Cuando se habla de patrimonio histórico
pensamos en edificios con siglos de historia, pero deberíamos también
considerar que existen arquitectura contemporáneas que forman ya parte de
nuestro patrimonio, de nuestra herencia colectiva. Probablemente uno de ellos
es la “Casa de Cultura” de Ciudad Real proyectada por Miguel Fisac en el año
1957. En 1951 había realizado el proyecto del Instituto Laboral de Daimiel que
abría el camino a una experimentación nueva con una distribución orgánica unida
a los valores de la arquitectura tradicional de la zona.
El mismo comenta que trabajó con unos
catoncitos que representaban a escala los espacios idóneos para cada actividad,
que fue reagrupando y relacionando hasta concebir una planta en V, para dar
lugar a un organismo articulado libremente, que combina espacios de distintas
escalas con volúmenes y espacios interiores complejos y con elementos muy
diversos. Dos años después, en 1953, realizó el proyecto del pabellón de Ciudad
Real en la Feria del Campo de Madrid y en 1955 proyectará el Mercado de Daimiel
un edificio de planta cerrada, formando una triple crujía y dos crujías
irregulares en el centro que recupera las texturas y formas tradicionales en su
exterior.
El
Proyecto de Miguel Fisac
El edificio de la Casa de Cultura fue
proyectado por Miguel Fisac de acuerdo con un programa de necesidades de la
época que suponía la dotación de espacios para biblioteca, salón de actos y
sala de exposiciones. Se trata de un edificio de dos plantas con un frente
acristalado de 32 metros de longitud, con un ventanal continuo en la planta
baja y primera. Una planta baja libre con una escalera circular en el centro y
otra de forma curvada en su lateral derecho con forma también curva que dirigía
el acceso al salón de actos. El espacio general de esta zona se rotulaba en el
proyecto original como Tertulias. En el lado izquierdo, una pequeña zona de
biblioteca infantil y almacén del Centro Coordinador de Bibliotecas y la
vivienda del conserje. En la planta primera un gran espacio libre continuo al
que se accedía por la escalera circular que dejaba en el lateral derecho dos
despachos y el vacío del salón de actos al fondo, así como una serie de
espacios de la vivienda del conserje con una escalera interior de comunicación
con la planta baja. En el sótano, la escalera curvada del margen derecho
llegaba a la sala de exposiciones que coincide básicamente con el salón de
actos superior, zona de archivo y salas de instalaciones.
Un edificio en el que se entremezclan
tres de las líneas de trabajo de Fisac en ese momento: una visión de la
arquitectura racionalista con una fachada de geometría radical que presenta un
frente sobrio en las dos alturas con un ventanal corrido en toda su longitud,
una utilización de la arquitectura popular que Fisac reivindica en la memoria
del proyecto y con protagonismo en elementos como el salón de actos y una línea
organicista con sus formas curvadas en los paramentos y espacios esenciales de
la planta baja. Un conjunto de elementos que, combinados, generan una
arquitectura atractiva y cualificada.
La
distribución interior del edificio
En los planos realizados por Miguel
Fisac, que se conservan en la Fundación Fisac ubicada en el Colegio de
Arquitectos de nuestra ciudad, puede verse la forma de la planta baja que
muchos hemos podido apreciar en el uso inicial del edificio. La zona de
entrada, con su plano curvado en el lateral izquierdo que separaba la zona de
los servicios y la escalera exenta en el centro de la planta creaban un espacio
especialmente atractivo del conjunto. Un espacio denominado inicialmente
Tertulias, que podría ser, en una nueva utilización, zona de exposiciones, de
presentaciones y de actividades abiertas al público en general. Un espacio
antesala del salón de actos situado al fondo del conjunto construido. En el
salón de actos, un espacio interior con sus paramentos de ladrillos que
alternaban con zonas huecas, todo él pintado en blanco, con capacidad para unas
cien personas que podría tener una actividad abierta al uso de todos los
colectivos de la ciudad, con una excelente localización y una buena capacidad
para el uso cotidiano. Esta planta baja con sus formas onduladas, orgánicas, es uno de los valores importantes
a recuperar en la rehabilitación del edificio.
Rehabilitar
la arquitectura contemporánea
El nuevo uso para el edificio de la Casa
de Cultura de Ciudad Real proyectado en su momento por Miguel Fisac, es una
oportunidad para recuperar la arquitectura de uno de los grandes arquitectos
españoles. Un edificio sobrio en su exterior con un conjunto de propuestas en
su espacio interior que deberíamos ser capaces de rehabilitar adecuadamente. En
este caso hay un compromiso con la historia reciente que es también parte
importante de nuestro patrimonio cultural.
La rehabilitación del edificio puede y
debe suponer la eliminación de elementos que lo han alterado negativamente y la
recuperación de espacios interesantes en su concepción inicial que serían
perfectamente compatibles con las nuevas funciones que se plantean. La primera
actuación necesaria se plantea en su exterior: recuperar su fachada, las formas
acristaladas y el espacio ajardinado que protegía la planta baja retranqueada.
Ubicado en un lugar central de la ciudad, con propuestas de usos que pueden
conjugar la planta baja para la actividad ciudadana de información y
participación y la presencia de la Fundación Fisac en su planta primera.
La zona izquierda de la planta baja que
tenía el uso de Biblioteca infantil en el proyecto primitivo puede conservar
perfectamente este uso con un acceso independiente, si se quiere, desde la
calle. Una zona que tiene ya eliminados elementos accesorios no necesarios y
que no aportaban nada al espacio del conjunto de la Biblioteca. La comunicación
con la planta sótano con la zona de depósitos y almacén puede permitir disponer
de las superficies necesarias para una excelente Biblioteca infantil con todos
los requerimientos tecnológicos modernos.
La planta primera no presentaba
elementos singulares como la baja y su adecuación a Archivo permite mantener
los elementos básicos de la fachada buscando una cierta separación de la misma
para evitar los problemas de soleamiento que tiene la fachada acristalada. En
esa planta el uso para albergar la Fundación Fisac con toda la documentación de
la obra del arquitecto podría llenar de significado la rehabilitación del
edificio y mantener vivos un conjunto documental importante en la arquitectura
española contemporánea.
Gestionar
la rehabilitación
La oportunidad de recuperar un edificio
representativo de la ciudad es una ocasión especial. Un programa de necesidades
que puede adecuarse perfectamente a la idea inicial del proyecto, una
documentación que permite conocer de forma detallada la idea original del mismo
y una rehabilitación que corresponde con una estrategia de desarrollo
sostenible que se quiere desarrollar en la ciudad. Solo falta el impulso
necesario desde la gestión municipal para convertir en realidad una posibilidad
de hacer que el patrimonio de la arquitectura
contemporánea del siglo XX, cualificado, siga presente en la ciudad.
Diego
Peris Sánchez. Lanza, Semanario de La Mancha, Año LXXV.-II Época –Nº 25.040
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