Sin lugar a dudas, en muchos lugares del
globo terráqueo y para muchas personas el transcurrir de cada día, por monótono
que nos pueda parecer, deja recuerdos, -unos buenos, otros mejores y otros no
tanto-, imborrables o difíciles de olvidar. Hoy, 15 de diciembre de 2017, es
una de esas fechas que para miles de ciudadrealeños –hombres y mujeres-, de la
capital y de la inmensa mayoría de los pueblos de la provincia se convertirá,
casi, en un día clave, en una efemérides para la eternidad de nuestra historia
más próxima. Hoy se cumplen 128 años y tres meses, -y hoy lo dejan
definitivamente-, desde que las Religiosas Hijas de la Caridad, fundadas en la
primera mitad del siglo XVII por Vicente de Paúl y Luisa de Marillac, -hoy
santos-, inician su andadura en el Colegio de San José, notablemente reformado
en la actualidad, que se levanta en la capitalina calle de Calatrava con
entradas, igualmente, por la de Luz y Elisa Cendrero.
Anécdotas, recuerdos,… se me agolpan,
consecuencia de mi servicio pastoral como laico en la “perchelera” Parroquia de
Santiago, Apóstol. Muchas vivencias que merecerían ser contadas, -y que tal vez
lo haga en otro momento-, pero ciertamente no es hoy el día para tal menester,
sino para hablar de los orígenes, de las reformas y ampliaciones, de sus
regidoras,… de este Colegio de San José que, aunque ya viene siendo así desde
hace tiempo, definitivamente toma a partir de ahora otros derroteros, de los
que luego me ocuparé a modo de epílogo y que, aprovechando las próximas fiestas
navideñas, deseo sinceramente sean de paz y prosperidad.
Alumnas
del Colegio de San José, junto a las profesoras Hijas de la Caridad en las
primeras décadas del siglo XX
1889-1926.
Fundación y comienzos
Dice el conocido refrán, -estamos en una
de las tierras que más prolíficamente los engendró y conserva-, que “es de bien
nacidos el ser agradecidos”. Por esta razón, y por su importante colaboración,
he de agradecer hoy el trabajo de religiosas como sor María Esperanza Tobar
González, o sor Dolores González García-Gutiérrez, ya que fruto de su esfuerzo
es parte de la información en la que me apoyo. Corría el siglo XIX, ya casi en
su última década, cuando siendo Obispo de la Diócesis Monseñor Rancés y
Villanueva firma éste, como una de las partes, el contrato de fundación por el
cual se confiaba la dirección de la nueva institución a las Hijas de la
Caridad. El acto, -con la idea de su exclusividad para escuelas populares
gratuitas.- se data en el 30 de agosto de 1889 y dieciséis días después, -el 15
de septiembre-, es inaugurado el colegio con toda solemnidad, con respecto al protocolo de aquellas calendas, y
como recoge el Boletín Eclesiástico correspondiente, que queda bajo la
autoridad de la superiora de aquella primera comunidad compuesta por siete
hermanas, sor Paz Aranda. No tardó mucho tiempo en comenzar a gozar de gran
prestigio y ante la notable demanda hubo de admitir niñas de otra clase social,
-no era mixto, como ahora-, que además ayudaban a sufragar los gastos.
Fiesta
de la Caridad en el Colegio de San José organizada el día de Nochebuena.
Fotografía publicada en la revista “Vida Manchega” el 10 de enero de 1917
Primera
ampliación y nuevas enseñanzas
Me refiero ahora a la etapa que
transcurre entre los años 1926 y 1940, por cuando el número de solicitudes de
matrícula colapsa la capacidad del centro, -muchas de ellas de la provincia-, y
se hace forzosa la primera ampliación. Es ahora el Obispo don Narciso Estenaga
y Echevarría, -tildado como su segundo fundador-, firmando él y los superiores
de la congregación un convenio-escritura de acuerdo con el cual el colegio
comenzaba una nueva época, siendo ahora la superiora sor Bárbara Pou, en la que
se levanta una nueva planta; se amplía el número de aulas; se construye el
dormitorio de internas; se instalan agua potable, baños y duchas; se renuevan
los pavimentos; se traslada la capilla; se establece la enfermaría; se le dota
de calefacción,… y se comienza a impartir Magisterio, Bachiller Elemental,
labores, corte y confección, mecanografía,… ¡Todo aumentaba entonces, hasta las
hermanas de la comunidad, que eran 16!. Obviamente hubo de cerrar sus puertas
el colegio durante la Guerra Civil de 1936, hasta que el 2 de octubre de 1939
vuelve a abrirlas con normalidad, a la vez que con grandes estrecheces.
Hijas
de la caridad junto a sus alumnas en 1926
Segunda
y tercera ampliaciones. (1944-1950)
Cabe decir que es por ahora cuando se
adquiere el edificio contiguo al colegio, para construir aulas y dormitorios.
Hoy ocupa este espacio la iglesia. Por los años cincuenta, siendo alcalde don
José-María Navas, se adquiere un terreno propiedad del consistorio y sobre él
se levantan los pabellones denominados “San Vicente”, “Santa Luisa” y “Virgen
Milagrosa”.
Cuarta
ampliación. Años 60
Es la época del “baby boom”, o
crecimiento demográfico, e impera la necesidad de más espacio y más
instalaciones. Se adquiere, -con los beneficio de la venta de una huerta que la
comunidad poseía por donde hoy se levanta una parte del campus universitario-,
el inmueble numerado con el ordinal 17 de la calle de Calatrava, y en su solar
se levanta la actual iglesia, el gimnasio, el salón de actos y el pabellón “Nuestra
Señora de la Merced”. La Eucaristía inaugural del nuevo templo estuvo presidida
por el entonces Obispo don Juan Hervás Benet, y concelebraron los canónigos
sres. Aurelio Gómez Rico, Ángel Vázquez, Narciso Martín de Almagro y José Díaz.
Los cantos fueron dirigidos por don Antonio Lizcano Ajenjo. Por esta época,
también, se producen notables cambios en cuanto a lo meramente académico se
refiere.
Podría hablarse, incluso, de una quinta
ampliación, -más bien adaptación-, ya que no destaca tanto el capítulo de
adquisiciones, que también, sino el de “`puesta a punto” de temas educativos,
administrativos, sociales,… que lo convierten en uno de los centros docentes
más destacados de nuestra capital y provincia.
Clase
de Corte y Confección en el Colegio de San José. Fotografía del Centro de
Estudios de Castilla-La Mancha
Despedida
y nuevos tiempos
Sor Ángeles, sor Elvira, sor
María-Luisa, sor Josefa, sor Cortés, sor Tomasa,… ¡cuántos nombres para el
recuerdo! Son una breve muestra, ¡muy breve!, de las religiosas que han pasado
por el colegio y que han llevado a cabo su trabajo regidas por superioras como
sor Paz Aranda, sor Bárbara Pou, sor Ángeles Boix Javalones, sor Amparo
Hernández Esteban, sor Joaquina Cuesta Arroyo, sor Concesa Costilla Labra, sor
Mercedes Maúdes Villán, sor Natividad Amatriaín, sor Benigna Blázquez Jiménez,
sor Mecedes Castellanos Mesas, sor Trinidad del Hierro, sor Adoración Llorente,
sor Rocío Correa, o sor Concepción Pérez, de las cuales algunas ha conocido el
firmante, y recuerdo ahora su afecto, al tiempo que aprovecho para pedir
disculpas por la posible omisión, siempre involuntaria, de alguna de ellas. De
lo que si estoy seguro, -porque ha sido una de sus normas fundamentales-, es de
que han sabido mantener vivo el carisma “vivenciano” en la realidad de cada
época.
Hoy, como diría el mítico boticario don
Hilarión, los tiempos han cambiado que es una barbaridad. La realidad que nos
está tocando vivir, la disminución de vocaciones,… unas y otras razones nos
llevan a despedir a las Religiosas Hijas de la Caridad, -que a partir de ahora
parece que desarrollarán su apostolado en ciudades como Madrid, Logroño,
Albacete,…-, al tiempo que deseamos lo mejor a quienes desde hace ya dos cursos
rigen el destino de éste mítico, diría yo, Colegio de San José, desde la
fundación “Educación y Evangelio”, canalizando dichos augurios en las personas
de sus directores don Jesús-Alfonso Martínez y doña Isabel Cano.
Eduardo
Muñoz Martínez. Lanza Semanario de la Mancha. 15/12/2017
Sor
Concepción ultima superiora de las Hijas de la Caridad del Colegio de San José
Me gustaría información de la foto que sale en esta publicación.La foto a la cual me refiero es la que sale un grupo de alumnas en el año 1926 con las hermanas de la caridad.Creo haber identificado a un familiar y me gustaría recabar información.
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