El próximo sábado tomará posesión el
nuevo Obispo-Prior de Ciudad Real, D. Gerardo Melgar Viciosa, por este motivo
voy a publicar en estos próximos días, algunos documentos y fotografías de cómo
recibieron los ciudadrealeños a algunos obispos a su llegada a Ciudad Real.
Comienzo con el que fuera cuarto Obispo-Prior, D. Casimiro Piñera y Naredo, ya
que “La revista moderna” en su número 110
del 7 de abril de 1899, publica un reportaje sobre su llegada a nuestra
ciudad.
“Entrada
del nuevo Obispo.
Una
fiesta grande, solemne, ha constituido para la capital manchega la entrada en
ella de su nuevo pastor.
Cierto
es que el doctor D. Casimiro Piñera y Naredo, que es hijo adoptivo de Ciudad
Real, tiene, no sólo allí sino en toda la comarca, extraordinarias simpatías,
justa correspondencia y reciprocidad al cariño que el prelado profesa a su
tierra de adopción.
A
la ciudad de Alcázar salieron comisiones del Cabildo, Ayuntamiento, prensa y
Colegio de Abogados, y allí le cumplimentaron, uniéndose en aquel punto y en
las demás estaciones del tránsito, comisiones de Herencia, Argamasilla,
Tomelloso, Pedro-Muñoz, Socuéllamos, Membrilla, La Solana, Manzanares, Daimiel,
Villarrubia y otras de muchos pueblos de la provincia, acompañando al nuevo
prelado los párrocos de dichas poblaciones.
En
la estación del ferrocarril fue recibido por el gobernador civil y militar, Ayuntamiento y Diputación, el
Tribunal de la Audiencia provincial, milicias, juez de instrucción, Claustro de
Profesores, prensa y otras muchas comisiones y personas de todas las clases
sociales que llenaban el andén.
En
las Casas Consistoriales le esperaban el Cabildo, el clero parroquial y los
seminaristas con su rector, vicerrector y profesores.
En
la capilla de la Casa Ayuntamiento se revistió de pontifical, saliendo luego
con la comitiva y trasladándose a la catedral, donde se celebró el Te Deum. El
obispo hizo uso de la palabra y pronunció un hermoso discurso que hizo gran
impresión en el auditorio que llenaba el templo.
Acabada
la solemnidad religiosa, fue acompañado el nuevo prelado a su residencia,
delante de la cual había seis arcos voltaicos que iluminaban toda la calle de
Caballeros.
La
población presentaba un aspecto de animación y alegría desusadas.
Los
balcones y ventanas de las casas ostentaban lujosas colgaduras.
En
la calle Ciruela se levantó un precioso arco con una sentida dedicatoria del
pueblo de Ciudad Real.
El
Círculo de “La Unión” construyó otro preciosísimo en su terraza, cuya conducta
imitó el “Círculo Artístico” frente a su edificio.
En
el Ayuntamiento se construyó un bonito templete que ostentaba en su
coronamiento los escudos de la capital y de las órdenes Militares de Santiago,
Calatrava, Alcántara y Montesa.
El
repique general de campanas, los acordes de las bandas de música y los
atronadores vivas del vecindario, ensordecían los aires por todas partes en
desbordamientos de alegría, contento y entusiasmo indescriptibles.
Pocas
veces se ha hecho recibimiento tan entusiasta y cariñoso como el que Ciudad
Real ha dispensado a su nuevo prelado el Excelentísimo e Ilmo. Sr. D. Casimiro
Piñera y Naredo.
La
capital manchega ha sabido demostrar con este acto las arraigadas creencias
cristianas de que está poseía.
EL CORRESPONSAL. (Fots. De N. Cañas e
hijos)”.
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