Único
resto que se conserva de la antigua muralla de Ciudad Real en la Ronda de la
Mata
Ciudad Real fue una ciudad amurallada.
De la muralla sólo queda hoy la Puerta de Toledo y un pequeño lienzo, en la
ronda de Granada, como si quisiera recordar de donde venía el peligro que
obligó a cercar Villa Real. Porque nuestras murallas no se construyeron para
protegernos de ningún pueblo extranjero, sino de un enemigo interno, la Orden
de Calatrava, que comprendió enseguida y trató de obstaculizar la intención de
la fundación de Villa Real.
Esta tuvo lugar en 1255: al final de
aquella centuria empezó la edificación de la muralla. Delimitaba ésta el
perímetro urbano hasta que éste reventó (parece que el verbo reventar envuelve
el significado de acción horizontal, hacia los lados, mientras que estallar
entraña acción vertical, hacia arriba). Hoy día este perímetro lo sigue la
carretera de circunvalación.
Las murallas eran de tierra y piedra con
torreones de trecho en trecho hasta 130. Un historiador local ponderó su
excelencia; el cronista de Calatrava Rades de Andrade, las calificó de “ruyn
cerca”. Medían 5452 varas castellanas, unos 4.500 metros. Por el interior las
ceñia el camino de ronda.
El
recinto amurallado de Ciudad Real tenía 130 torreones y tan solo se conserva
este pequeño lienzo de 2,20 X 46 X 5 mts.
Se conservan los nombres de las puertas,
pero sólo la fábrica de la de Toledo: eran ésta y las de Calatrava, la Mata,
Granada, Ciruela, Alarcos, Santa María y Carmen. Su denominación vino de los
lugares a que conducían los caminos que las atravesaban. No está claro cuál
fuera la Mata o matorral. Santa María, se refería a Santa María del Guadiana,
cuyo recuerdo subsiste en una finca.
La puerta más moderna fue la de Ciruela,
Don Domingo Clemente dice que se construyó en tiempos del Gobernador y
Alcalde-Corregidor don Enrique de Cisneros y Nuevas que ostentó tales cargos
desde 1858 durante cinco años; el nombre
de esta autoridad es el del Paseo. La puerta de Ciruela se componía de “dos torreones separados entre sí por una
cortina o muro, el cual, terminado por ménsulas y almenas sostenidas por
arquitos de medio punto, abre el ancho y único arco gótico de bizantinas
reminiscencias, que constituye la puerta flaqueada por los dos macizos y
elevados torreones coronados también en sus cuatro frentes de muralla y
almenas. Cada uno de estos dos torreones tiene practicadas en sus dos caras
principales y a diferente altura dos angostas ventanas, como para dar luz a lo
interior: entre las ménsulas y debajo de cada una de las almenas, tiene
simulado otro orden de pequeñas
troneras, como si pretendiese aumentar los medios de defensa. Arranca el arco
sobre impostas entalladas de rudo follaje y en sus enjustas hay dos medallones
por ambos haces. La fábrica es de mampostería desconectada con aristones de
sillarejos de mayor y menor. El ancho total de la puerta, incluso los
torreones, es de diez metros por once de altura, contados hasta la cúspide de las
pirámides en que terminan las almenas; la luz es de cuatro metros y veinte
centímetros, y su alto hasta el vértice es de seis y cuarenta. Los torreones
son de base cuadrada. Trazó esta puerta y dirigió la obra el entendido
arquitecto don Cirilo Vara y Soria, ayudado de su inteligente hermano don
Antonio” (Domingo Clemente)
La
mayor parte de la muralla desapareció entre finales del siglo XIX y los años
sesenta del pasado siglo XX
La puerta del Carmen se abrió en el
siglo XVII para el acceso al Convento de Carmelitas que había donde ahora se
levanta el Hospital Provincial.
La de Calatrava era “una anchurosa” y “capaz”
torre con dos puertas. Por ella pasaba uno de nuestros caminos de gesta. Aquí,
cuando la invasión francesa, en marzo de 1809, una representación de vecinos
parlamentó con el General francés Sebastiani y consiguió de él no fuera
entregada Ciudad Real al saqueo e incendio que decía corresponder a sus tropas
por ley de guerra ya que la ciudad había hecho resistencia.
La puerta de la Mata la formaban dos
torres; en su exterior se colocaron las armas de los Reyes Católicos y por
encima del arco había un altar. Por sus inmediaciones estaba el braserillo o
quemadero de la Inquisición, que Gómez sitúa entre las calles del Lirio y las
Cañas, en el solar que hoy ocupa un Grupo de Viviendas, el Vicente Galiana.
En
este pequeño lienzo de muralla se conserva un adarve
La puerta de Granada, levantada en
tiempos de Carlos I a base de dos torreones, no fue la primera. Fue escenario
de tristes escenas. En el turbulento verano de 1449, durante el cual se
causaron muertes, saqueos, incendios y otros estragos, por desavenencias entre
realengos y calatravos, cristianos viejos y conversos, murió aquí de un saetazo
en la boca el comendador de Almagro Frey Gonzalo Manuento, que vino con gente
suya a ver si era verdad que lo prendían ciertos regidores que lo querían mal y
así lo habían dicho. Aquí, en esta
puerta, quienes fueron a atravesarla el 12 de abril de 1809, sobre todo vecinos
de Miguelturra, se encontraron con un macabro espectáculo que les hizo
retroceder: los franceses, ocupantes de la ciudad, habían ejecutado y dejado
allí, los cadáveres de Carrero y Calahorra: el primero acusado de la muerte del
canónigo Duro, que fue arrastrado por las calles por sospecharse de sus
simpatías con los franceses; y el otro, de la muerte por arma blanca de un
francés que residía aquí pacíficamente. Luego, en septiembre de 1837, estuvo aquí, en
Ciudad Real, el General en Jefe del Ejército de Reserva, don Ramón María
Narváez. Hubo con este motivo “grandes
festejos, pólvora, iluminaciones, regocijos populares; habilitándose el
convento de la Merced para dar en su obsequió un refresco, baile y recepción
oficial. Entre varios justificantes de los gastos hechos con tal motivo
hallamos el siguiente: “De palos y vanquetas que se han colocado a la derecha
de la Puerta de Granada para asentar los reos que han de fusilar, lo firma el
carpintero Antonio Delgado” (Hervás)
Cerca de esta puerta estaba el Alcázar,
apoyado en la muralla. Sabido es que lo mandó construir Alfonso X y que llegó a
ocuparlo. Después de él, todos nuestros reyes medievales, hasta los Reyes
Católicos, tuvieron en él alojamiento. Aquí murió el infante de la Cerda,
conspiró su hermano don Sancho y fue sorprendido por un terremoto el 24 de
abril de 1431 Juan II. Con la complicidad de gente de dentro, por el postigo
que luego se llamó de la traición, penetró la hueste del Maestre de Calatrava
don Rodrigo Téllez Girón con ánimo de incorporar la ciudad a la Orden (1475):
hubo dura lucha, con muertos, allanamientos y ejecuciones. Terminó con la
venida de refuerzos reales al mando del Maestre de Santiago don Rodrigo
Manrique, padre del poeta, quien también estuvo aquí y escribió a la Reina
exponiendo la situación de la ciudad.
Muchas
de las piedras de la antigua muralla fueron utilizadas en la construcción de
nuevos edificios de la ciudad
El trozo de muralla que unía las puertas
de Ciruela y Alarcos tenía adosado el torreón llamado “el Cubo” por su forma y
en sus inmediaciones el Pozo Dulce. La puerta de Alarcos “en el camino de
Sevilla” ostentaba “las armas reales y en su defensa quatro soberbias guardas…
formando con su vistosa muralla… un quadrilongo capaz” (Diaz Jurado). Ramírez
de Arellano, en 1893, decía que era “un arco sencillo, sin más adorno que el
blasón de España entre dos reyes de armas”. Estos fueron los que dieron lugar a
un dicho popular, extinto con la puerta: “cuéntale eso a los de la puerta de Alarcos,
que están despacio”, para sacudirse a un importuno. Cuando la ocupación
francesa, esta puerta fue atacada por la guerrilla de don León Llacer. Era un
clérigo que dio muerte a un dragón francés, huyendo después y haciéndose
guerrillero. En el ataque a la puerta recibió heridas que le produjeron la
muerte al cabo de unos días en una choza, cerca de Arroba.
Las partidas de guerrilleros, tanto
durante la guerra de la Independencia (D. Ventura Jiménez, D. Isidro Mir, D.
Alejandro Fernández, el Capuchino, el Chambergo, Giraldo el de las lámparas de
la Catedral, luego fusilado por orden de Castaños el Locho, etcétera) como
durante la guerra carlista (Palillos en 27 mayo 1837 trató de forzar la puerta
de Santa María), no dejaron de hostigar las murallas. Ello motivó que se
cerraran algunas puertas (momento hubo que solo eran viables las de Toledo y
Calatrava) y que se fortificaran con focos y parapetos y armaran con
artillería.
Las
murallas tenían un grosor de 2,20 m.
Las murallas (siempre hemos hablado de
ellas en plural), se repararon, que sepamos, en dos ocasiones: a finales del
siglo XV cuando la tensión referida con la Orden de Calatrava y a mediados del
pasado, cuando la guerra civil. Luego se utilizaron fines fiscales, para
impedir “el matute” y a tal efecto se cerraban al anochecer y abrían a la
salida del sol. Ello motivó quejas del Servicio de Correos y de la Comandancia
General. El lienzo que unía las puertas de Toledo y Calatrava se derribó hacia
1867 para rellenar los Terreros.
Vendidas con su camino interior de ronda
por el Ramo de Guerra a particulares se utilizaron sus materiales para nuevas
construcciones. Un lienzo muy deteriorado con unos torreones ruinosos que
quedaban a la izquierda de la puerta de Toledo, los derruidos hace cinco o seis
años.
De chicos nos atraían y despertaban en
nuestra imaginación escenas de honor y de guerra. En más de una ocasión, como
nuevos calatravos y realengos, sostuvimos en ellas pedreas.
Solo queda la muralla en el escudo de
nuestra ciudad. Y como piedra o sello que estuvo engarzada en su anillo la
puerta de Toledo. Ella es un símbolo de nuestra ciudad y para nuestra ciudad:
en su frente tiene grabado el escudo de Castilla y León, como señalándonos
nuestro destino histórico-político; en su interior, como un escapulario, una
oración que nos llama a nuestro eterno destino. Recordémosla, repitámosla:
Visita, Señor, te lo rogamos, esta morada…
Antonio
Ballester Fernández (Boletín de Información Municipal nº 15, octubre de 1964)
Maqueta
virtual de la desaparecida muralla de Ciudad Real
Hola Emilio,
ResponderEliminarMuy interesante la verdad. Una pena que se haya acabado por perder la muralla.
De donde es la última imagen del post?