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viernes, 31 de julio de 2015

SANGRÍA PANDORGA



Las personas que pasan de los cuarenta años recordaran que “Caserío Vigón”, aparte de ser un equipo de balonmano, era una empresa que se dedicaba a la fabricación de vinos y gaseosas. Esta empresa  estaba ubicada en el carreterín de la Atalaya y nació en los años sesenta del pasado siglo XX, con la fusión de dos empresas dedicadas a la fabricación de gaseosas de nuestra capital, Vinuesa y González, de ahí nació Vigón.

Los primeros años la empresa se llamó “Espumosos Vigón”, dedicándose a la venta de gaseosas, para pasar posteriormente a la venta de vino, cambiando posteriormente el nombre por el de Caserío Vigón. En la fabricación de los vinos, fue capaz de aunar la producción de vinos de cierta calidad, como crianzas y reservas, y pronto se implantaron en Ciudad Real capital, la provincia y todo el país, incluso exportó vino al extranjero a mediados de los ochenta a países como Alemania, Francia o Gran Bretaña. Los vinos de Caserío Vigón llegaron a venderse hasta en China.

Muchos de los vinos y productos elaborados por Caserío Vigón llevaban nombres de nuestra ciudad, como por ejemplo el vino “Puerta de Toledo”, poniendo a la venta a finales de los años setenta del pasado siglo XX, la Sangría Pandorga que promocionaba con su nombre la típica fiesta ciudadrealeña, que en aquellos años comenzaba a tomar fuerza y que hoy 31 de julio traigo al blog cuando volvemos a celebrar esta tradición en nuestra ciudad.

Otro de los productos de Caserío Vigón, el vino “Puerta de Toledo”

jueves, 30 de julio de 2015

LA MISTERIOSA Y ANCESTRAL “PANDORGA”



Sobre los orígenes de nuestra fiesta, no disponemos de datos suficientes, casi todo son elucubraciones al respecto. No obstante, un cronista de mediados de 1650 ya por aquel entonces tachaba de antigualla a la Pandorga, y entendía que durante el siglo XVI, constaba la ancestral costumbre de ofrecer ante la imagen de la Virgen, canciones populares en la noche del 31 de julio al primero de agosto, junto a la iglesia parroquial contigua a un prado.

En efecto, las gentes de Ciudad real, confiaban a su morena Virgen del Prado sus cosechas, y al finalizar de recolectar los agricultores correspondían a través de las ofrendas provenientes de todos los campos. Es la celebración de la Pandorga, una noche entre julio y agosto, pero no se sabe de buena tinta cuándo aparece la ofrenda, y cuándo es acompañada con música de cuerda los bailes o danzas. Y señalan que era tradición hacerlo debajo del camarín de la Virgen, pero si nos atenemos a lo estrictamente establecido, el dicho ventanal del camarín no va a aparecer hasta el siglo XVIII, abierto a luces sobre el cementerio parroquial de Santa María.

El inolvidable cronista Julián Alonso coincide en apreciar la tradición de aquellas siete banderas ofrecidas a la Virgen, que se exhibían en el templo, en conmemoración de la proclamación del rey de turno, renovación que era realizada por quién organizaba la Pandorga. Sabemos también, que es la frase que más circula de la famosa suspensión de la Pandorga por la tacañería del salmantino corregidor Maldonado, en 1789.

Con data del año 1896, obran en el Archivo-museo López Villaseñor de Ciudad Real, un acta municipal por la cual se concedía un modesto donativo de 50 pesetas para la celebración de aquél año. Durante la celebración ocasional a lo largo del siglo XX, la Pandorga estuvo sometida a oscilaciones que habían condicionado su celebración, rebrotando en su escenario del Paseo del Prado a la sombra del camarín… A principios del aludido siglo, la Pandorga fue resumiéndose a cortas intervenciones del célebre Mazantini, Paco “el ciego” y Pepe “el gordo”, que instituidos en rondalla acudían a la cita del 31 de julio, fuera festejada o no. Desde la creación del evento popular, siglos atrás, fue organizado por decisión del pueblo llano de Ciudad Real.

Durante muchos años los grupos folklóricos que participaban en la ofrenda de flores y frutos a la Virgen del Prado, cantaban al llegar al altar mayor de la Catedral a nuestra Patrona

Costumbre manchega

Y hace exactamente una centuria de años, el reportero Francisco Herencia, hablaba del ambiente de popularidad de la Pandorga –que, por cierto, en dos o tres municipios de España se celebra con idéntico nombre-. En 1915, Paco Herencia publicaba un artículo en el “Pueblo Manchego”, en el que suplicaba a las fuerzas vivas de la capital, que preservaran “una costumbre tan manchega”. Pero fue un sacerdote, don Alfonso Pedrero, el determinante del impulso a la Pandorga, convocando a los que tuvieran facultades para cantar y bailar manchegas e invitaba a la recuperación de la Pandorga. La suspensión del evento en 1922 por la explosión de un almacén pirotécnico en la calle de Los Arcos (General Aguilera), que costó la vida de cinco ciudadrealeños, se ve empañada la Pandorga, que sin embargo cobra un nuevo esplendor al resurgir luego. En 1964 el Ayuntamiento asume la organización de la Pandorga.

Sin embargo, en los años ochenta (s. XX) la Pandorga va a recibir de forma inesperada, entre los papeles de Tomás Valle, sita en la calle Ciruela, un documento que atesoraba su padre y que iba a ser el de la reconstrucción de la Pandorga. En dicho manuscrito se refleja el contenido tradicional de la Pandorga y la existencia de la figura del Pandorgo y el motivo de la conmemoración. Esperamos con verdadera ilusión, el llegar a reconstruir cómo y cuando nace esta curiosa costumbre medieval en Ciudad Real.

José Golderos Vicario (Diario “Lanza” miércoles 31 de julio de 2013, sección opinión, página 32)

La figura del Pandorgo surgió en 1980, en la fotografía los tres primeros Pandorgos junto al entonces Primer Teniente de Alcalde