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jueves, 8 de agosto de 2024

CIUDAD REAL, EN DEUDA CON SU PATRONA

 



De nuevo nos encontramos antes las fiestas tradicionales de agosto. Ciudad Real se dispone otro año a honrar a su Patrona, la Santísima Virgen del Prado, para la que guarda en lo íntimo de su corazón el más puro afecto y la más tierna devoción de buen creyente. Conforta el ánimo ver como en estos días se llena la amplia nave de la Catedral, en peregrinación piadosa hasta el trono de la Madre que acoge satisfecha las preces de sus hijos. Hay quien ha reprochado a los ciudarrealeños su falta de asistencia ante el Camarín de la Patrona en el resto del año. Yo creo sinceramente que la causa no es por falta de religiosidad. La mejor prueba de ello la tenemos en que todos, grandes y chicos, hemos recurrido a Ella en los momentos graves de nuestra vida. La Virgen del Prado ha sido siempre y lo seguirá siendo el refugio de nuestras tribulaciones. A la Madre se dirigen las oraciones de los que sufren y de los que, agradecidos, han recibido favores. Bajo su manto nos hemos cobijado en cuantas ocasiones se han presentado llenas de algún peligro. ¿No es ello suficiente para justificar el amor a que nos mueve la Reina del Prado?

Pero al lado de esto, que consideramos desvirtuara opiniones ajenas en opuesto sentido, creemos conveniente destacar una deuda que Ciudad Real tiene con su Patrona. Cuando en los días negros del verano del 36 la venerada imagen con tradición de siglos era destruida por manos sacrílegas, acaparó también la atención de los desalmados su magnífica y valiosa carroza, orgullo de los nacidos en Ciudad Real, porque era trono adecuado a la magnificencia de la Señora. Pasaron los años de la guerra liberadora, volvió nuevamente la paz a los pueblos españoles y la Cruz se asentó otra vez en nuestros templos, bendiciendo el esfuerzo de los buenos españoles, que no habían perdido su fe a pesar de las persecuciones.

Ciudad Real se encontraba sin imagen patronal a la que encaminar sus suplicas y un puñado de buenos hijos suyos se apresto a reparar el daño. Todavía recordamos emocionados la entrada de la nueva imagen en las calles de la capital, regadas por las lágrimas de los devotos y el gotear de las velas que alumbraban el emotivo desfile. Pero desde entonces hemos encontrado una falta que Ciudad Real debe subsanar sin pérdida de tiempo. Se trata de la carroza de la Virgen. Carece de mérito artístico, no tiene valor material y es pobre trono para tan Excelsa Señora. ¿No seremos capaces de lograr los ciudarrealeños una igual a la que tenía antes de la furiosa sacudida antirreligiosa de hace años? Precisamente en estos días en los que nuestra devoción a María del Prado se exterioriza, debemos formar todo el decidido propósito de no dejar pasar un año más sin poner remedio a esta falta ornamental que dice muy poco de nuestro amor a la Patrona.

Dedicamos especialmente estas líneas al alcalde de la Capital y a la Ilustre Hermandad de Ntra. Sra. la Santísima Virgen del Prado. Ellos deben ser los encargados de encauzar este sentir popular, cuya manifestación no creemos equivocarnos sería el contribuir a esa suscripción que debería llamarse “Pro carroza de la Patrona”. Y organismos y particulares con asiento y arraigo en la capital, participarían en este homenaje popular a María, que estamos seguros agradecería tanto o más el donativo cuantioso del pudiente como la peseta modesta del trabajador, que quiere y ama a María porque sus mayores le enseñaron a confiar en Ella. Si la obligación del periodista es recoger el sentir general, creemos haberlo cumplido una vez más, sin poner nada de nuestra cosecha. La idea la tiene Ciudad Real como propia y exclusiva. ¿Se encauzará en forma efectiva y práctica? Mucho nos congratularíamos de que así fuese para mayor gloria de María del Prado y por prestigio de la ciudad.

 

Cecilio López Pastor. Diario Lanza 13 de Agosto de 1949.



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