-Ya que has hablado de la plaza, yo veo dos
alternativas, la primera dejarla con tránsito rodado, o bien, poniéndole un pavimento
único, dejarla para uso exclusivo de peatones, como ya se va haciendo en otras
ciudades.
-Yo soy partidario siempre de evitar el tráfico
rodado; llegar con el tráfico rodado alrededor de la plaza las calles
adyacentes, pero que nunca sea un nudo de circulación rodada. Las plazas
mayores, sobre todo en capitales de provincia pequeñas, deben a mi juicio,
mantener el antiguo espíritu del "ágora" griega. Creo que a pesar del
temor de los comercios situados en las calles y plazas donde se ha suprimido el
tráfico rodado, estas calles y plazas ganan comercialmente, ya que pasado algo de
tiempo -muy poco- automáticamente estos lugares se convierten en sitios de
paseo de la gente, porque desde luego, lo que es fundamental, es que el
rey de la ciudad sea el hombre, no el coche. Por esto que te acabo de explicar,
es por lo que creo que la plaza. de Ciudad Real ganaría extraordinariamente si
se evitara el paso de vehículos por la misma.
-Tú sabes que el principal motivo ornamental
de esta plaza es la escultura ubicada en el centro de la misma del rey Alfonso X
el Sabio, fundador de Ciudad Real. ¿Te gusta tal como es, o crees que le iría
mejor otra decoración, cómo pueden ser algunos jardines?

-Ya sabes que yo soy bastante partidario de
dejar las cosas como están, sobre todo, si como ocurre, en este caso, las cosas
están muy bien. Es decir, dejar las ciudades con su carácter, esto es lo que se
ha hecho en Londres y en París, por no citar Roma, que es una de las ciudades
europeas que más conserva su carácter tradicional. Esto, que de momento a los
papanatas modernos ansiosos de novedades, puede parecerles qué es mejor tirar
lo viejo para hacerlo nuevo, en muchas ocasiones hace que se destruyan cosas de
un valor tremendo. Ya te he dicho que a mí el hecho de tirar el viejo
Ayuntamiento me dolió bastante, aunque claro está, también hay que tener en
cuenta el aspecto funcional de un edificio público e indudablemente éste lo es
mucho más, incluso constructivamente, ya que, al ser una construcción de
hormigón blanco, aguantará impunemente el paso del tiempo. Este edificio dentro
de quinientos años -no lo vamos a ver nosotros-, estará como ahora, o mejor,
con la pátina que le dé el tiempo, porque claro, el hormigón blanco equivale a
la piedra. Es algo de una enorme nobleza.
-Vamos a ver, Fernando, una pregunta que
pudiera parecerte capciosa, ¿el proyecto de este edificio lo hiciste precisa y exprofesamente
para el Ayuntamiento de Ciudad Real?
-Sí. Por supuesto, ten en cuenta que era un
solar de unas medidas muy concretas y bastante irregular en su forma, añádele a
esto que además tiene tres fachadas. Como comprenderás, con estas
características es muy difícil acoplara algún hipotético proyecto que hubiese
podido haber tenido. Esto al margen de que mi ética profesional no me lo
hubiera permitido.
-Bien toquemos ahora otro punto bastante polémico
a escala local háblame: de la ubicación del reloj.
-Yo creo que esto no es nada más que un problema
de gustos personales o particulares; parece ser que en Ciudad Real a este reloj
se le tenía mucho cariño por ser una donación o regalo hecho por alguien
importante y por todas estas circunstancias más o menos afectivas, el reloj querían
mantenerlo. Yo creo que lo han colocado ahí arriba, porque se ve más, lo que pasa
es que quizá se ve demasiado. Yo tenía previsto colocarlo en el centro de una
de las cornisas de coronación, prolongando los módulos de la fachada principal,
pero en realidad creo que esto es una cosa de poca importancia.
-Dime, Fernando, ¿tú eres partidario,
naturalmente, de que en la plaza se construya en armonía con el Ayuntamiento,
como ya han levantado una casa?
-Hombre, verás; el que hubiera algo de diversidad
en el urbanismo, no me molestaría demasiado, ahora bien, como verdaderamente
resaltaría toda su belleza esta plaza, sería con todos estos módulos repetidos.
Pasaría algo así como en la plaza de Almagro; por citar un ejemplo bien
conocido en la Mancha, y que además es una de las plazas más bellas, que conozco
en los pueblos españoles y desdé luego, nunca resultaría monótona, porque siempre
habría pequeñas diferencias de unas a otras.
-Mira, ahora te voy a hacer una pregunta que
se sale completamente del tema que estamos tratando, pero que en mi opinión, interesa
a todo el mundo, sobre todo si la respuesta viene avalada por la solvencia profesional
que tienes tú. Me refiero a ese descuido, a ese abandono tan grande en que se encuentran
muchos de nuestros monumentos y edificios, bien por parte del Patrimonio Nacional
o de los organismos y entidades locales. Como se dice ahora, por parte de quien
corresponda.
-Si. Realmente el Estado dedica poco
dinero a estas cosas. Ahora bien, las causas no las sé, pero desde luego deben
de ser muy complejas. Quizás es que como tenemos muchos, no se valoran. Si este
acervo artístico, lo tuviesen los países relativamente nuevos, como los Estados
Unidos, se volcarían por ellos. Pero la verdad es que el Estado debería de
tomar conciencia de lo que tenemos. Y esto además lo hago extensivo, no
solamente a monumentos y edificios aislados, sino a las ciudades viejas, a los urbanismos
viejos. Todo ese conjunto, es precisamente lo que les da ese sabor tradicional
de siglos a las ciudades de la vieja Europa, no son solamente unos cuantos
monumentos y edificios aislados.

-Si. Estoy de acuerdo contigo. No hace muchos
días, me hablaba de todo esto, María Antonia, una amiga mía que conoce media Europa,
refiriéndose a la gran impresión que le había causado, Edimburgo, en Escocia.
Comentaba con entusiasmo y admiración el ambiente medieval que se respiraba, que
se palpaba en esta bella ciudad.
-Pues en España, desgraciadamente, se está
haciendo todo lo contrario, ya que, por darle una funcionalidad, se está
sometiendo a la mayoría de las ciudades españolas a una serie de operaciones
quirúrgicas, demoliendo lo mejor de ellas, para que puedan invadirlas esas
ratas gigantes que son los coches. Para evitar esto, se podrían hacer ciudades
nuevas o ensanches, pero manteniendo siempre los núcleos antiguos, como están,
arreglándolos, adecuándolos, pero conservándolos, sobre todo conservándolos.
Y este es Fernando Higueras. Este es el hombre
que hace módulos y columnas, domina los espacios y realiza su personal y extraordinaria
arquitectura, y que en el pozo barroco que es su alma todavía le queda tiempo
para tocar flamenco a la guitarra, para gustar los ritmos modernos, para pintar
óleos y acuarelas con su personalísimo estilo, aunque yo sé que lo que a él
verdaderamente le gustaría, es hacer fachadas con aire de grito, columnas
aplastantes, corredores por donde pudiera transitar "El Bosco...", habitaciones
donde llegasen los ecos de los brujos de la Edad Media a aposentarse… escaleras
para subir caravanas de justo..., escaleras para bajar legiones de locos,…
recintos para la luz y la paz .... para soñar y morir...
Y algunas veces se entristece y otras se ríe
como si hubiera existido siempre y habla.
De sueños y astros
de mujeres y calles vacías
de vida y muerte.
… … …
De plantas, hongos, células,
de montañas y libélulas,
de cuevas y pechos de mujer,
y de otras muchas cosas
que aún no existen,
va creando sus constelaciones.
Alejandro Colas. Lanza Dominical,
Domingo 5 de febrero de 1978