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martes, 25 de julio de 2023

TRASCENDENCIA DE NUESTRO FOLKLORE

 



El  grandioso éxito de los Coros y Danzas de la Sección Femenina de Ciudad Real, en la Feria Mundial de Nueva York y posteriormente el homenaje tributado a sus jóvenes componentes en la capital, hace que se ponga de actualidad, una vez más, la belleza de nuestros bailes y canciones, algunos de antiquísima raíz y que sirvieron incluso, como la “seguidilla”, de inspiración para folklores de muy diversas regiones.

Durante los últimos Festivales de España, Marienma nos dijo que uno de sus mejores deseos sería conocer con detalle los bailes y cancioneros manchegos. La habían animado a ello dos paisanos de Alcázar de San Juan, los señores Paniagua, ilustres militares que pidieron a la magnífica bailarina y coreógrafa incluyera en su repertorio piezas de nuestra tierra; Marienma estaba entusiasmada con la idea y aun recomendándole algunas obras, principalmente la del maestro Echevarría, ella desea venir algunos días por Ciudad Real y estudiar nuestro folklore, presenciando la actuación de los Coros y Danzas de la Sección Femenina.

Estamos de acuerdo en que lo que representa y caracteriza el más puro aspecto de la música vernácula manchega, es la “seguidilla”, fusión íntima de la música, el canto v el baile. Cervantes la presenta como factor en uso de sus descripciones de fiestas, lo que nos permite su evidencia en el siglo XVI y las investigaciones realizadas, teniendo siempre presente la gran labor realizada por el maestro Echevarría en este aspecto, nos informan que el maestro Pedrell encuentra su engarce —el de la “seguidilla— con la forma musical o tipo melódico, superior al. literario, como una cuarteta de cinco sílabas, precedida y seguida de estribillo en compás de tres tiempos: Nieves de Hoyos recoge el siguiente ejemplo:

 



Mi madre me ha mandado

que no te quiera,

y yo le digo, madre,

¡si usted la viera!

Quedó tamaña

y mordiéndose el labio

dixo ¡caramba!

 

La primitiva “seguidilla”, tenía versos largos de seis u ocho sílabas y los cortos de cuatro a seis. La de siete versos, corresponde a la “seguidilla” de finales del siglo XVIII.

Evidentemente la más característica de las “seguidillas” es la manchega, la más movida en melodía y ritmo, pues “la seguidilla bolera” —coinciden varios autores— es más reposada y las “gitanas” más lentas y “quejuntubrosas”, como todo el cante flamenco, aunque no se conserva en las sevillanas, que no son, a la postre, más que unas “seguidillas” manchegas de las que han derivado múltiples variedades, entre ellas la “chamberga”, las “andaluzas” y las “asturianas.”

Los mencionados maestros e investigadores, ratifican y coinciden en que la “seguidilla” es anterior v más extendida que la propia “jota”, y Capuany las elogia y define diciendo “gran variedad en las figuras, graciosa modestia, mucha alegría, sin faltar al respeto; hacen de este baile un divertimiento popular de los más honestos”. Su difusión —cosa que en parte puede y enorgullecerme— y de la España meridional pasaron a Galicia, a Cantabria, a los pasiegos y a las tierras vascas, teniendo en cuenta que este polimorfismos, afecta más bien a las coplas, y ya que hablamos de coplas, recordamos una popularísima que menciona a nuestra Virgen:

 



“No mancho a “naide”

aunque soy de la Mancha

no mancho a “naide”

Más de cuatro quisieran

ser de mi sangre.

Nido de flores.

Eres prenda bendita

donde cantan los ruiseñores

en el paseo.

La Morena del Prado

bendita sea ¡olé!

Bendita sea.

La Morena del Prado bendita sea.”

El tema es interesante, como lo prueba la preocupación de eruditos e investigadores, y prometemos volver sobre el mismo. Hoy no queremos terminar sin rendir el debido tributo de gratitud a la Sección Femenina, conservadora fiel de nuestras bellas tradiciones, que tan definitivamente influyeron para universalizar el nombre de nuestra región y, como consecuencia, de nuestra patria.

Lo que decimos debiera servir para impulsar a la creación de ese Conservatorio Provincial en que las nuevas promociones de jóvenes aprendiesen nuestro arte popular, junto claro está— a cultivarse en ese magnífico campo que es la música, el teatro y el canto.

Dulce N. Ramírez Morales. Boletín de Información Municipal Nº 19, diciembre de 1965

 



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