Como final del Novenario en honor a la
Virgen del Prado, que todos los años organiza su Ilustre Hermandad y Corte de
Honor, junto al Cabildo Catedral, ayer se celebró la Misa del Voto, sin ninguna
representación de la corporación municipal, que fue presidida por primera vez
por el Obispo-Prior, D. Gerardo Melgar Viciosa.
A la Santa Misa asistió una
representación de algunas cofradías y hermandades de penitencia de la ciudad,
que suplieron la ausencia de los miembros de la corporación municipal, rompiéndose
así el voto que el Excmo. Ayuntamiento hizo en 1763, cuando acordó se celebrara
con toda festividad y devoción la de la Aparición de Nuestra Señora del Prado
su Patrona.
En la homilía, el titular de la Diócesis
prefirió centrarse en el recordatorio de los hechos históricos que motivaron el
Voto a la patrona de Ciudad Real, recordando que esta es una fiesta
«esencialmente religiosa», en la que se deposita el agradecimiento de los
ciudadrealeños por «los milagros de la cada día», además de un recordatorio de
la salvación de la ciudad.
Del mismo modo, el obispo recordó la
intervención de la Virgen como mediadora y como mujer siempre preocupada por lo
demás. Así, recordó el episodio de las bodas de Caná en el que por su
intercesión Jesús «realizó su primer milagro», la conversión del agua en vino».
En cuanto a su interés por los demás recordó como estando encinta, emprendió un
viaje para «atender a su prima en el parto».
La Santa Misa fue concelebrada por el Excmo. Cabildo Catedral, corriendo la parte musical a cargo de una Coral. Al término de la celebración, miembros de la Ilustre Hermandad y Corte de Honor pasaron a saludar a la sacristía al nuevo Obispo-Prior.
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