Vista
de Ciudad Real en 1870, donde podemos ver las murallas que aun subsistían en aquel
año entre la Puerta de Alarcos a la de
Ciruela. La fotografía es de J. Laurent
Anteayer tuvimos una desagradable
noticia los que amamos y velamos por la conservación de los pocos monumentos
arquitectónicos que son huella de
nuestro pasado grandioso.
De la puerta de Alarcos, que como su
mismo nombre lo indica, es salida para las ruinas de la gran Alarca que motivó
la fundación de Ciudad Real, ha sido demolido el arco que no estaba exento,
además del mérito de la existencia de siglos, de cierto valor artístico que ya
depurará, aunque tardíamente, la comisión de monumentos históricos.
Consideramos y no queremos inculpar a
nadie que se ha procedido ligeramente en este asunto.
Una dignidad eclesiástica de esta
Catedral Prioral, el ilustre historiador
D. Luis Delgado Merchán, que conoce el suceso, tiene la palabra y
abiertas las columnas de DON QUIJOTE DE LA MANCHA para que como más autorizado
que nadie en la materia que se debate, haga al menos la manifestación de
protesta que tal acto se merece.
De todos modos, DON QUIJOTE se ocupará
de este hecho.
Periódico
Don Quijote de la Mancha, Año I, núm. 45, Ciudad Real 3 de diciembre de 1902,
pagina 2.
Otra
vista de Ciudad Real a principios del siglo XX, donde podemos ver las almenadas
murallas de Ciudad Real. Pertenece a la colección de postales de Antonio
Carnicer Mena
SR. D. EMILIO BERNABEU.
Muy señor mío y estimado amigo:
Contestó a la honrosa alusión que usted
me hace en su ilustrado periódico sobre el asunto que encabeza estas líneas,
manifestándole que deploro en principio el reciente derribo de la Puerta de
Alarcos, sin dejar de conocer que ni el mérito artístico ni el carácter
histórico de dicha obra reclamaban su conservación en concepto de monumental.
Digo que lo deploro porque al cabo, después de la de Toledo, en buena hora
respetada, era la única que por el blasón de España y reyes de armas que
servían de coronamiento al arco, reflejaba una época y un reinado con más o
menos precisión.
Borrosos y algunos ilegibles los libros
capitulares que guarda el archivo del Municipio pertenecientes al siglo XVI y
parte del XVII, no he podido dar en mi rebusca con la fecha de construcción,
que solo por la indumentaria de los dos heraldos, aunque de basta escultura,
puede fijarse en los reinados de Felipe III o de Felipe IV, contando por tanto
dicha obra tres siglos de existencia a la hora presente.
No se relaciona su alzamiento con la
historia de la antigua y tristemente célebre Alarcos, si no es por la dirección
de la ruta que a este punto conducía, siendo de advertir que ni aún en este
sentido le cupo la exclusiva, pues se llamó también, según he visto en algunos
escritos, Puerta de Sevilla, como la de Miguelturra se llamó y sigue llamándose
Puerta de Granada, con la diferencia de que en la primera ha prevalecido en
calle y puerta el nombre de Alarcos y en la segunda ha sucedido lo contrario.
Fotografía
de las murallas de Ciudad Real publicada en la revista Vida Manchega el 25 de
diciembre de 1917
En la descripción topográfica de Ciudad Real, que tengo publicada, hice una ligera reseña de las entradas abiertas en la línea primitiva de circunvalación de sus murallas, todas de origen bien manifiesto y con nombres tomados de puntos más o menos distantes, de poblaciones de fuera de la región, como las dos mencionadas con la de Toledo, y de aldeas, alquerías o fortalezas contiguas a la ciudad, como las de Calatrava, Ciruela –en lo antiguo Zuheruela- y Santa María, excepción hecha de la del Carmen, abierta con la ocasión de la fundación del convento de Carmelitas descalzos y de la llamada hasta hoy de La Mata, denominación de origen para mí incierto, aunque pudiera referirse a algún campo ó terreno sembrado de zarzas, arbustos ó plantas formando una espesura, que es la acepción en que suele tomarse la palabra. Que estas entradas con sus nombres respectivos y los de las calles a que daban acceso son primitivas, téngalo por indudable. De la mayor parte de ellas se hace mención en manuscritos de principios del siglo XV. Y teniendo a la vista el plano de la ciudad se comprende que fueron señaladas al mismo tiempo que la demarcación y construcción de los muros a distancias convenientes para el buen servicio de sus habitantes, una en todo el lienzo del Norte, dos al Saliente, dos al Mediodía y dos al Poniente.
En qué tiempo, por qué causas y en qué
forma se cerraron estas entradas y se colocaron puertas para la mejor defensa
de la ciudad ó se tapiaron la de menos uso, como sucedió, que yo sepa, con la
de Ciruela, no es fácil averiguarlo. Solo la de Toledo, gracias á la borrosa
inscripción que tiene sobre la portada que mira a la ciudad y que tan ímprobo trabajo
me costó descifrar, unido a su estilo arquitectónico de época bien definida, y
la de Alarcos por lo que dejo dicho al principio, suministran datos suficientes
para una contestación categórica.
Por tal concepto, no por contener un
recuerdo histórico de interés relativo a la villa de Alarcos de cuyo sitio
habrán de dar fe usque in aeternum,
de una parte el antiquísimo y no mal conservado santuario erigido en honor de
la Santísima Virgen bajo la advocación de tal nombre, y de otra el de la calle,
si no aqueja a nuestro Ayuntamiento la manía del modernismo y le da por
bautizarla con el de algún general contemporáneo, como hizo con la calle de la
Morería, es muy de lamentar la demolición de aquel edificio.
Ignoro si por alguno o algunos
individuos de los que componen la Comisión provincial de Monumentos se habrán
hecho gestiones para impedirlo. Como corporación o junta no ha intervenido, que
yo sepa, en el asunto. Y se explica, porque cuando se anunció la subasta de los
muros, solo consideró como monumento arqueológico e histórico digno de respeto
la Puerta de Toledo, y solo para ella pidió la exclusión de la venta,
lográndolo sin esfuerzo del que era a la sazón Director de la Real Academia de
la Historia y Presidente del Consejo de ministros, Sr. Cánovas del Castillo.
Es cuanto puede decir a usted sobre el
particular su atento amigo S.S. y Capn. q. b. s. m.,
L. DELGADO MERCHÁN.
Ciudad Real, 8 Diciembre 1902.
Periódico
Don Quijote de la Mancha, Año I, núm. 48, Ciudad Real 13 de diciembre de 1902,
pagina 1 y 2.
Escudo
que se conserva en el Museo del Quijote y que perteneció a la desaparecida
puerta de Alarcos
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