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sábado, 6 de julio de 2024

GLOSA A UNA LABOR LITERARIA

 

Imagen coloreada del archivo de Julián Alonso Rodríguez  de un arco gótico desaparecido de la calle Pozo Concejo


Intentaremos hilvanar unas líneas para glosar brevemente la copiosa labor literaria del catedrático fallecido Don Julián Alonso Rodríguez, siquiera sean como homenaje póstumo a su memoria. Este propósito no es el de hacer un trabajo de crítica, más o menos severa, de su vasta obra, sino el de recordar algunos de los motivos o temas de su preferencia y, a la vez, resaltar la amenidad y llaneza de su peculiar estilo literario.

Cuando los deberes que le imponía la profesión, a la que dedicó gran parte de su vida, dejaba libre su atención, orientaba está a la tarea de escritor y publicita. En ambas actividades cabe hacer un parangón con las de otro catedrático y escritor fallecido don Emilio Bernabeu Novalvos. A uno y otro les cupo el honor de recibir el título de Cronistas de Ciudad Real, galardón que les concedió el Ayuntamiento por sus muchos merecimientos.

Ciudad Real ha perdido, al morir don Julián Alonso Rodríguez, su cronista predilecto, su esforzado defensor, ya que era un paladín de esta Ciudad tan querida y amada por él, como frecuentemente lo demostraba en su extensa labor literaria. En todos los trabajos que publicó había una intima caricia, una constante estimación para las cosas de Ciudad Real. Y en su mente acumulaba ideas que, luego, desparramaba habitalmente por las amenas crónicas que dedicaba a los paseos, plazas, parajes, y a todo aquello donde la historia dejó algún vestigio. Su temperamento de fecundo escritor, diestro en las Artes y observador de la Naturaleza, tanto le obligaba a describir la belleza de un parteluz o de un capitel como a elogiar los vistosos colores de unas florecillas silvestres.

El ambiente y situación de la mayoría de sus crónicas son evidentemente ciudarrealeños, y, por tanto, son pedazos d la historia intima de esta Ciudad. Son jirones de historia, dispersos hoy, que no deben perderse porque encierran un valor tan estimable como todas las obras de esta naturaleza. Y a lo largo de su producción literaria daba a conocer cuánto de Ciudad Real sabía y descubría como fruto de sus investigaciones. Y escribió sobre calles antiguas, casas solariegas y linajes, y describió tipos labriegos con vocabulario de pintoresca rusticidad manchega; y evocaba recuerdos de las concurridas romerías Alarcos; y ensalzaba, ¡cómo no!, a la Virgen del Prado con frases de amor y gratitud que, en conjunto, formaban como un bello florilegio dedicado a la Excelsa Señora.

De la lectura de su obra se deduce un firme deseo de conservar todo lo antiguo y tradicionales: Unas piedras cargadas de historia, unos escudos nobiliarios, una leyenda… Y ese deseo se hacía inspiración en su pensamiento y recuerdo lirico en los puntos de su pluma.

Julián Ruiz Peco. Diario “Lanza” jueves 20 de junio de 1963


Julián Alonso Rodríguez el día que fue nombrado Cronista de Ciudad Real


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