Vista
de Ciudad Real en las primeras décadas del siglo XX. Centro de Estudios de
Castilla-La Mancha
No conozco cosa más notable en
Ciudad-Real, era se atienda a la idea y propósitos que suponen de parte de sus
autores, ora al trabajo y estudio que revelan las condiciones y requisitos de
su institución, ya finalmente a la magnitud del coste empleado en su ejecución,
que las fundaciones emprendidas y llevadas a cabo, una a fines del siglo XV y
primeros días del XVI por el Chantre de Soria, Canónigo de Sigüenza y Párroco
de S. Pedro, D. Fernando Alonso de Coca, otra a mediados del XVII (1643) por
los exclarecidos varones, D. Diego López Tufiño y D. Antonio de Torres Treviño,
rico propietario y poderdante aquél, Tenedor Albacea, heredero y podatario
éste, y fiel ejecutor de la postrera voluntad del primero. Ambas reconocen,
aunque en términos distintos, un fin benéfico, caritativo, eminentemente
social, piadoso y cristiano: las dos expresan por elocuente modo como
monumentos del tiempo el estado de civilización, de religiosidad y de cultura
de esta ciudad en las dos grandes épocas, a que pertenecen. El tiempo, el
huracán de los siglos, ese agente destructor e invisible que todo lo arrastra
en su paso de gigante, que todo lo destruye y lo reduce a polvo, apenas ha
respetado hasta nuestros días, a pesar de la muralla china levantada a su
alrededor para librarles de la muerte, algo de la parte material, lo más
resistente de la envoltura que dio forma al ideal, al alma inspiradora de tan
grandiosas y magnificas creaciones. En vano fueron consagradas para perpetua
memoria: el tiempo se ríe de lo inmundanal eterno. Hoy aún son dos recuerdos
entre los que se deslizó el periodo de grandeza de un pueblo; mañana… ni esto,
porque habrán pasado al panteón del olvido para siempre.
Objeto de estas ligeras noticias sólo lo
que se refiere a los segundos, bien quisiera completarlas con algunos datos
biográficos que dieran á conocer la cuna primitiva de tan esclarecidos varones,
época de su venida a esta ciudad, posición que ocupaban antes de ir a Indias,
con otros pormenores del todo precisos para poder apreciar debidamente el
carácter, los móviles y la verdadera importancia de la obra colosal llevada a
cabo. De D. Diego López Tufiño, conocemos por el Poder librado al Sr. Torres
Treviño en 1638 que se conserva entre los papeles del archivo parroquial de S.
Pedro, su patria y naturaleza así como la de sus padres. Dice en este
documento:
“En
el nombre de Dios, etc., sepan cuantos esta Escritura vieren, como yo Diego
López de Tufiño, Receptor del Santo Oficio de la Inquisición de esta Villa
Imperial del Potosi del Perú y natural que soy de Ciudad-Real en la Mancha…
hijo legítimo de…, mis padres que fueron vecinos de la Villa de Carrión, tres
leguas de Ciudad Real… que por cuanto la gravedad de la enfermedad no me da
lugar a hacer mi Testamento y porque el orden y las cosas tocantes al descargo
de mi conciencia lo tengo tratado y encomendado con el Licdo. D. Antonio Torres
Treviño, etc.”
Otra
vista de Ciudad Real de la misma época que la anterior. Centro de Estudios de
Castilla-La Mancha
Los linajes de los Torres y de los
Treviños son dilatadísimos en esta ciudad y emparentados con las más ilustres
familias, de las cuales se hace honrosa mención en los documentos
correspondientes a los siglos XV, XVI y XVII. Su procedencia como la de los
Cocas es Vizcaina, y no la desmiente el Fundador en la preferencia, que, como
veremos, da a los naturales de su país para el goce de sus fundaciones.
Muchas y de gran valor fueron estas,
entre las cuales son dignas de mención el Convento-hospital de S. Juan de Dios,
cuya Iglesia continúa abierta hasta hoy al culto público; dotole con 3.000
ducados de renta; doce capellanías en la Iglesia de S. Pedro, dotadas en 1.200;
Diez y ocho suertes para otras tantas doncellas pobres, dotadas con 200 ducados
cada una, que habrían de dárseles al tomar estado; seis de 100 para dar carrera
literaria en cualquiera de las Universidades de España a otros tantos
estudiantes y por último una Escuela de leer, escribir y contar, y una Cátedra
de gramática, dotadas con 500 y 300 ducados respectivamente de renta anual, que
habían de proveerse por rigurosa oposición.
El Documento por muchos títulos curioso,
relativo a las dos postreras fundaciones o instituciones docentes, y que da
idea exacta del estado de cultura de esta población en el siglo décimo séptimo,
dice así:
Fundación
de dos cátedras, de Escuela y Latinidad.
Por
quanto por parte de vos Antonio Torres Trefiño del santo oficio, vecino de la
ciudad de Ciudad-Real nos fue fha relación que de lo que nuestro Señor había
sido servido de daros queriades fundar dos obras pias para servicio suyo y bien
de la República de esa dicha ciudad que eran una cátedra de Latinidad para
enseñar los hijos de vecinos naturales de esa dicha ciudad y demás lugares
comarcanos a ella e dotarla en trescientos ducados de renta en cada un año= y
una Escuela de leer escribir y contar para los niños de esa dicha ciudad y
demás lugares comarcanos con quinientos ducados de renta en cada un año=y
atento todotra para que se criasen con buena enseñanza y dotrina por la falta
que había en esa dicha ciudad de los dichos ministerios nos pedisteis y
suplicasteis Fuésemos servido de daros licencia y facultad para fundar la dicha
catedra de Latinidad y Escuela de leer escribir y contar con las dichas rentas
porque se enseñase a leer a los niños de balde y con mayor cuidado o como la
nuestra merced fuese lo qual visto por los de nuestro consejo juntamente con la
información y diligencias que cerca dello por nuestro mandado hizo el
licenciado don Gabriel de gallegos y Montoya nuestro corregidor que fue de esa
dicha ciudad y el parecer que sobre esto dio representando la utilidad y
conveniencia que se seguiría de daros la dicha licencia y lo dicho en razón dello
por el licenciado don Juan de morales barruuevo caballero de la orden de
Alcantara nro fiscal a quien mandamos lo viese por auto que proveyeron en la
villa de Madrid en veintinueve de Agosto pasado de este presente año de mill y
seiscientos y cuanrenta y tres mandaron que vos el dicho Antonio de torres Treviño
enbiasedes al nuestro consejo las condiciones con que haciades la fundaciones
de la dha catedra de gramática y Escuela de leer escribir y contar en esa dha
ciudad de Ciudad Real=en cuyo cumplimiento parece que por vos fueron enviadas al
nro consejo las dichas condiciones que son del tenor siguiente=condiciones y
calidades que an de tener los que se eligieren por maestros para la Escuela de
leer escribir y contar primiramente si algún vizcayno que ubiere sido mrº de
Escuela en Vizcaya se opusiere a esta maestría sea preferido a otros
cualesquiera aunque hagan tan buena letra y sean tales contadores como es este
por quanto la experiencia no sea enseñado la gramatica y
(Se continuará)
Luis
Delgado Merchán. “La Mancha Ilustrada” Valdepeñas 19 de marzo de 1893, páginas
2 y 3. Centro de Estudios de Castilla-La Mancha.
Vista
de Ciudad Real en los años sesenta del pasado siglo
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