La
calle Azucena en los años cincuenta del pasado siglo
Ángel María Isidro Andrade Blázquez
nació en la calle Azucena, número ocho, de Ciudad Real, el 15 de mayo de 1866,
hijo de don José María Rodríguez Andrade y doña María del Carmen Blázquez. Fue
bautizado el 16 de mayo del mismo año en la Parroquia de Santa María del Prado
(Merced).
Su afición por la pintura se manifestó
desde muy niño. Comenzó su formación de mano de Joaquín Ferrer, en el taller
madrileño de arte decorativo de Bussato y Bonard y en la Academia de Bellas
Artes de San Fernando de Madrid, donde fue discípulo de Carlos de Haes y Luis
de Madrazo. Se trasladó a Roma para ampliar sus estudios pensionado por la
Academia de San Fernando, donde realizó numerosos dibujos de los alrededores de
la ciudad y de los Apeninos.
En los inicios su pintura se ve influida
por el eclecticismo de finales del siglo XIX, pero a partir de 1894 adquiere
cada vez mayor altura y vigor. Toma entonces tintes postimpresionistas, que
abren su paleta a nuevos matices. En los últimos años de su vida redujo el
formato de sus creaciones, pintando magníficas tablillas, que sin duda
influyeron en el joven López Torres, que siempre sintió veneración por la
pintura de Ángel Andrade.
Ángel
María Isidro Andrade Blázquez 1866-1932
Remitió asiduamente sus obras a
certámenes nacionales e internacionales, obtuvo mención honorífica dentro de la
sección de escultura en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1901, tercera
medalla en las ediciones de 1890 y 1895, así como sendas segundas medallas en
1906 y 1908 por los lienzos "Huérfanos" y "El Tajo en
Toledo". Además, fue galardonado con medalla de plata en la Exposición
Internacional de Buenos Aires de 1910.
El 4 de noviembre de 1915 consigue la
ilusión de su vida, impartir clases al Instituto de su ciudad natal, a enseñar,
como manifiesta en una entrevista, a los hijos de los amigos de la infancia.
Sus paisanos recibieron con júbilo al laureado artista, convirtiéndose en su
más fiel colaborador y asesor cultural. A partir de este momento se sume en el
más absoluto anonimato y sólo conserva un prestigio local que le seguirá hasta
su fallecimiento.
A su llegada a Ciudad Real, como era
soltero, se estableció en el hotel Miracielos, situado en la calle de la
Paloma. Más tarde buscó un criado, Melitón, quien, acompañado de su madre, se
encargó de asistirle. Los tres se instalaron en una casa alquilada de la calle
de la Rosa, el número 3, donde permanecieron algunos años. Después se trasladó
a la plazuela de la Merced, donde le sobrevino la muerte el 18 de noviembre de
1932.
Su casa natal seria demolida, al igual
que casi todas las casas de la calle Azucena, y en el bloque de pisos que se
levantó en su solar, se colocó una lapida donde se hace constar el lugar de
nacimiento de tan insigne pintor ciudadrealeño.
Lápida
ubicada en el bloque de pisos donde estuvo la casa natal de Ángel Andrade en la
calle Azucena
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