En el último piso de viviendas y despachos,
en la Avenida de América, antes casi extramuros de Madrid y hoy, barrio residencial
con presunción de zona central, ya que no; corazón de la villa, tiene Fernando
Higueras, el arquitecto creador del nuevo edificio del Ayuntamiento de Ciudad Real,
su espacioso estudio.
Después de la sencilla presentación a cargo de un amigo común, me encuentro frente a frente con el hombre de noble aspecto, grato gesto de bienvenida y ese aire inconfundible de sencillez que distingue al hombre genial. Debo de advertir honradamente, que, aunque no tuviera delante suficientes maquetas y proyectos y no conociera profundamente toda su obra ya consagrada como la de uno dejos más grandes arquitectos contemporáneos, me descubriría su calidad, esta manera de recibirme, de exponerme sus ideas con absoluta sinceridad; como la que no precisa ni extravagancias ni pedanterías, para situarse siempre, por derecho propio en primera fila.
Fernando Higueras es, por encima de todo,
un arquitecto que no ha querido innovar, sino renovar, conservando siempre la
esencia de los valore auténticamente tradicionales.
Físicamente, es Fernando Higueras, de estatura mediana, recio, sin llegar a obeso, con una cabeza que haría las delicias de más de un escultor por su nobleza, y su rostro de poblada barba y aspecto de león triste -que ha dicho un poeta amigo suyo-, que al observador superficial pudiera parecerle fiero, pero que desmienten rotundamente la ternura y bondad que emanan de sus ojos de niño.
Esa instantánea del tiempo.
Ese principio tan quieto.
Esa gran música de tu silencio.
Ese secreto escondido que sólo
das a los que te comprenden...
Estos versos de César Manrique, e1 famoso pintor canario, podrían dar una leve idea de la compleja personalidad de Fernando Higueras, creo sin embargo que la única definición clara y concisa al mismo tiempo, de su personalidad, es la de que un artista por encima de todo.
-Empiezo esta entrevista, charla, o como queráis llamarla, preguntándole cómo nació el proyecto del nuevo Ayuntamiento de Ciudad Real.
-Verás, fue a través de Manolo Villaseñor, al que yo le había hecho una casa en Torrelodones y me puso en contacto con Eloy Sancho que era entonces alcalde de Ciudad Real e íntimo amigo de Manolo. En esa época -y siempre- yo me dedicaba a hacerles casas a mis amigos pintores, que es lo que quise ser yo, y que, según mi madre, se iban a morir de hambre. Entonces, cuando terminé la carrera, las primeras casas que hice fueron para mis amigos que se iban a morir de hambre y yo la mía, todavía no me la he hecho. Entonces, como te digo hice la casa de Villaseñor y éste le habló al alcalde. Tenían allí un Ayuntamiento, que, por cierto, a mí, me gustaba bastante, era poco más o menos de principios de siglo y estaba bastante "descascarillado" y medio en ruinas. Me dijeron que querían que yo les hiciera uno nuevo. Y aunque traté de convencerles de que se podía restaurar lo que había, tanto insistieron que un día me acerqué por allí y ya el antiguo edificio no existía. Hicimos un proyecto, se expuso a los concejales y demás autoridades municipales, hubo una especie de rueda de prensa, surgieron unas críticas, intervino en estas críticas Manuel López Villaseñor, intervine yo, intervinieron los concejales, en fin, hubo de todo, y al final se decidió que se construyera el proyecto. Poco después comenzaron las obras, desgraciadamente con una empresa constructora que estaba pasando un mal momento económico y como yo siempre he exigido una calidad muy buena de materiales y construcción en general, pues aquella empresa ceso; se paralizaron las obras un tiempo, después cambió el alcalde y ya con el nuevo, se terminaron; con la colaboración de un compañero que fue quien dirigió las obras allí. Bien, yo he visto la obra terminada y creo que está muy correcta y algún fallo tiene, es quizá debido al excesivo respeto que ha tenido el arquitecto director de la obra con el proyecto mío, es decir, si yo la hubiese dirigido, probablemente hubiera hecho algunas modificaciones en el proyecto inicial, como siempre suelo hacer y creo que la obra habría quedado más a mi gusto, 1o cual no quiere decir que quedase mejor, de la que ha quedado. Entonces, yo creo, que en general, aquello que tanto asustaba a algunas personas de Ciudad Real que hablaban de un edificio nórdico, y otras cosas por el estilo, ha quedado, perfectamente encajado en la plaza. Está, sobre todo, muy bien construido por la empresa constructora, han hecho sobre todo un trabajo de encofrados con el que yo soy muy exigente- muy bien hecho, y creo que de todas las obras que he realizado de hormigón visto, quizás esta sea la que haya quedado mejor, por todo esto, hay que felicitar al arquitecto director de las obras y a la empresa constructora, fundamentalmente a estas personas. Bien, como ya te he digo, en mi opinión ha quedado francamente bien. Hombre, a mí me hubiera gustado, por ejemplo, que se hubieran respetado las persianas enrollables que había previstas en proyecto, es decir, la forma de la viga, alojaba una persiana enrollable de color plástico claro, como el hormigón, de forma que pudiera proteger del soleamiento excesivo en verano. Si, creo, que hubiera quedado mejor con las persianas.
-Y, aparte de su utilidad manifiesta ¿crees que desde, el punto de vista ornamental también habría ganado estéticamente el edificio?
-Sí, sí, desde luego, porque a mí, el cristal,
que ahora tanto se usa, me parece algo frio y si en Ciudad Real y en Castilla
no existen tradicionalmente las grandes superficies acristaladas, creo que no
tiene por qué, haberlas ahora, ya que esto supone un mayor enfriamiento de
invierno para la calefacción y supone un mayor calentamiento en verano, con el
soleamiento; los aleros que tiene el edificio y las celosías protegen, bastante
del sol, ahora, te repito, las persianas exteriores hubieran sido mucho mejor
aún. Claro que, esto es algo que siempre tiene remedio, ya, que pueden colocarlas
cuando quieran.
-Es decir, que, aunque el edificio está ya totalmente terminado sin estas persianas, deduzco de tus últimas palabras que pueden ponerlas cuando quieran, ¿no es eso?
-Exactamente.
-Yo me he llevado una grata sorpresa, porque acostumbrado a la lucha diaria de la obra, para mantener una calidad, eso de ir allí y encontrármelo todo terminado como estaba previsto, me dio mucha alegría. Luego he visto también que han hecho una casa siguiendo la tónica del Ayuntamiento y yo pienso, que el día que esta plaza esté en un tanto por ciento considerable, rematada así, creo que ganará bastante.
Alejandro Colas. Lanza Dominical,
Domingo 5 de febrero de 1978





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