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sábado, 31 de octubre de 2020

NUEVO SELLO PARA EL TEMPLO DE SANTIAGO APÓSTOL

 

Sello que utilizó la Parroquia de Santiago a partir de 1987

La Iglesia de Santiago Apóstol está siendo restaurada y acondicionada en los últimos meses, por la Consejería de Cultura a fin de mantener en pie y reforzar sus estructuras primitivas.

Por este motivo, don Felipe Lanza, recientemente fallecido, nos encargó el estudio y confección de un sello, que combinara el carácter histórico y tradicional de la parroquia con la nueva protección ecuménica de la Iglesia.

Los elementos de base hubo que extraerlos de la propia iconografía del templo, que, por otra parte, no es muy prolifera pero sí abundante.

Estos elementos iconográficos y simbólicos son dignos de atención y quizás merecedores de un estudio más serio de lo que podamos hacer en estas breves líneas.

El artesonado es el soporte principal de estos elementos aunque existen otros, tales como las representaciones pictóricas y en relieve (principalmente en la clave de arcos y bóvedas).

El sello recoge una escritura básicamente medieval, con letras en Mayúscula Gótica y con la representación en el interior de una rudimentaria cruz, con brazos iguales, coronada por dos conchas jacobeas.

La Concha se repite constantemente en la decoración del templo, tanto en capiteles, como en la clave de arcos y bóvedas. Las dos conchas con la cruz aparecen al menos tres veces en la Iglesia: dos en la clave de los arcos del pseudocrucero con restos de policromía en roja, y otra en el artesonado.

Esta constante nos hace pensar que desde un principio fue éste el emblema heráldico de la parroquia, y no, como hasta ahora se ha pensado, la cruz de la Orden Militar de Santiago, que nada tiene que ver con el templo.


Sello que utilizó la Parroquia de Santiago hasta 1987

El mismo escudo aparece en la Capilla de la Virgen, pero esta vez la cruz se encuentra contorneada por 4 conchas, siendo ésta, una versión más moderna del emblema, que también aparece descrito en el "Compendio de la Historia de Ciudad Real" escrito a finales del Siglo XVIII-principios de XIX, por el que fuera párroco de Santiago, don Joaquín Sebastián Almenara, y que fue transcrita en 1870 por Joaquín de la Jara.

En esta curiosa Historia de Ciudad Real escrita en verso, Almenara dice:

"Como a grandes Iglesias les precisa

ostentar cada una su divisa:

La Virgen que destierra nuestras penas

una jarra nos muestra de azucenas;

San Pedro sus dos llaves travesadas

con la Sagrada Tiara coronadas;

y Santiago de gules floretada,

la Cruz, de cuatro conchas contonada" (pág. 47).

Esta constante repetición de la concha jacobea nos induce a pensar que la advocación no ha variado, con el transcurso de los Siglos. Esto se puede constatar a través de la documentación, debido a que la parroquia de Santiago aparece mencionada desde los primeros momentos de la fundación de la Ciudad.

Marcelino Santiago Yustres, José Luis Sobrino Pérez, Juan Carlos Buitrago Oliver, diario “Lanza”, 2 de septiembre de 1987


El actual sello parroquial en las puertas de la sacristía de la parroquia

viernes, 30 de octubre de 2020

EL LIENZO DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DEL SIGLO XVIII DE LA PARROQUIA DE SANTIAGO

 


La Parroquia de Santiago fue la parroquia de nuestra ciudad que más sufrió las consecuencias de la Guerra Civil Española, tal y como he escrito varias veces, perdiendo casi todo su patrimonio histórico-artístico. De la total destrucción que sufrió por republicanos del Frente Popular, se salvaron muy pocas obras de arte de su antiguo esplendor. Una de las salvadas, es el lienzo que podemos ver sobre la puerta de acceso a la torre a los pies del templo. Es un lienzo anónimo del siglo XVIII de gran interés, de la Inmaculada Concepción.



jueves, 29 de octubre de 2020

LOS RELIEVES DEL ANTIGUO PÚLPITO DE LA PARROQUIA DE SANTIAGO

 


Con la llegada del padre Castro a la Parroquia de Santiago en la década de los años cincuenta del pasado siglo XX, la parroquia sufrió grandes reformas, incorporando algunas obras de arte. Entre las incorporaciones producidas durante este periodo, se encuentran los cuatro relieves del siglo XVI de estilo renacentista, que adornaban el desaparecido púlpito.

Estos relieves que fueron adquiridos en Madrid, y que actualmente se pueden ver en el Museo Diocesano, procedían del banco de un antiguo retablo, representando diferentes escenas del Antiguo Testamento, en concreto: El sueño de Jacob, Moisés hace brotar agua de la peña del monte Horeb, El rey David toma el pan de la proposición y Sansón matando al león.

 


miércoles, 28 de octubre de 2020

EL SANTO CRISTO DEL MILAGRO DE SANTIAGO

 


La Parroquia de Santiago de nuestra capital, perdió casi todo su patrimonio histórico-artístico durante la Guerra Civil Española (1936-39). Del escaso patrimonio salvado la única imagen que no se destruyó, fue  la del Santo Cristo del Milagro, imagen de un crucificado que actualmente se encuentra en la Museo Diocesano.

El Santo Cristo del Milagro es la imagen de un crucificado de bulto redondo en madera del siglo XVI,  de cuerpo bien proporcionado y buen estudio anatómico, en el aparecen señaladas las heridas de la Pasión, se cubre con un sencillo paño de pureza manchado de Sangre. Ambos pies clavados con un solo clavo piramidal.

Esta imagen gozaba de una gran devoción entre los percheleros, hasta el punto que el 9 de julio de 1950 se bendijo una campana para la torre parroquial que lleva el nombre de este crucificado, por el que fuera párroco Rvdo. Sr. Javier María de Castro Díaz (conocido popularmente por “el Padre Castro”). Esta imagen recibía culto en un retablo de mármol blanco combinado con negro, y de piedra de Novelda que se encontraba a mano izquierda de la puerta de entrada al templo por la Plaza de Santiago, y que fue inaugurado en 1957.

Cuando la iglesia fue restaurada entre los años 1985-1989 por la Junta de Comunidades  de Castilla-La Mancha, el retablo fue desmontado y la imagen no volvió a recibir culto en la Parroquia de Santiago siendo depositada en el Museo Diocesano donde se encuentra expuesto, aunque no figura en la ficha el nombre del crucificado. 



martes, 27 de octubre de 2020

UN LIENZO DEL SIGLO XVIII DE LA VIRGEN DEL PRADO DE LA PARROQUIA DE SANTIAGO

 


El lienzo, montado sobre bastidor, de gran tamaño (220 x 188 cm), representa a la Virgen del Prado con el Niño en brazos, sobre su carroza. Es de estilo popular posiblemente del siglo XVIII. Pertenece a la Parroquia de Santiago de Ciudad Real.

El pintor, cuya autoría es desconocida, representa la venerada imagen de “la Virgen del Prado” Patrona de la ciudad, de manera estereotipada, con un esquema triangular,  imponente y majestuosa, de pie, rígida, situada bajo el vértice en el centro de la bóveda iluminada con la paloma blanca simbolizando el Espíritu Santo. La imagen reposa sobre una composición celestial de cinco cabecitas de angelitos que le sirven de base, de una ingenuidad deliciosa, y nubes, que reposan sobre la rica peana que la enaltece y eleva sobre el mundo.

La Virgen lleva corona imperial (Ella ya es Reina del Cielo y Tierra y Reina de ángeles y hombres) de plata de gran belleza, construida en el año 1614, constituye una obra delicadísima y profusa de orfebrería con medallones y abundantes arabescos, su autor, el platero Tomé Acosta (Cordobés). Parecida a una mitra, es casi cerrada, abierta verticalmente por el frente cuya faja o cincho central está adornada de broches y resaltes geométricos, llevando a ambos lados dos figuras finamente cinceladas, y acabada con una esferita dorada rematada por una cruz.

En el vértice superior, bajo la corona, se ve su rostro de rasgos finos, agraciado y de dulce expresión, enmarcado por una toca blanca ribeteada de finísima pedrería, acoge entre sus brazos la imagen del Niño Jesús (siguiendo la iconografía bizantina) también con corona del mismo estilo y decoración, la mano derecha del Niño Jesús está levantada en señal de bendición, mientras su mano izquierda sostiene una pequeña esfera coronada por una cruz – la totalidad de nuestro universo descansa en sus manos.

Ambas imágenes se revisten de ricas telas, de acuerdo con la tradición de la corte; La Virgen con amplio y bellísimo manto de delicados bordados e incrustaciones de piedras preciosas (ya desaparecido), abriéndose hacia la base, permite ver la parte delantera de la túnica. Los tejidos de la túnica y el manto ostentan pequeñas florecillas de colores y ramos bordadas en oro muy fino de realce, guarnecido de encaje de oro fino, propias de la época, de gran vistosidad.

La ráfaga es de plata, con una elegante curvatura en la parte superior, de la que penden numerosas campanitas y rayos en sus extremos, deja ver, a ambos lados un jarrón con flores blancas, azucenas (flor mariana por antonomasia, de pureza), que nos hablan de la virginidad de María Madre de Dios y a su concepción libre de todo pecado;  simbolizan además la belleza espiritual de María.

Los ocho varales que sustentan el dosel son de bronce con remates de plata; sobre ellos a ambos lados dos humildes y largos cirios encendidos, símbolo de Dios, el dador de vida y la luz del mundo.

La devoción a la Santísima Virgen del Prado, Patrona de Ciudad Real, se remonta a más de novecientos años.

Feliz hallazgo de la Santa Imagen de Nuestra Señora en las cercanías de Velilla de Jiloca (Aragón). Reina y Soberana de los Reyes de Castilla.- Celestial Protectora de los ejércitos cristianos contra los moros.- Triunfadora y Restauradora de las dos Castillas.

El Mensaje

María es ejemplo y apoyo para todos los creyentes: Nos impulsa a no desalentarnos ante las dificultades y los inevitables problemas de todos los días (Ángelus, 15 de agosto). Benedicto XVI

Texto: Ana María Fernández Rivero.

Fuente: https://museodiocesanociudadreal.wordpress.com/2017/05/01/mayo-2017/

 


lunes, 26 de octubre de 2020

LA IGLESIA DE SANTIAGO EN CIUDAD REAL

 


El estudio de los tres grandes templos medievales en Ciudad Real nos lleva a reflexionar sobre el origen de la ciudad. Cuando hemos cruzado frente a la Iglesia de San Pedro o por su fachada de la umbría nos hemos llevado esa sensación de iglesia fuerte y robusta, evocando su precedente románica, la "fortis salmantina", cuando un fervor cristiano llevaba a la erección de estos magnos templos para la Cristiandad. Santa María del Prado ha tenido para nosotros el paisaje verde del prado y el celaje azul del milagro de la Virgen. La Iglesia de Santiago ha sido la fortaleza pura que se levanta en la piedra rubia de su fábrica bien lograda y en la torre magnífica que recoge todos los vientos.

Consultamos el volumen: "Ciudad Real y su Provincia", III El Arte. Editorial Gever, Sevilla, 428 páginas. Nuestra información se centra en el tema I "El Arte Medieval", de Elena Sainz Magaña, páginas 1 a 75. Concretamente consultamos los epígrafes: "La fundación de Villa Real. El triunfo del gótico". "Iglesias medievales de Ciudad Real", y "La Iglesia de Santiago".



Sobre la fundación de Villa Real, una "feliz idea", han insistido varios historiadores. Así vuelve a insistir Elena Sainz Magaña: "Era evidente la necesidad de un enclave de la corona en un territorio mayoritariamente dominado por las Ordenes militares; los fallidos resultados que habían tenido los intentos repobladores en Alarcos llevaron a la fundación de Villa Real en la antigua aldea de Pozuelo de don Gil a cargo de Alfonso X en el año de 1255". Nos habla también de que el alfoz era más bien pequeño, limitándose a las aldeas de Ciruela, Villar del Pozo, Higueruela, Poblete y Albalá, y después se incorporó Alarcos. La fundación de carácter jurídico quedó plasmada en la Carta Puebla. Después se desarrolló la agricultura y la ganadería, así como la industria pañera. Su ubicación en el llano, las actividades económicas y las rutas de los ganados, determinaron en Ciudad Real un sistema radial.

Un plano de Ciudad Real ofrece: "Recinto amurallado, puertas y collaciones". De la Puerta de Alarcos a la Puerta de Calatrava, con las puertas de la Mata, Granada y Ciruela, está delimitada la collación de San Pedro. De la Puerta de Alarcos a la Puerta de Toledo, con la de Santa María en el centro, está delimitada la collación de Santa María. De la Puerta de Calatrava a la Puerta de Toledo, como una cuña, se introduce la collación de Santiago.

En el epígrafe "Iglesias medievales de Ciudad Real" nos dice Elena Sainz Magaña: "Las tres iglesias erigidas en la época de los orígenes de Villa Real responden a una serie de premisas que nos permiten incluirlas estilísticamente dentro del arte Gótico, aunque cada una de ellas tiene su propia personalidad". Y agrega: "es evidente que en Ciudad Real no trabajaron maestros cortesanos, si bien el proyecto era de maestros, la ejecución corrió a cargo de alarifes de la zona". Y lo que es más importante para entender el artesonado de la Iglesia de Santiago: "Debemos resaltar la presencia de una gran población morisca y la existencia de una tradición constructiva dentro de las técnicas mudéjares".



El lunes, 27 de agosto de 2007, aparecía un reportaje en el diario Lanza que nos anunciaba en grandes titulares: "Arranca la segunda gran restauración de la Iglesia de Santiago". Y a continuación agrega en otro titular: "Tres restauradores y un carpintero trabajarán nueve meses en el artesonado mudéjar, una joya del siglo XIV que estuvo oculta más de doscientos años".

De la Iglesia de Santiago nos dice Elena Sainz Magaña lo siguiente: "Se construyó, tal vez, sobre el lugar de una antigua ermita... Está ubicada en la collación de Santiago, en la parte Noreste de la ciudad donde se había situado el barrio de la Judería". Después, con el crecimiento de la población fue ocupado este barrio por población cristiana. También nos dice la autora que en este lugar es posible que hubiera un torreón de avanzada para guardar el lugar de Pozuelo Seco de don Gil. Esta tesis ha sido defendida por la mayoría de los historiadores de prestigio, como Ramírez de Arellano y Sánchez Lillo. Alegan todos que la torre maciza y robusta de Santiago no podía corresponderse en otra época con la iglesia, que debió de ser en un principio de dimensiones reducidas y no formar el conjunto de armonía con la hermosa correspondencia de volúmenes de ahora.

Elena Sainz Magaña nos habla de los añadidos que recibió la Iglesia de Santiago en el tiempo y las restauraciones de 1986-89 y 1991-92, que la han remozado con su sencillo perfil recobrando toda su belleza al ser eliminados los añadidos, el cobertizo de ladrillo que tapaba la puerta sur y una capilla lateral de principios del siglo XX. Pero la reforma no sólo ha consistido en eliminar añadidos sino especialmente en consolidar lo más hermoso que atesora la Iglesia de Santiago: consolidación de la estructura de la torre, así como de las bóvedas, pilares y otros elementos arquitectónicos y decorativos. Una cuestión muy importante es que se sacaran a la luz las techumbres y las pinturas que decoraban las paredes y las bóvedas.



Nosotros consideramos de mucho interés, para poder escribir, la hemerografía que no está al día. Este reportaje del diario Lanza, del verano pasado, que redactó la corresponsal de Lanza, Belén Rodríguez, nos viene como anillo al dedo para escribir este artículo, sobre una iglesia, que es una joya del siglo XIV, y que forma parte del legado histórico, cultural, artístico y social de Ciudad Real. Nuestra ordenada hemeroteca particular nos ha permitido rescatar este reportaje donde se nos muestran esas fotografías tan bien logradas. La editorial nos anuncia de forma inmediata: "La empresa cántabra "Arte Vecchio" comienza a instalar a partir de hoy el andamiaje". Y otro titular nos indica: "Una rehabilitación que invita a mirar al cielo". Con el andamio se consigue mirar y tocar el techo para que nosotros podamos "mirar el cielo". Este techo del artesonado mudéjar nos sitúa en el siglo XIV, agitado y convulso, que estuvo jalonado por una serie de guerras intestinas para cerrarse en 1369 con una guerra fratricida y un regicidio en Montiel, cuando Pedo I el Justiciero o El Cruel, según quién lo juzgara, cayó ante el puñal fratricida. Pedro I fue un rey mudéjar, tal como el arte que predominó en Toledo, en Sevilla, en Guadalupe... y en esta Iglesia de Santiago de Ciudad Real, que fue una flor de la llanura o una rosa de los vientos, como la de radios rojos que adornan su bóveda medieval.

Nos informa el diario Lanza que los andamios vuelven a la Iglesia de Santiago, para recuperar la obra que allí se realizó durante los siglos XIII, XIV y XV, una obra de estilo gótico y de artesonado mudéjar. La corresponsal Belén Rodríguez nos indica la importancia del mudéjar: "El estilo arquitectónico mudéjar floreció en España desde el siglo XIII hasta el XVI, caracterizado por la conservación de elementos del arte cristiano y el empleo de la ornamentación árabe". Y a continuación nos dice que el artesonado de la Iglesia de Santiago llama la atención por su sencillez, pues hasta la restauración de los años ochenta del siglo XX permaneció más de doscientos años oculto, dado que estaba escondido por una bóveda de cañón construida en el siglo XVIII. Agrega nuestra corresponsal: "Se trata de un artesonado mudéjar de tradición almohade, decorado con lazos que forman estrellas y polígonos de ocho puntas con los escudos de la familia de don Pedro Muñiz de Godoy, los Coello de Portugal y la Orden de Calatrava". Elena Sainz Magaña nos habla de la Iglesia de Santiago como de "una sencilla fábrica de mampostería reforzada con sillería en los puntos más débiles, como son puertas, ventanas, pilares y cadenas".

 


Cuando hemos contemplado la Iglesia de Santiago por fuera, hemos quedado maravillados de su sencillez por su: a) Juego de armonía de volúmenes entre la torre robusta y la firmeza de las naves, que se corresponden entre sí. b) Las techumbres apoyan sobre un alero sustentado por canecillos, lo que sugiere reminiscencias islámicas. c) Las dos portadas, al Norte y al Sur, son de arco apuntado trasdosado de puntas de diamante. d) A los pies se alza una maciza torre de planta cuadrada y de dos cuerpos. En el interior de la Iglesia de Santiago la cabecera es tripartita, con tres ábsides escalonados poligonales. Los tres ábsides van precedidos por tres tramos cuadrados, a modo de pseudocrucero, que está cubierto de bóveda de crucería de nervios baquetonados. La comunicación entre estos tres tramos se realiza por medio de arcos apuntados que arrancan desde el pavimento. Elena Sainz nos habla de la iluminación del templo: "La iluminación de la cabecera se soluciona mediante ventanas lancetadas de doble vano y óculo tetrafolio en el ábside central, mientras que en los laterales se conservan únicamente fragmentos de saeteras, ya que a finales del siglo XV o principios del XVI se abrieron sendas capillas contiguas a los mismos".

Por el plano que se nos presenta de la planta de la Iglesia de Santiago, así como por las preciosas fotografías del interior, podemos comprobar cómo el templo es de tres naves -más ancha y alta la central-, separadas por cuatro arcos formeros ojivales apoyados en pilares ochavados con capiteles decorados con motivos vegetales y en airosas ménsulas en el hastial de los pies. Elena Sainz Magaña incide en el descubrimiento del techo mudéjar: "las cubiertas de las naves están compuestas por magníficas armaduras de madera que fueron sacadas a la luz y restauradas en las últimas campañas, dado que hasta este momento estaban ocultas por bóvedas barrocas de yeso y cañas". Y nosotros nos quedamos con esta Iglesia de Santiago en el rincón de la collación de su nombre, en un rincón de nuestro corazón, tal vez por la eterna maravilla de su piedra rubia de mampostería y de sillar, por esa torre maciza que parece que va a girar para marcarnos la rosa de los vientos, esa que guarda policromada en su bóveda, y en ese bello artesonado de lazo y de la heráldica de aquel siglo XIV, que se marchó cuando Ciudad Real era un emporio agrícola, ganadero y comercial, con la pañería que hizo famosa a Villa Real y después a Ciudad Real.

Lucio López Ramírez. Diario “Lanza”, lunes 18 de agosto de 2008



domingo, 25 de octubre de 2020

ARMADURA MUDÉJAR IGLESIA DE SANTIAGO

 


La Iglesia de Santiago de Ciudad Real se comenzó a construir a finales del s. XIII, en lo que fuera el antiguo barrio de la judería, al noroeste de la ciudad. Con el crecimiento demográfico a partir de su fundación fue siendo ocupado paulatinamente por población cristiana. Aunque se debe considerar una iglesia gótica de tres naves, con arcos ojivales, su aspecto exterior todavía mantiene la tradición románica y pequeños detalles como los canecillos de los aleros nos muestran reminiscencias islámicas.

 



La restauración de la armadura ha sido posible gracias a la colaboración institucional que orienta los trabajos en la Comisión Mixta formada por la Iglesia Católica y la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha. La Consejería de Cultura, a través de la Dirección General de Patrimonio y Museos financió y coordinó las actuaciones, dando como resultado la recuperación de uno de los más singulares artesonados mudéjares conocidos.


LA ARMADURA MUDÉJAR

El arte mudéjar  es un estilo artístico que se desarrolla en los reinos cristianos de la Península Ibérica, pero que incorpora influencias, elementos o materiales de estilo hispano-musulmán.



La Nave Central  conserva una espléndida Armadura mudéjar de madera policromada construida entre finales del siglo XIV y principios del siglo XV. Esta armadura permaneció oculta durante casi dos siglos por una bóveda de cañón construida en el siglo XVIII, y fue en la década de 1980 cuando, durante unos importantes trabajos de rehabilitación, se sacó a la luz. El hallazgo fue espectacular, pues apareció un monumental Artesonado dotado de un depurado estilo mudéjar de tradición almohade, de Armadura de par y nudillo y una ornamentación preciosista. Aunque no se encuentra registro de la fecha de su construcción, podemos aproximar su datación gracias al hallazgo de una moneda antigua durante el proceso de restauración. Esta moneda se encontraba escondida entre el arrobe y uno de los canes, y corresponde a una moneda del reinado de Enrique III rey de Castilla, y fue acuñada en Toledo entre 1390 y 1406. En el anverso tiene un castillo con la ceca de Toledo y en el reverso un León.

 


Otro dato importante que nos aproxima a su fecha de construcción es la Cruz de Calatrava. Esta cruz fue representada en color negro hasta finales del siglo XIV y roja a partir del siglo XV. La que aparece en la armadura es roja, por lo que es probable que la Armadura se terminara de construir en el siglo XV.

Desafortunadamente no ha llegado hasta nuestros días toda su esplendida decoración, pero aún conserva parte de su esplendor. La madera está policromada en amarillo oropimente que se ha conservado bajo gruesas capas de barnices, y ha podido ser recuperado en la restauración llevada a cabo. Está decorado con trabajo de lacería y estrellas de ocho puntas con flores lobuladas realizadas con panes de plata, hoy día muy perdidas. Originalmente, el Almizate debió estar también decorado con 7 mocárabes en los grandes espacios reservados para ellos de los cuales no se conserva ninguno.



La totalidad de la estructura descansa y equilibra tensiones sobre ocho tirantes pareados

que atraviesan la luz de la nave, y que a su vez descansan sobre treinta y dos canes decorados con escudos heráldicos y tallados con cabezas policromadas.

Otra parte importante que compone la Armadura es el arrocabe que, a modo de friso, recorre todo el perímetro de la nave decorado con series de escudos heráldicos flanqueados por conchas de Santiago con forma humana.



En cuanto al tratamiento pictórico, conserva una decoración de vivos colores con un dibujo lineal y sencillo, de tintas planas que permite interpretar el discurso iconográfico a gran distancia reconociendo la heráldica representada. La pincelada suelta se encuentra en los pequeños detalles donde podemos encontrar decoraciones más elaboradas. Una parte relevante de este repertorio corresponde a la tradición ornamental occidental o cristiana que corresponde a los escudos heráldicos, conchas de Santiago, y en general todas las representaciones figurativas, mientras que los elementos geométricos y motivos vegetales o ataurique corresponden a la tradición ornamental Islámica.



RESTAURACIÓN

Los factores de alteración de la obra eran consecuencia del paso del tiempo, de las condiciones medioambientales, del estado de las cubiertas, y también de la acción del hombre. Para poder conocer en profundidad las causas y los efectos de la degradación de la Armadura fue necesario realizar una serie de estudios previos que se resumen a continuación. Con estos estudios se dio principio a la intervención, una vez contratada ésta por la Consejería de Cultura a la empresa Arte Vecchio S.L., bajo coordinación técnica de la Dirección General de Patrimonio y Museos.



ESTUDIOS PREVIOS

Documentación gráfica y fotográfica

Antes de acometer los trabajos de restauración de la Armadura, se realizó un minucioso estudio del estado de conservación de la obra y de su patología mediante diferentes exámenes y toma de datos. Se estudiaron las causas de su degradación, se realizaron mapas de daños y planimetrías que reflejaban todas las alteraciones. Asimismo, se realizaron fotografías generales y de detalle del estado de conservación.

Análisis de laboratorio

Se tomaron muestras de los diferentes materiales para su análisis de laboratorio; de la madera, y del tejido, de los diferentes colores en la decoración pictórica, y de la hoja metálica que decoraba los pétalos de las flores. Todo ello aporta datos importantes que permiten obtener un conocimiento más profundo de la obra para acometer su restauración a la par que nos proporcionan información para ahondar en su historia.



Inspección con luz ultra violeta para la identificación de repintes. En las caras de los canes de la primera mitad del artesonado se detectaron repintes en narices y bocas, por lo que se realizaron fotografías con lámpara de Wood para determinar si éstos eran recientes o se debían a un arrepentimiento del propio artista.

Realización de pruebas y test de solubilidad: de especial interés destacamos el descubrimiento de policromía amarilla sobre la madera denominado oropimente con unas características especiales, utilizado en el medioevo y en el renacimiento por su parecido al color del oro.



FACTORES DE ALTERACIÓN

Una de las patologías que más ha afectado al artesonado en el aspecto estético y de conservación, es el cambio tonal debido a la suciedad y capas de barnices aplicados a lo largo de su historia y la pérdida de numerosas piezas que formaban la decoración de lacería por las que se veían las maderas del tejado.

Los accesos de humedad a través de las cubiertas también fueron causantes de graves deterioros en la madera y en las pinturas.

 


Daños de carácter antropogénico:

Además de las alteraciones causadas por las condiciones medioambientales, las deficiencias en las cubiertas, y el paso del tiempo, la acción humana también contribuyó al deterioro de la Armadura. Las intervenciones que más alteraciones han causado son: Los cambios en las cubiertas. La sustitución de piezas originales. La acumulación de escombro y tierra sobre la lacería, ya que el peso excesivo soportado ha provocado el desprendimiento de múltiples piezas y el alabeo y rotura de otras muchas. Finalmente, la aplicación de barnices sobre las pinturas sin una consolidación previa de las mismas provocó el arrastre y pérdida de muchas decoraciones.



TRABAJOS DE RESTAURACIÓN

Carpintería

Se realizó una revisión de todos los ensambles, fijaciones y planos de unión y se sustituyeron solamente las piezas estrictamente necesarias que debido a su deterioro no podían garantizar la suficiente resistencia estructural, procurando recuperar el máximo posible de piezas originales.

Las piezas nuevas se cortaron y tallaron una a una, en madera de pino y se colocaron con el mismo sistema de ensamble que presenta el original.

 


Tratamiento de la decoración pictórica

En primer lugar se realizó el proceso de limpieza y consolidación de la policromía donde aparecieron nuevos colores que no era posible ver con las capas de suciedad que presentaba. Siendo uno de los procesos más delicados llevados a cabo sobre la decoración pictórica su fijación al soporte, ya que durante los ensayos de limpieza se comprobó su falta de adherencia con el consiguiente peligro de desprendimiento.

Una vez concluidos los trabajos de consolidación y limpieza se procedió a la reintegración del color en los faltantes pictóricos y en las piezas nuevas siguiendo los criterios de respeto al original, reconstruyendo exclusivamente los elementos imprescindibles para una correcta lectura del conjunto y siendo un factor determinante la discernibilidad, de forma que desde el suelo se integren perfectamente todas las piezas, pero a corta distancia se puedan identificar claramente.



 


ICONOGRAFÍA – HERÁLDICA

En el arrocabe de la Armadura se encuentran representados 7 escudos heráldicos:

• LEÓN RAMPANTE ENGALANADO

Posiblemente pertenezca a la familia de los Coello, apellido de origen portugués, aunque el blasón original incluye bordura de azur, cargada de ocho cruces florenzadas de oro.

• ESCUDO DE DAMERO

Posiblemente pertenezca a Don Pedro Muñiz y Godoy aunque su blasón original tiene cinco órdenes en vertical y tres en horizontal, y el jaquelado es en oro y azur en lugar de plata y azur.

• CRUZ DE CALATRAVA

Es la insignia de la Orden Militar de Calatrava. Los caballeros llevaban el hábito cisterciense con una cruz roja flordelisada en bordado en el manto blanco.

• CASTILLO Y LEÓN

Es el escudo de los Reyes de Castilla y de León.

 



ILUMINACIÓN

En la conservación del Patrimonio Artístico una correcta Iluminación no solo pone en valor el bien, sino que contribuye a su conservación en el tiempo. La luz es necesaria para la visión de las obras, sin embargo, el poder de degradación que puede ejercer sobre determinados materiales hace necesario su control por encima de otras consideraciones. Por ello, dentro de las actuaciones llevadas a cabo, se ha incluido la instalación de un nuevo sistema de iluminación adecuado al tipo de bien restaurado, que cumple con los límites recomendados por las principales instituciones de conservación (ICOM, ICCROM, IES, etc.), proporcionando unos niveles de iluminación de referencia para madera policromada, con inclusión de filtros contra rayos ultravioleta, basados en estudios científicos para la exhibición de obras.

Publicado por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en el año 2007

 


sábado, 24 de octubre de 2020

EL ESCULTOR LÓPEZ-SALAZAR

 


La Biblioteca de Autores Manchegos, ha editado su número 224 dedicado al escultor López-Salazar, un ciudadrealeño nacido en la frontera de los siglos XIX y XX (1899-1979) que desarrolló su etapa de formación en la primera y segunda década de la nueva centuria, los años de las vanguardias artísticas europeas. Este es el ambiente en el que se produce el desarrollo y evolución estilística de su obra hasta su fallecimiento. Nuestro artista tuvo un periodo inicial de formación académica en Ciudad Real y en Valencia. Después comenzó una interesante etapa madrileña a partir de 1914, durante la cual convivió con insignes artistas de todas las tendencias y se reafirmó en sus concepciones estéticas, comenzando a partir de 1918 su periodo de plenitud, que llegó hasta la década de 1940, cuando se dedicó a la imaginería religiosa. Y a partir de 1950 priorizó su labor docente sobre la artística, centrándose plenamente en la enseñanza y en la dirección de la Escuela de Artes y Oficios de Ciudad Real, y convirtiéndose, junto a su esposa Isabel Pérez Valera, en motores dinamizadores de la acción cultural de Ciudad Real, una capital de provincia que rotaba culturalmente como satélite de grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia.



La autora del libro, hija del artista, se acerca con cariño, pero a la vez con rigor y objetividad a la trayectoria vital y artística de su padre para quien quiera conocerla o estudiarla o, simplemente, para compartir con todos la producción de quien, además de escultor, fue un magnifico docente, empeñado en la formación de otros artistas, como Joaquín García Donaire, Manuel López Villaseñor, Luis García Rodríguez, Ángel Rojas, Miguel Navarro, Fernando Delgado Bregón, Francisco Blanco Mena, Mon Montoya o Fernando Kirico.

Se recupera así, de forma sistemática, la mayor parte de su obra plástica y se nos da a conocer la riqueza del legado documental que instituciones y colecciones privadas conservan, documentos donde se muestra la cotidianidad del Arte, las propuestas, los encargos, las decepciones, los éxitos, pero sobre todo lo más importante, la satisfacción y realización del artista inmerso en el proceso creativo, el Arte por el Arte.



Carmen López-Salazar Pérez es licenciada en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid y ayudante de Documentación por la Biblioteca Nacional. Fue profesora de Artes Plásticas y Diseño en la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Ciudad Real, donde ocupó diversos cargos directivos del centro. Ha comisariado concursos y exposiciones, y participado como miembro del jurado de muestras y certámenes, además de impartir conferencias en instituciones y centros docentes. Cuenta con diversas publicaciones, entre las que destacan la primera monografía del pintor Ángel Andrade (1982), Antoñito, un niño autista (2016) y el libro 100 años de Escuela de Artes. Ciudad Real, 1911-2011, del que es coautora, además de escribir los prólogos de exposiciones a pintores y escultores.

 



viernes, 23 de octubre de 2020

LA CAPILLA DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES DE SANTIAGO

 

Grupo escultórico de dos ángeles con el anagrama mariano, realizado por el escultor Antonio Lorenzo Coronado en 1943, para el retablo que presidió la capilla hasta 1985. Publicado en el diario "Lanza" el 12 de junio de 1943

En el siglo XVI se rompe el muro de la cabecera de la nave de la epístola de la Parroquia de Santiago Apóstol, para realizar una capilla dedicada a la imagen de Nuestra Señora de los Dolores, que recibía culto en el templo.

El acceso a la capilla se realiza a través de un arco de medio punto, que llegó a tener reja de madera y que fue destruida durante la Guerra Civil Española, colocándose otra de forja tras la restauración del templo al término de la citada guerra.


Destruida imagen de la Virgen de los Dolores en 1936 por republicanos del Frente Popular

La capilla posee bóveda de crucería con el escudo de la Orden de Santiago del siglo XVI, en la clave de la misma, y tiene pintados unos dragones que hermosean la bóveda. Esta capilla se amplió en el siglo XVIII con un segundo tramo de bóveda de crucería, que fue eliminado incomprensiblemente en la restauración que sufrió la iglesia a partir 1985.

La imagen de Nuestra Señora de los Dolores era la imagen que presidia la capilla, que lo hacía en un retablo de estilo barroco, que fue destruido junto a la imagen de la Virgen en 1936 por republicanos del Frente Popular. De la imagen de la Virgen nos decía Portuondo en su catálogo monumental y artístico de España escrito en 1917 que era “de sentida expresión y correcta factura, que se ha querido suponer de Montañés, aunque no cabe asegurarlos”.


Los dos tramos de bóveda de crucería que tuvo la capilla hasta 1988 con los frescos de 1855 de Jesús Fernández Palacios

La capilla fue mandada pintar con frescos en 1855 por la familia de Gaspar Muñoz y Josefa Jarava su esposa, al pintor Jesús Fernández Palacios que las terminó en 1858 y fueron inauguradas el 24 de Marzo del año referido con un Sermón de Acción de Gracias que predicó José María Toledano y Rodríguez, cura párroco de Santiago en aquellos años. El motivo por el que se pintaron fue que en el año referido de 1855 asoló la población de Ciudad Real el cólera, produciéndose una gran merma en su vecindario al morir muchos de sus habitantes por esta enfermedad. La familia de Gaspar Muñoz y Josefa Jarava rogó al Señor, por mediación de Nuestra Señora de los Dolores, que alejara el cólera de su casa y no falleciera nadie de su familia. Esta solicitaba esta gracia rezando diariamente delante de un cuadro de la Virgen de los Dolores que poseía, haciendo las siguientes peticiones: “Por tus dolores y la cruz aleja la peste, Amen Jesús”, “Por tus dolores y la cruz óyenos María, Amen Jesús” y “Por tus dolores y la cruz sálvanos, Señora Amen Jesús”.


En esta fotografía publicada en el boletín de la Hermandad en el año 2001, podemos ver el desaparecido retablo de la Virgen realizado en 1943

El cólera pasó sin que nadie de la familia Muñoz-Jarava pereciera, y está en agradecimiento a la Virgen mandó decorar su capilla. La decoración de Jesús Fernández consistió en pintar las bóvedas y paredes con temas relacionados con la Virgen y la Pasión de Cristo. La pintura que se situaba encima del desaparecido retablo, representaba a la Virgen con los Santos fundadores de la Orden Servita. Hay que tener en cuenta que la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores (Santiago) se fundó por bula de los Padres de la Venerable Orden de los Servitas el 13 de diciembre de 1831, desfilando tan sólo la tarde del Viernes de Dolores por las calles de la barriada de Santiago; y no fue hasta 1929 cuando se fundó como Hermandad de Penitencia y procesionó la tarde del Jueves Santo.


En el año 1988 se eliminó el segundo tramo de bóveda de la capilla, dejándola como podemos verla actualmente

Terminada la Guerra Civil Española en el año 1943 gracias a las gestiones de Dª Joaquina Ochotorena y Dª Adela Alcázar, entonces responsables de la sección de mujeres de la hermandad,  en colaboración con algunos vecinos de la barriada de Santiago, adquirieron a los talleres “Caderot”, establecimiento de venta de artículos religiosos, imaginería y orfebrería de la capital de España, una nueva imagen de la Virgen. Para recibir culto en la capilla, los feligreses del barrio costearon un retablo en el que intervino el escultor Antonio Lorenzo Coronado, y que fue desmontado en la restauración que sufrió la parroquia a partir de 1985.


Ventana que apareció a la entrada de la capilla, tras las obras de restauración de 1985, y donde se colocó a la imagen de la Virgen a partir de 1989

Una vez restaurada la parroquia, la capilla de Nuestra Señora de los Dolores dejó de estar presidida por la imagen de la Virgen, y comenzó hacerlo el sagrario, e incomprensiblemente la imagen de la Virgen fue colocada en los restos de una ventana que apareció en la entrada de la misma.


Vista actual de la capilla, presidida por el Sagrario, y donde durante siglos estuvo presidida por la imagen de la Virgen