“La
Puerta de Toledo es de muy buena construcción”
Mi cigarro y yo, paseábamos por la
carretera de la ronda, una buena tarde, no ha muchos días. Las campanas de
Santa María del Prado, desgranaban el Ángelus. Incensado por el polvo de un
torbellino lejano, el sol rendíase en la llanura y su último rayo de luz roja y
espesa, cayó ahí: en ese reseco y maltrecho torreón, cercano a la Puerta de
Toledo, y en ese hombre maltrecho y reseco –ruina entre ruinas-, para que los
dos fulguraran un instante. Hasta la ruina, la miseria y el color tornanse
bellos cuando el sol lo quiere.
Pregunte al hombre su ayer y su
silencio, arisco, con noble arrogancia castellana. Pregunté al Torreón el
pasado de la ciudad y unos curiosos papeles me respondieron por él, lo que
transcribo respetando, de alguno las manuscritas ortografía y redacción,
centenarias, encantadoras de donaire y gracia.
La Muy Noble y Muy Leal Ciudad Real “está cercada de Murallas muy fuertes para
aquel tiempo y en ellas sobresalen Ciento Treinta Torres, la Mayor parte
destruidas; y seis Puertas para su tráfico la de Toledo es Muy buena
construcción y Muy fuerte, en seguida se halla la Puerta de Santa María,
después a la de Alarcos acompañando a todas la Puertas Ermitas; en la de Toledo
Santa Brígida, en la de Santa María San Sebastián, en la de Alarcos Nra. Sra.
de Gracia, Sn Lázaro y Sn Lino en la de Granada el S. S. Christo del Muro;
sigue después a la de la Mata Sn Miguel,
se sigue a la de Calatrava Sn Juan Evangelista y Sta. Catalina; las ermitas no
les aquedado mas del nombre, y el sitio donde existieron; hay dos
Portillos el uno la Puerta del Carmen,
donde se halla el Convento de su orden y en el otro, la de Ciruela”.
La puerta nueva o de Ciruela, que
ilustra estas líneas -¿contemporánea del arco del Carmen?- fue demolida, sin
causa conocida, a principios del siglo actual. Se la llamaba “de Ciruela” por
partir de ella el camino que iba al Castillo de Ciruela cuyas ruinas aun
existen. El nombre de “Nueva”, ¿alude a su posible construcción en el siglo
XIV?
El arco del Carmen lo demolieron bien
entrada la actual centuria. En el último tercio del siglo XIX habían fenecido
–salvo la de Toledo- las demás puertas.
La de Toledo es la única que aún
persiste. Digo aun porque es verdadero milagro de supervivencia a prueba de
malos tratos: le arrancaron, a girones, los lienzos de muralla laterales, le
afeitaron los restos de almenas que tenía, convirtiéndola en un cubo sin
gallardía; quedó abierta la puertecilla de subida y, en consecuencia, la
escalerilla y terraza de las bóvedas, son evacuatorio de golfetes y mareantes…
¿Viven la solemne, doctoral y pomposa, Comisión de Monumentos y otras
instituciones? Vigilar y reparar y evitar más males históricos artísticos es
necesario.
Ese
maltrecho torreón y ese hombre maltrecho (F. Alonso)
La ciudad por los tiempos de 1790, “tiene con los anejos dos mil ciento setenta
y siete vecinos” (ocho mil setecientos habitantes); “dentro del recinto de Murallas se le cuentan Mil nuebecientos y tantos
vecinos: ha quedado enteramente asolada de lo hopulenta que fue: en el terreno
desierto dentro de Murallas, se siembra Mucha Cebada y Panizos, con alguna
ortaliza: la casa que se cae o demuelen para aprovecharse de sus despojos, no
la buelven a levantar: Se dice en los padrones antiguos se halla haver tenido diez
y ocho mil Vecinos. Es una locura creerlo, el tereno que hay dentro de Murallas
no es suficiente para colocar tan Crecido vecindario y por precisión tenían que
haver instalado Mayor número de Parroquias; las casas las mas son de Terraza
con un Alto; su construcción no permite mas, si fuesen casas fuertes con tres o
cuatro Altos es decir que en corto terreno se pueden colocar muchas jentes,
esta Ciud. carece de esa disposición, estas razones me parece hacen fuerza para
crear el que no ha tenido Vecindario tan Crecido, como el de diez y ocho mil;
para colocarlos se necesita un tereno mucho Mayor”.
Tenía razón. Eran muchos setenta y dos
mil habitantes para tal espacio y semejantes viviendas aunque lo afirme, en el
reinado de Carlos II, nuestro vecino Miguel de Salazar en su curiosa “Syiva”
escrita sobre el tema “Lamentación a las
ruinas de Ciudad Real, ocasionada de la expulsión de los moriscos, y ahora por
la falta de los Garañones” dado, entre otros por la “Academia que se celebró en la ciudad de Ciudad Real; siendo presidente
el licenciado don Martín de la Vera Cimbrón corregidor de dicha ciudad;
secretario, don Ivan Manuel Ruiz Pardo; fiscal, el licenciado don Andrés Romo
de Ontova. Día primero de Mayo de 1678”.
En la citada “Syiva” habla de la ciudad:
“De
muros defendida,
con
130 torres guarnecida;
Faltando
solo para coronarse
Un
espejo tener donde mirarse”.
Y luego añade:
“A
Real Ciudad la sube desde Villa,
El
Rey Don Juan Segundo de Castilla
Viendose
por entonces hermoseada,
De
vecinos diez y ocho mil poblada”.
La coincidencia de los datos de esta
“Syiva”, incluida en el bello ramillete impreso con motivo de aquella
“Academia, especie de Juegos Florales antañones (cuya nota me facilita don
Francisco Tolsada) y las noticias consignadas en el manuscrito de mi
comentarista hace suponer, con suficiente certeza, conocía, y dudaba de su
veracidad estadística, la composición poética de Miguel de Salazar, vecino de
Ciudad Real.
Puerta
Nueva o de Ciruela (De un grabado antiguo)
Contaronme, también los papelicos leídos
aquella tarde agosteña, las tres Parroquias, “los cinco conbtos que son Sto. Domingo, francos, Carmelitas descalzos,
Mercedarios, Sn. Juan de Dios; con tres hermitas dentro de población, los
Remedios, la Concepción y el Refugio y tres Monasterios de Religiosas Dominicas,
franciscas y Carmelitas, un colegio para el sustento de doce pobres y tres
hospitales que son: Sn Anton, Sn Andres y la Mejora; estos ospitales Yo creo no
antenido mas que el Nombre; una casa de Caridad que la hizo el Arzobispo y
Cardenal de Toledo el Sr. Lorenzana. Se dio principio hacer dho. Hedificio el
Año 1784, es Magnifico hedificio, donde estaban enpleados los Pobres en el
hegercicio de las Lanas en desmontar, labar, cardar, ylar y tejer Paños de esta
tiera, no finos, pero muy regulares para el abrigo, los únicos, tenían ocupadas
trescientas personas con un Sacerdote de Rector y un Capellán y Mayordomo,
contador y escribiente; Celadores y Rectora para las Mujeres; tenían sus
reglamentos para dirigirse con acierto afín de mes se hacían sus Juntas, el
corregidor de Presidente, el Sr. Vicario, algunos Regidores y los Sres.
Párrocos, esta la Real Junta tenía su sala destinada y en su sitio preminente
estaba colocado el Retrato de Nto. Amado y Augusto Rey el Sr Dn Carlos quarto,
en un solio de Terciopelo Carmesy con galon y rapacejo de oro, y en este sitio
discutían y acordaban lo conveniente para Mejor areglo de la Casa. Ya no existe
mas que el hedificio y muy estropeado, porque haservido y aun sirve de Quartel,
de modo qe en esta Ciud. no se ve mas que ruinas”.
“En
el año de mil y trescientos, quatrocientos y quinientos, tenia floreciente una
famosa fabrica de Curtidos, Ante, Cordaban y Baldes, tan abundante y bien
trabajados que se surtía la Mayor parte del Reyno; con esta fabrica na havia
Pobres por que se empleaban muchas jentes en sus Manufacturas; otra fabrica de
Esparto tenia Vt. En el Barrio de Sa Tiago que hacia mil primores con la pez y
el esparto; hacían vasijas que duraban una infinidad de tiempo, fuera de las
que son necesarias para cocer a el fuego, se hallaban un crecido numero de
jentes enpleadas en ese trabajo: quando salía el Sol ya se hoian mas
quatrocientas Mazas labrando el Esparto, estas dos fabricas ya en el dia no
existen”.
Así refieren los escritores centenarios
que un pesado atardecer agosteño, me recomendó leer el espíritu, en pie, del vacilante y casi
único torreón existente de la corona de murallas de canto y tierra, amasada con
sangre de Historia, que para defender a la Muy Noble y Muy Leal Ciudad Real de
las acometidas, malsanas de los calatravos un rey mando edificar –al
constituirla en villa- y en mala hora vencieron el tiempo, la incuria y la
ambición, unidos al vacio de la mayor, odiosa indiferencia ciudadana… ¡Cómo tantas veces!
No sé lo que hoy dirían a Miguel de
Salazar, las Musas que, en 1678, le dictaban, entre dolientes e irónicas:
“Y
al ver tu desconsuelo,
Mis
lágrimas te dicen hasta el suelo:
¡Ay
de ti Ciudad Real! ¿Cómo no lloras
Si
ves cuanto por puntos te empeoras?”
Julián
Alonso Rodríguez (Diario “Lanza” miércoles 27 de septiembre de 1950, página 3)
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