Ciudad Real iniciaba el siglo XX con dos
hoteles en nuestra ciudad, “Gran Hotel Pizarroso” y “Hotel Miracielos”, ambos
en la calle de la Paloma. El de más prestigio y el que podríamos llamar de
primera categoría, era el “Gran Hotel Pizarroso” que se encontraba en la ya citada calle
Paloma, en aquellos años Castelar, números 15 y 16, cerca del entonces callejón
de los Huertos, que ante el gran número de clientes tuvo que ampliar
habitaciones en la casa de enfrente.
El hotel era propiedad de Diego
Pizarroso Navarro, un prestigioso empresario que llego a ser concejal del
ayuntamiento capitalino. El edificio con fachada de ladrillo, constaba de tres plantas con 70 habitaciones, y a parte de
hospedaje, el hotel tenía un restaurante donde la alta sociedad ciudadrealeña
de principios de siglo, realizaba sus celebraciones sociales.
El primer automóvil que transitó por las
calles de Ciudad Real, fue el de Diego Pizarroso, que recogía a los viajeros en
la vieja estación de tren y los llevaba hasta las dependencias de la calle de la
Paloma. También ofrecía el hotel como lugar de recreo para sus huéspedes, el
antiguo “Palomar de Arcediano” en la carretera de Toledo.
La familia Pizarroso regentó este hotel
hasta el año 1920, que lo traspaso aun empresario venido de las vascongadas,
Cipriano Barrena, que tenía en propiedad varios hoteles en las provincias del norte de
España. Posteriormente el hotel seria traspasado a Ramón Monroy.
Al terminar la Guerra Civil Española desaparecería
el hotel, siendo destinado el edificio a varios usos. La planta baja fue restaurante,
y el resto de plantas se destino a oficinas como la Delegación Provincial de Sindicatos
y el Instituto Geográfico y Catastral, siendo demolido el edificio a finales de
los años sesenta del pasado siglo XX, donde se levantó un bloque de pisos de
varias alturas.
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