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domingo, 23 de noviembre de 2025

LA RADIOGRAFÍA DE LA CIUDAD REAL DE HACE 100 AÑOS NACIDA DEL CONTROL POLICIAL: ENTRE CONVENTOS Y PROSTÍBULOS (II)

 



Reproducción para venta al público

Pero regresemos a 1925. A principios de enero de aquel año, Sofí tenía el plano-censo listo para presentar en el Ayuntamiento, donde fue validado por el arquitecto municipal. A continuación, se convirtió en noticia. La prensa se hizo eco del singular documento y los dos diarios de la época que convivían en la capital, ‘El Pueblo Manchego’ y ‘Vida Manchega’, lo reprodujeron en sus páginas, dejando constancia del plano original hoy perdido.

El interés que suscitó el documento y la positiva valoración de los jefes de Sofí en Madrid fue tal que se decidió realizar reproducciones para venderlas a particulares por un precio de entre 60 y 70 pesetas, en función de si el ejemplar se adquiría o no barnizado.

Se desconoce el número total de litografías que se produjeron, pero se han podido localizar 12 de ellas. Dos están en manos públicas, en el Museo Provincial de Ciudad Real y en el Centro de Estudios Manchegos. Las otras 10 se encuentran en manos privadas, como las de los propietarios de Óptica Navarrete, que se toparon con la litografía del plano-censo en una de las plantas superiores del edificio que adquirieron en el n.º 3 de la calle María Cristina donde aún hoy se encuentra su establecimiento.




Así era la capital de hace un siglo

El plano-censo original ofrecía una detallada radiografía de la Ciudad Real de hace 100 años. Entre los datos recopilados aparecía que la capital estaba formada por 143 manzanas, 135 calles y plazas y contaba con 4.386 vecinos (ahora acaba de alcanzar los 77.000 habitantes, multiplicando la población más de un 1.600 por cien en el último siglo). Aquellos vecinos se distribuían en 1.984 casas y edificios de viviendas. La capital albergaba, además, una veintena de edificaciones religiosas y otras tantos de enseñanza, 487 fábricas, talleres y comercios, siete bancos y 39 centros oficiales.

Entre estos últimos destacaban el Ayuntamiento, el Gobierno Civil o la Cárcel Municipal. El Ayuntamiento había sido construido en la Plaza de la Constitución, hoy Plaza Mayor, por Cirilo Vara en 1868. Era un edificio de estilo grecorromano que justo un siglo después, en 1968, fue declarado en ruinas y sustituido por el actual de Fernando Higueras. El Gobierno Civil compartía dependencias con la Academia General de Enseñanza (hoy Museo Provincial), hasta que en 1949 se construyó el edificio de la Plaza de Cervantes. La Cárcel Provincial se encontraba en la calle Ruiz Morote, frente a San Pedro. Debido a sus malas condiciones, se proyectó una nueva en 1934 en la Ronda de la Mata, que estuvo en funcionamiento hasta los años 90.

De los centros oficiales, uno de los más sobresalientes era la Diputación Provincial. Creada el 5 de noviembre de 1835 por Real Decreto de septiembre de ese mismo año, inicialmente no contó con sede propia y se instaló en diferentes inmuebles. Como en la Casa de Sánchez Cantalejo, un edificio ya desaparecido que se encontraba frente a la Plaza de la Merced, con entrada por la calle Toledo y salida por Elisa Cendrero, con un gran jardín en medio. También estuvo en la Academia de Enseñanza, donde el aula magna servía de salón de plenos, hasta que se construyó el edificio actual de la calle Toledo. El solar, ocupado entonces por la Vicaría Eclesiástica y un pósito que lindaba con la Iglesia de la Merced, fue adquirido en 1887. La edificación, a cargo del arquitecto Santiago Rebollar, concluyó en 1893. En este emplazamiento aparece en el plano-censo y en él y se mantiene, con algunos cambios posteriores, como un referente de la arquitectura pública ciudadrealeña del siglo XIX.



Vino, aceite y chocolate

La Ciudad Real de hace 100 años contaba con una pujante industria agroalimentaria y amplias superficies ‘intramuros’ dedicadas a cultivos. Se computaban 37 bodegas y fábricas de alcohol. Muchas eran familiares, pero había algunas consideradas auténticas factorías vinícolas. La más grande se encontraba en el n.º 33 de la calle Alarcos y pertenecía a Ricardo Arévalo Maya. De estas construcciones sólo pervive la antigua bodega de Francisco Pérez Beteta, natural de Carrión de Calatrava, que en 1918 se construyó “una vivienda y una gran bodega” en lo que hoy es el Museo del Quijote. Como industrias complementarias había una tonelería (Ronda de la Mata) y una fábrica de tapones de corcho (n.º 11 de la calle Calatrava).

La producción de aceite era otro de los polos industriales de la localidad. En 1925 se contaban dentro de la ciudad ocho molinos aceiteros. Uno de los más importantes pertenecía al Marqués de Treviño y se ubicaba en la esquina de la calle Morería con la calle Postas. Aunque una de las empresas más destacada de la época era la Fábrica de Chocolate de Barrenengoa. Localizada al inicio de la antigua carretera de Miguelturra, también comerciaba con café y té y empleaba a unos 70 trabajadores. Elaboraba 24 tipos distintos de chocolates con y sin canela y con vainilla. El olor que desprendía hizo que la barriada que fue surgiendo a su alrededor, hoy Barrio de los Ángeles, se conociera como el Barrio del Chocolate.




Pan, cochura, pasteles y churros

Había, además, una pujante industria panadera en lo que hoy es la Ronda de Ciruela. Relacionada con ella el plano-censo identifica dos hornos donde se elaboraban la típica cochura: bollos, magdalenas, pastas, galletas, bizcochos, perrunas y resecas. Los dulces más finos podían encontrarse en tres pastelerías. Una de ellas era ‘La Deliciosa’, ubicada en el n.º 51 de lo que hoy es la Plaza Mayor e identificada como confitería. Entre sus especialidades estaban el tocinillo de cielo y las capuchinas. Estas eran “unos bizcochos muy esponjosos de forma redonda o ligeramente abombada, elaborados con yemas de huevo, azúcar y almíbar». También “era el lugar de referencia en la capital para encargar las tortadas o tartas que se servían en las grandes celebraciones”.

Gran parte de la actividad comercial se ubicaba alrededor de esta plaza, espacio en torno al cual se articulaba la ciudad. En sus inmediaciones había también tres buñolerías que ofrecían churros, porras, roscas y buñuelos. Y en el n.º 43 se encontraba un establecimiento especializado exclusivamente en la venta de turrones y mazapanes.

Fuente: https://www.lanzadigital.com/provincia/ciudad-real/la-radiografia-de-la-ciudad-real-de-hace-100-anos-nacida-del-control-policial-entre-conventos-y-prostibulos/



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