En
la calle El Camarín, ubicada a espaldas de la catedral ciudarrealeña, se
encuentra un solar en espera de construcción desde hace más de 10 años a
consecuencia de haberse declarado la zona unidad de actuación conjunta y
existir una casa que su propietario ni quiere vender ni permutar, pese a las
gestiones municipales y del constructor.
La historia de este peculiar suceso se
remonta al día 31 de enero de 1983. En tal fecha, Luis Novoa González compra dos
solares, de unos 130 metros cuadrados cada uno, a Francisco Ribera y a Ramón
Villar, respectivamente. Tales solares se encuentran ubicados en la céntrica
calle de El Camarín, justamente tras la Iglesia Catedral Nuestra Señora del
Prado de Ciudad Real.
TRES
AÑOS DESPUES
Ambos contratos especificaban claramente
que Luis Novoa se comprometía a entregarles a Francisco Ramírez y a Ramón Villar
sendos pisos con iguales metros cuadrados que tenían los solares cedidos, en un
plazo no superior a los 18 meses a partir de que el constructor le concediera la
licencia de iniciación de obra, El ovillo empieza a enredarse cuando Luis
Novoa, que pretendía levantar unos edificios de cinco alturas y dos áticos,
tarda en solicitar la licencia la friolera de tres años, lo que facilita que se
cambien municipalmente los planes arquitectónicos y urbanísticos de la zona,
que pasa a ser considerada como unidad de actuación conjunta. Novoa acepta las
nuevas disposiciones y pretende comprar la única casa que queda habitada de la
zona, y que es propiedad de Efraín Redondo, pero éste se niega a ello, no
aceptando ningún tipo de intercambio.
La paralización de gestiones por parte
de Novoa se produce, pues, quedando la concejalía de Urbanismo encargada de
negociar con Efraín Redondo, cosa que se
realiza en más de una ocasión, aunque sin resultados positivos, pese a que Tomás
Cano de Mateo, concejal de Urbanismo del Ayuntamiento ciudarrealeño, aseguraba
hace unos días esta revista que todo estaba prácticamente resuelto y que bien
pudiera llegarse a un acuerdo definitivo en próximas semanas, con los
asombrados viandantes que por allí se atreven a transitar y con los toxicómanos
que impunemente lo utilizan para meterse su carga mortal en las venas o lo que pueda
quedar de ellas y esquivando algún cascote de la tapia, que no pudo evitar un despistado
vehículo que estaba por allí aparcado.
La paciencia de los vendedores es similar
a la que cuentan tenía el bíblico Job, aunque eso no impidió que uno de ellos,
Francisco Ribera, se cansara de esperar y pusiera un pleito a Luis Novoa;
pleito que perdió, habida cuenta de que la defensa, que llevó el letrado Ramón
Alén, expuso la cláusula en donde se especificaba claramente que la entrega de
la vivienda solamente podría realizarse al año y medio de que el constructor
hubiera conseguido la licencia de obras, cosa que, obviamente, hasta la fecha
no se ha producido, aunque el abogado de la familia Ribera, José Luis López Sancho,
afirma que el contrato está mal redactado y peor entendido, habida cuenta de
que si Luis Novoa hubiera solicitado la licencia de obras en el año 1983 y no
tres después, los planes de construcción se habrían realizado en las fechas
fijadas y no se hubiera dado lugar a que se hubieran cambiado las ordenanzas
urbanísticas en aquella zona.
Julio
Barbero. Revista Bisagra, 03-05-1992, página 50.
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