, albas, cíngulo, paños bordados, etcétera. Las casullas de atractivos colores, negro, rojo, blanco, malva, verde y bordadas con bellos motivos ornamentales, estando una de ellas, pintada al oleo en su decoración, por doña Elisa Cendrero.

La otra con objetos variados, candelabros de plata, cáliz, patena, diversas representaciones religiosas, (Niño de Praga, Virgen del Pilar, San José, etcétera).

Una interesante colección de doce rosarios, confeccionados en cuentas de algarroba, madera, marfil, nácar, vidrio de Murano (Italia) de los siglos XIX-XX. Tres pequeñas cruces de madera con incrustaciones de nácar y cinco relicarios, uno de ellos con reliquias de diversos santos. En la misma vitrina, se ha de destacar, una pequeña lamina de cobre pintada al oleo, anónima copia tardía flamenca del siglo XVIII, representando un “ECCE-HOMO” que guarda semejanza con la versión de la Iglesia de de San Gil de Burgos y con otras versiones, coma la que encierra la tabla central del tríptico de San José y Santa Ana de las Carmelitas. Otra representación interesante es la que nos muestra una concha marina, con una pequeña virgen pintada en su interior, anónima y factura de reminiscencias góticas, aunque de época posterior.

También, se ha de destacar una placa-medalla circular, con baño electrolítico de plata, con una imagen del Papa Pio XII del “XXXV Congreso Eucarístico Internacional de Barcelona, año MCMLII”. En el apartado de varios, nos llama la atención el Misal, edición en latín de 1905, y tres oraciones igualmente en latín, montadas en marcos de calamina plateada, una tela pintada de principios del XX, en la “ornacina” del altar, “Sagrado Corazón” y “Virgen María”, apagavelas, dos candelabros cuatro lamparitas de aceite (para mariposas), dos apliques metálicos a ambos lados del altar, una lámpara de plata con cade.na pendiente del techo, y una Bula del Papa León XIII.

Vitrinas con objetos de culto expuestas en la capilla 

Sala Comedor

Aparte de las molduras modernistas en el techo (Diseños de Ángel Andrade), suelos de madera y chimenea de mármol, hay que destacar la interesante colección cerámica, formada por platos colgados del muro de la “Serie oriental”, en versión inglesa de la 2ª mitad del siglo XIX y 1ª del XX, cuatro platos portugueses en relieve de 1905 (de temas florales y gastronómicos), dos de reflejos metálicos de Manises del siglo XVIII, un plato de cuerda seca, “León rampante” de Teruel, tres de la serie “China Opaca” de la Casa Pickman de principios de siglo, uno de la serie “Guirnaldas” de Talavera de la Reina, 2ª mitad del siglo XIX y otro de tema cervantino de Puente del Arzobispo, 2ª mitad siglo XIX.

A estos hay que añadir dos jarrones de la Serie “Guirnaldas” de Talavera, 2ª mitad del siglo XIX, y dos bandejas con serigrafías y soportes de metal.

En la vitrina situada en esta sala, se conservan vajillas en porcelana de la Casa Piekman, serie “China opaca”, otras piezas esmaltadas (Botijo, posahuevos, bacines de la Cartuja, y Puente del Arzobispo, y vidrios artísticos, soplados y tallados y algunas copas de “La Granja” (Segovia) imitando vidrios venecianos de Murano.

El mobiliario de estilo Luis XVI, está formado par sillas, butacas, sofá, mesa y consola, Jardinera. Encima de la mesa posa, tres fruteros de alabastro, y próximo a la misma una “Camarera”.

En la parte superior de la chimenea, cuelga un espejo tallado veneciano, y la chimenea, se complementa con una “mampara” pequeña, para proteger de humos y chispas, y soporte de bronce conatizador, badil y tenaza, así coma una “coquera” para guardar carbones y leña, en color verde con serigrafías.

Sala Comedor

Sala de Artesanía y Costumbres populares

Originalmente se trataba de la cocina-despensa, separada ambas dependencias por muro y puerta.

En ella se conservan instrumentos agrícolas y enseres de la propia casa, algunos ya extinguidos y otros en vías de extinción o sustitución por otros más avanzados técnicamente, pertenecientes a la 2ª mitad del siglo XIX y principios del XX. Entre ellos destacaremos, instrumentos agrícolas formados por cucharones de asta de toro, labrados a punta de navaja por pastores, hocino, hachas, hierros de marcar ganado, ganchos, moldes de quesos moldes de dulcería para hacer “flores”. Los carros agrícolas, tienen su fiel reproducción en dos ejemplares: un pequeño carrito y una galera, reducida de tamaño, constituyendo parte de la juguetería de la casa, destacándose también en este apartado un juego de “Croquet” de 1912, y muñecos de tema taurino (Cantinflas, L. M. Dominguín, Manolete, Manolita Cindrón, sobre 1955).

Intercalados con estos instrumentos, destacan dos calentadares de cama de utilidad mas especifica en la ciudad, mientras en los medios rurales se utilizaban las “Tumbillas” (Tumbillos o tumillos en Tarazona de la Mancha), típicas del área manchega, constituidas por un armazón de madera, que alojaba un recipiente de arcilla cocida, para brasas, sirviendo igualmente para calentar las camas. Braseros de latón, cobre, hierro, anafe o “anafre” para calentar planchas, atizadores, almireces de bronce, tinaja lebrillo, baño de adultos en zinc y un pequeño y delicado “Lavabo de bebe”, decorado con serigrafías de finales del siglo pasado.

De los antiguos carnavales de Ciudad Real, se conserva un traje de “Arlequín”, y en vestimenta, un traje de mujer con lentejuelas de principios de siglo.

De la segunda mitad del siglo XIX, exhibe esta sala una escultura policromada de “Negro leyendo” de estilo colonial, sombrillas de principios de siglo, mapas antiguos y entre ellos uno representa a Ciudad Real medieval y su recinto amurallado del año 1862, costurero de la misma época y una colección de cajitas de cerillas de 1960, “Historia del vestido”, placas de guardas jurados, devanadera, guitarra de 1895, consola de madera de nogal, etcétera, y otros interesantes bienes culturales etnológicos.

Otra vista de la Sala Comedor

Biblioteca.

Próxima a la sala de artesanía, fue anteriormente una habitación dormitorio. En ella hay una estantería actual con ediciones encuadernadas en cuero de la 1ª y 2ª mitad del siglo XIX, y ediciones posteriores, de temas variados, religión, literatura, etcétera, y algunos periódicos encuadernados “La Moda Elegante Ilustrada”, “Blanco y Negro”, etcétera. En otra Vitrina se conservan libros encuadernados en pergamino de la 1ª mitad del siglo XVII y otros del siglo XVIII, dos ejemplares de  “La Tribuna” 1912 y 1915, con personajes de la vida política de Ciudad Real, entre ellos don José Cendrero, Gasset, etcétera, así coma dos programas de fiestas de Ciudad Real. 1912 y 1926.

Diversas fotografías familiares decoran esta sala; con marco cuadrado dorado a doña Encarnación Fernández de Sierra Zaldívar y don Santiago Sánchez Ramos (Gobernador Civil de Ciudad Real y Presidente de la Diputación Provincial). Otra fotografía con marco dorado nos representa la “Llegada del Aviso Giralda a Sevilla, conduciendo los restos de Colon” (19-1-1899). Dos tapices de temas holandeses decoran ambos lados de la vitrina y el mobiliario de esta sala, se reduce a dos sillas, estilo isabelino tardío. (Luis XVI).

Pasillo.

Este pasillo, comunica las galerías con las anteriores salas y se decora con seis laminas religiosas de la 2ª mitad del siglo XIX, doce dibujos a lápiz y plumilla inspirados en laminas inglesas realizados por familiares de dona Elisa Cendrero (sobre el año 1842). Hay un biombo chino, con motivos orientales (modernista), dos gravados de “La Moda Elegante ilustrada” de 1863, y el mobiliario se reduce a dos sofás, de estilo Luis XVI.

Sala de Artesanía y Costumbres populares

SALAS DE ABANICOS

Siguiendo el recorrido que habíamos iniciado por las galerías, y adentrándonos en “La Capilla”, “Comedor”, Biblioteca y “Sala de artesanía”, continuamos de nuevo por la galería en la zona de “aseos”, al fondo de la planta superior y bordeando el patio central de luces, nos hallamos en la sala de vitrinas o de “varios”.

Sala de varios.

La primera vitrina, exhibe una colección de porcelana de la serie “China opaca” de la Casa Pickman. (2ª mitad del siglo XIX), siendo parte de la vajilla de la casa.

La segunda vitrina, conserva diversos objetos suntuarios: estribos de montar, una de las  primeras radios portátiles de pilas, y cámara fotográfica, catalejo y brújula del siglo XIX, proyector del 1870, y laminas de vidrio pintadas, dos costureros, uno con piezas de marfil, plumieres, uno con instrumentos de marfil colección de monederos en plata, reloj de bolsillo de oro y esmalte, silbato, lupa de patas, recipientes para el rape, balanza del siglo XIX, etcétera.

La tercera vitrina nos muestras dos vestidos de mujer de 1814, dos chisteras y  bonete de abogado de la misma época, toquilla en tela negra y cuentas de vidrio, cuello o “gorguera” de encajes y cuentas de vidrio, dos bastones de paseo “fustas”, con remates de marfil y uno de ellos en oro, guantes de mujer en malla y un juego de cartas de la época de Isabel II.

Sala de varios y abanicos 

Sala de varios y abanicos.

La primera vitrina de varios nos muestra diversos objetos de interés de los que destacaremos: símbolo de coche “Packard”, velón de cuatro cabos, joyero de carey, vaso de vidrio con la imagen de la Virgen del Prado, sellos con anagramas familiares, álbumes de fotos en relieve, objetos variados de escribanía en latón y plata, espejito de la 1ª mitad del siglo XIX, bacía y jarrón de plata copa del mismo metal, bandejas, joyero de vidrio rojo, etcétera. En una segunda vitrina, y en su banda inferior coexistiendo con abanicos tenemos: bandeja de “laca china”, pequeños recipientes de vidrio para perfumes, así como de latón, parte piñones y aviva-velas del siglo XIX.

La colección de abanicos, está contenida en esta y otra sala contigua, formada por cuarenta y siete ejemplares de gran valor artístico.

Los ejemplares expuestos, están realizados en marfil, carey, nácar y madera, en sus varillajes (baraja) y la parte superior “países”, en papel, encajes, raso y sedas pintadas, donde concentran todo su impacto ornamental, mediante temas diversos: Florales y costumbristas, etcétera. Los ejemplares más antiguos de la colección son del siglo XVIII, y coincidiendo este siglo con el reinado de Luis XV, cuando el abanico tuvo su máximo esplendor, convirtiéndose en el rey de los salones. Algunos ejemplares del siglo XVIII (finales), reducen su tamaño, la decoraci6n se simplifica, representándose escenas del mundo griego y romano y costumbrismo en general, siendo también en esta época (finales del XVIII), cuando proliferan los “goyescos” con encajes y lentejuelas, existiendo varias piezas combinadas en las vitrinas con ejemplares del siglo XIX.

Durante la primera mitad del siglo XIX, apenas si producen modificaciones, repitiéndose en numerosos casos, abanicos de finales del siglo XVIII, en cuanto a los materiales utilizados (marfil, carey, nácar, madera, etcétera) y en los países, combinándose, encajes, sedas, rasos pintadas y lentejuelas, reproduciéndose temas decorativos variados, fundamentalmente, costumbristas.

Gabinete 

Los ejemplares de la colecci6n de la segunda mitad del Siglo XIX, son de gran perfección, las zonas decoradas son de encajes de bruselas (en blanco y negro), encajes y gasas con sedas pintadas, algunos ejemplares en cartón troquelado y los ejemplares más “pobres” de papel y cartón, ribeteados ocasionalmente (un solo ejemplar) con plumas. Los varillajes son de nácar blanca y azulado-verdosa con irisaciones rosadas, indistintamente se siguen hacienda en marfil y otras materias. De la segunda mitad del siglo XIX, se conservan varios ejemplares, de los llamados “Filipinos” o “manileños”, con varillas de maderas labradas, o madera recubierta de laca china, así como de marfil tallado en los países, se decoran en tonos multicolores costumbrismo del mundo oriental, y un ejemplar lleva bordado sobre raso, “pájaros e insectos”. Estos abanicos, tuvieron gran aceptaci6n durante la eclosión modernista de 1890-1910.

A finales del siglo pasado y principios del XX, aparte de hacerse mayor su tamaño y utilizarse telas oscuras combinadas en ocasiones con encajes negros, el abanico de alguna forma se populariza, yendo en detrimento de su calidad ornamental y en los materiales utilizados. Paulatinamente, se hace más funcional, “para dar aire”, alejándose de las obras maestras, verdaderas piezas artísticas de los siglos pasados. De esta etapa, se conservan seis grandes abanicos llamados popularmente “Pericones”, en telas oscuras decorados con “Golondrinas”, “flores” y uno de ellos “Chinos con zanahorias”.

En esta sala (sala tercera de abanicos, según el recorrido), hay dos pinturas de Carlos Vázquez, “La Merienda” de la 2ª mitad del siglo XIX y una litografía de 1911 “El torero herido”, dedicada a don José Cendrero. Igualmente tres fotografías dedicadas a la familia: una por don Juan de Borbón a María Jesús Medrano Cendrero (1957) otra de don Juan de Borbón y María de las Mercedes y una tercera de don Juan Carlos y doña Sofía (1962). (Boda real en Atenas).

En otra fotografía, aparecen dos tías de dona Elisa, ataviadas con trajes de amazonas. En estas dos salas de abanicos, hay algunas sillas de estilo isabelino tardío y una mesa de laca china decorada a mano. (Modernista).

Salón Principal de la vivienda 

GABINETE.

Denominado así, a un pequeño cuarto de transición entre el Salón Principal y Dormitorio.

En el mismo puede observarse el mobiliario formado por sillería, sofá y mesa de estilo isabelino tardío (Luis XVI), tapizadas de raso color rosa, un “bureau” de madera, sobre el que descansa dos quinqués de petróleo, transformados en lámparas eléctricas. En el muro cuelga una pintura de Carlos Vázquez (sobre 1910) titulada "La Rubia y la Morena”, al parecer hermanas del pintor, aunque otras teorías, se inclinan por unas cupletistas de Ciudad Real de la época. Encima de la mesa hay una “Cigarrera” con música mediante cuerda y en el resto del cuarto, fotografías familiares: “doña Elisa Sánchez Ramos Fernández de Sierra», con marco ovalado dorado, “don Juan Carrillo de Albornoz Melero”, (Coronel de la Casa Marquesal de Senda Blanca), igualmente con marco ovalado dorado, “doña Barbará Zaldívar y Carrillo de Albornoz”. miniatura en cristal y marquito dorado, “don Francisco Antonio Fernández de Sierra Méndez Flores” (Caballero de la orden de Calatrava y Gobernador político y militar del campo de Calatrava, fotografía bajo Cristal y marquito dorado, doña Emilia Fernández de Sierra Zaldívar” , marco ovalado pequeño, “don Antonio de Arias Rodrigo Montero de Espinosa”, marco similar al anterior, “doña Encarnación Fernández de Sierra Zaldívar”, pequeño marco dorado metálico, don “Santiago Sánchez Ramos” (Gobernador Civil de Ciudad Real y Presidente de la Diputación Provincial), marco idéntico al anterior. Alternando con estas fotografías, hay una pequeña tabla pintada al oleo de la escuela italiana del siglo XIX y de pintor anónimo, y una litografía, representando al “Sagrado Corazón de Jesús”.

Otra vista del salón principal de la vivienda 

Dormitorio.

Se trata de la única sala dedicada a este fin, que se conserva en la planta superior. Habiendo sido la alcoba de dona Elisa y su esposo don Ramón.

El mobiliario está compuesto por: cama de madera, dos armarios con espejos, dos mesitas de noche,  “coqueta”, “paje”, en maderas de nogal, así como algunas sillas, secreter, (muebles del siglo XIX, principios del XX).

Del muro, cuelgan dos fotografías; doña Blanca de Arias y don José Cendrero, así como dos fotografías de doña María Elisa y María Jesús Medrano Cendrero, ataviadas con traje charro salmantino. Entre los objetos variados podemos destacar también: una figura de escayola “San Bruno”, quinqué de vidrio, “Santa Elisa”, acuarela, “Inmaculada” pintada por María Elisa Medrano Cendrero, etcétera.

SALÓN PRINCIPAL

Se trata de una de las salas más exuberantes en su ornamentación, llamada también “Sala de los espejos”. En la misma se puede destacar: Bargueño o arquimesa, con labores de taracea o ataurique del siglo XIX (1ª mitad, barroquista), vitrina estilo “Estuardo” del siglo XIX, que exhibe condecoraciones militares y una interesante colección numismática de época ibérica, romana (alto y bajo imperio), tardorromanas, visigodas, bizantinas, medievales y entre ellas algunos “dirhen”, cufiforme del califato Omega de Córdoba y monedas de siglos posteriores (1ª y 2ª Republica española, Isabel II. Amadeo de Saboya, etcétera), consola-espejo dorado de estilo “pompeyano” del siglo XIX, con tres jarrones ingleses de estilo oriental (modernistas, principios del siglo XX), sillerías, butaca y sofá de estilo “Luis XVI”, mesa de nogal en cuatro cuadrantes, con relicario encima que representa la “Estigmatización de San Francisco”, brasero de latón, piano “B. Eslava”, dos marfiles de elefante asiático y tres espejos rococós (modernistas) así como dos cornucopias de marcos dorados al “pan de oro”.

Tres pinturas decoran esta estancia, una de ellas de la 1ª mitad del siglo XVII (1650) “Dama de fuego”, pintada por C. Holt, de estilo “rubeniano”, una “Sagrada familia”, del siglo XIX de pintor anónimo y “Niños en paisaje manchego” de Ángel Andrade (1890).”

Portada del diario “Lanza” el día después de la inauguración del museo. 15 de enero de 1983

martes, 27 de noviembre de 2018

EL MUSEO-ARCHIVO HISTÓRICO MUNICIPAL “ELISA CENDRERO” ABRE SUS PUERTAS CATORCE AÑOS DESPUES DE SU CIERRE



El edificio es obra de principios de siglo y su construcción se puede fijar en torno al año 1917.

El edificio tiene dos pisos de altura y es de planta cuadrada, con patio central interior, que hace las funciones de elemento distribuidor del conjunto, al mismo tiempo que facilita la iluminación interior de la casa.


Tanto el piso inferior como el superior presentan una distribución más o menos homogénea. En ambos aparecen sendos corredores abiertos al patio, los cuales facilitan, no sólo la iluminación de las habitaciones, sino también el acceso a las distintas dependencias.


La fachada se estructura con un fuerte eje de simetría, que viene establecido por la puerta de acceso, el mirador del piso superior y el pequeño coronamiento en que remata la moldura superior.


La planta inferior tiene marcado carácter de verticalidad que viene determinado por la relación anchura-altura de ventanas y puerta (muy altas en relación con la escasa anchura).


Como elemento característico constructivo de principios de siglo están los miradores, bien de piedra o de cristal. Utilizados generalmente, como objeto decorativo.


Dña. Elisa Cendrero cedió esta casa y su mobiliario para que se convirtiera en Museo; y en su interior se pueden contemplar muebles de época, una importante colección de pintura, enseres etnográficos, etc., destacando la estupenda colección de abanicos de los siglos XVII al XIX y la cerámica del siglo XVII.


Capítulo aparte merecen los fondos del Archivo Histórico Municipal, que posee documentos de los siglos XIII al XIX.

Este archivo acoge los documentos históricos del municipio. Consta de sala de lectura y un depósito de documentos en el que se conservan todo el corpus documental desde el año 1255 (año de fundación de la ciudad) hasta 1900, excepto la serie de Actas Municipales, que se encuentra en el Museo Municipal López-Villaseñor. Como documento singular destaca la “carta Puebla de Fundación de la Ciudad (1255)”, otorgada por Alfonso X “El Sabio”.


PLANTA BAJA

En esta planta podemos admirar una sala con obras de diversos artistas, entre los que destacan: dibujos de Joaquín Araujo Ruano, dos carteles de Ángel Andrade, un lienzo de Manuel López-Villaseñor (1944), Lorenzo Aguirre y varios cuadros de Gloria Merino.


También hay tres salas dedicadas al artista ciudadrealeño Carlos Vázquez Úbeda, pintor, ilustrador y cartelista que cultivó el paisaje y el género costumbrista. En este espacio se puede ver el taller del artista, una gran sala con obras de gran formato, en la que destaca el Cristo de Lepanto y una tercera sala en la que se exhiben cuadros propiedad del Ayuntamiento y otras depositadas por la Familia Oliver. En los pasillos se muestran obras de tema paisajístico. La mayor parte de la obra, así como el mobiliario pertenece a la Fundación Barraquer, que desinteresadamente las ha cedido para su exposición.


Como superficie dedicada a exposiciones temporales está la zona contigua a recepción, dividida en dos espacios expositivos, así como la sala aneja al patio central.


PLANTA ALTA

Toda la superficie de esta planta está dedicada a Museo de la familia Medrano / Cendrero entre cuyas obras cabe destacar un retrato al pastel de Dña. Elisa Cendrero, pintado por Ismael Blat en 1929; igualmente hay enseres, recuerdos y mobiliarios familiares. Entre otros: un bargueño frailero del siglo XVII, muebles de nogal del siglo XIX, así como numerosos espejos dorados al “pan de oro” y sillerías isabelinas.


En la galería pueden apreciarse colecciones de armas blancas, distribuidas en panoplias, de los siglos XVI al XX (espadas, espadines, sables, dagas, puñales y una gumia árabe), procedentes de fábricas de Toledo; así como primitivas armas de fuego, entre las que destacan: un trabuco de chispa, una tercerola de chimenea, un bastón-pistola y varios mosquetones de asalto.


Al mismo tiempo se puede contemplar una breve biblioteca de la familia Medrano / Cendrero con ejemplares de los siglos XVII, XVIII y XIX. En las habitaciones contiguas hay un piano, jarrones y cerámicas de finales del siglo XIX y principios del XX.


En la Capilla se exhiben objetos religiosos, de culto, atuendos sacerdotales, así como cuadros de diferentes épocas (Virgen de Llanes del siglo XVII).


En el gabinete podemos admirar pinturas de Carlos Vázquez y Ángel Andrade y en el salón principal una “Sagrada Familia” de pintor anónimo del siglo XIX y una obra barroca del año 1671 pintada por C. Hornt (“Dama de Fuego”).

  
Interesantes son también los reposteros con los anagramas familiares Medrano / Cendrero, así como los relieves y yeserías de los techos, que tienen un excepcional valor por ser de los pocos que se conservan de la época.


BIOGRAFÍA

Doña Elisa Cendrero y Arias del Castillo y Fernández de Sierra, fue una ilustre dama benefactora y, erudita conocedora de la historia, curiosidades y anécdotas de Ciudad Real.


Descendiente por línea materna de Francisco Antonio Fernández de Sierra Méndez Flores, caballero profeso de las órdenes y caballería de Calatrava, San Fernando y San Hermenegildo que luchó contra los franceses, siendo nombrado por el monarca Fernando VII, gobernador político y militar de Almagro y Campo de Cva.


Hija de don José Cendrero que, fuera presidente de la Diputación Provincial en dos ocasiones además de senador del reino y esposa de Don Ramón Medrano y Rosales Maldonado y Medrano, caballero de la orden de Calatrava, dueño de Benavente y su castillo (actualmente derruido).


Doña Elisa Cendrero recibió a lo largo de su vida diferentes distinciones y reconocimientos, entre otros el de presidenta honoraria de la Cruz Roja y a Título póstumo el “Cervantes de Oro” por su labor cultural.


 Nació en Ciudad Real el 17 de septiembre de 1888 y falleció en la misma ciudad el 29 de abril de 1977.


El Museo Municipal Elisa Cendrero se creó por iniciativa de Doña Elisa Cendrero que poco antes de morir, manifestó su voluntad, a hijas y nieta, de donar la casa familiar y patrimonio al Excmo. Ayuntamiento capitalino con el fin de dedicarlo a Museo inaugurándose como tal el día 14 de enero de 1983.


Texto publicado en el folleto editado por el Excmo. Ayuntamiento de Ciudad Real, con motivo de la reapertura del museo. Ciudad Real 24 de noviembre de 2018.


Fotografías: “miciudadreal”, “La Tribuna de Ciudad Real” y el Excmo. Ayuntamiento de Ciudad Real.