Los romanos dividían en su almanaque los
días en fastos y nefastos; es decir de fiesta y alegría.
Nosotros los manchegos, los
ciudarrealeños, consideramos y con justa causa, el día de San Urbano, como la
máxima fiesta de nuestra historia y de los áureos anales de nuestra capital,
pues en 1088 aparece la Excelsa Patrona la Virgen del Prado a los habitantes
del Pozuelo de Don Gil, que andando las centurias había de ser Ciudad Real, por
gracia de Don Juan II de Castilla, como antes lo fue Villa Real, por el Sabio don
Alfonso X.
Es de todos sabido, que Don Alfonso VI,
el 25 de mayo de 1085, precisamente el día de San Urbano entró en Toledo, la
capital de los moros. Después, en 1088, se produjo la derrota de Zacala.
Este desastre lo achacó el rey Don Alfonso VI, a su imperdonable olvido, de
no llevar como en la conquista de Toledo, a la imagen de la Virgen de las
Batallas y de los Torneos, que será después nuestra Virgen del Prado.
Cuenta la tradición que el rey de
Castilla Don Alfonso VI, queriendo enmendar su falta, mandó a Toledo a su
capellán Marcelo Colino, para que se llevara sin tardanza la preciosísima
Virgen y que al pasar por el Pozuelo de Don Gil, hoy Ciudad Real, se paró con
la divina imagen a descansar a la sombra de un árbol en lo que hoy es el paseo
del Prado. Que los moradores del pueblo tuvieron la sencilla curiosidad de ver
lo que contenía la caja en la que iba metida la célebre Virgen, a lo que
accedió el Capellán y tanto les gustó la imagen que le rogaron a Marcelo
Colino, se la dejaran para siempre, que ellos le harían un buen templo y sería
su Patrona.
El Capellán se negó a tal pretensión y
continuando su viaje a Andalucía, pernoctó en el Castillo de Caracuel y al
amanecer al ir a cargar la caja en que iba la Virgen vio con gran sorpresa que
la imagen había desaparecido, regresando al Pozuelo, donde encima de una encina
estaba la bella reina de los cielos, rodeada de los vecinos que no consintieron
que se la llevara.
Desde entonces aquella imagen se llamó
del Prado, nuestra amada Virgen del Prado.
Esto ocurría el 25 de mayo, día de San Urbano
y por este fausto acontecimiento, se han celebrado hoy en nuestra Catedral
grandes fiestas.
El Concejo o Ayuntamiento de Ciudad Real
acordó en 1673 el día de San Urbano, que fuera voto de esta capital.
Emilio
Bernabeu, Cronista de la capital. Diario Lanza, sábado 25 de mayo de 1957,
página 5.
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