Boceto
ganador de Felipe García Coronado para la realización del monumento a Cervantes.
Fotografía publicada en el diario “Vida Manchega” en mayo de 1924
Antes del tercer centenario de la muerte
de Miguel de Cervantes en 1916, La Tribuna,
uno de los cinco diarios de Ciudad Real en aquella época, publica un artículo
firmado por Ramón Ruiz Álvarez solicitando a las autoridades locales levantar
en la capital manchega un monumento a Cervantes.
Se creó una comisión presidida don Tomás
Martínez Ramírez, para impulsar y gestionar el proyecto, realizándose
suscripciones para su ejecución, no solo en Ciudad Real capital, sino también
en la provincia. Pero el tiempo fue pasando y no fue hasta 1923 en respuesta a
unas auténticas presiones populares, cuando el Ayuntamiento y la Diputación
Provincial se deciden a convocar un concurso nacional para la erección del
monumento.
Debido
asuntos económicos el proyecto tuvo que sufrir algunas variaciones,
siendo este el boceto definitivo que fue acabado en 1925
Uno de los bocetos presentados al
concurso fue realizado por el joven escultor ciudadrealeño, Felipe García
Coronado, que llevaba por título “Ofrenda de Ciudad Real al Príncipe de los
Ingenios” y mostraba la figura de Cervantes sentado, como una masa imponente,
llena de presencia y de firmeza y respaldada por dos columnas clásicas que
representarían el encumbramiento. La figura, que en su momento debería ser
fundida en bronce, seria colocada sobre un sencillo pedestal de granito en
cuyas cuatro caras otros tantos relieves, esta vez en piedra, recordarían la
batalla de Lepanto y algunos episodios del Quijote.
Los bocetos presentados a concurso se
expusieron en la Diputación Provincial, y el jurado calificador de los
anteproyectos otorgó en mayo de 1924 el primer premio a Felipe García Coronado,
por su obra ya citada: “Ofrenda de Ciudad Real al Príncipe de los Ingenios”.
También concedió un accésit a la obra presentada por el también ciudadrealeño,
Gerónimo López Salazar, que llevaba por título: “En el umbral de la Gloria”.
El
joven escultor ciudadrealeño Felipe García Coronado (1902-1937) autor del
monumento a Cervantes
Una vez concedido el premio el joven
escultor se pone mano a la obra y durante todo el año de 1924 está
completamente entregado a su labor artística y a sortear los problemas
económicos y burocráticos que se le plantean por parte de las autoridades.
Primeramente se le recomienda simplificar el boceto prescindiendo de las dos
columnas. Pero, quizá no se le dice con la suficiente claridad que la
simplificación que se sugiere no es de carácter artístico sino más bien económico,
y se simplifica al boceto actual donde han desaparecido las primitivas columnas
que son sustituidas por dos águilas, en sencillo relieve, que ocupan el
respaldo del asiento de Cervantes.
El
joven escultor y su monumento en una nota publicada en el diario ABC en abril
de 1927
En el mismo año de 1924 la figura
principal del monumento está casi completamente terminada en su tamaño definitivo y en
marzo de 1925 se envía a Madrid para ser fundida por los hermanos Codina. Pero
ahí se paraliza su realización de momento, ya que no hay fondos para pagar las
ocho mil pesetas que costaba la fundición, y no se contaba con el bronce
necesario para realizar la escultura, solicitándose al estado la cesión
gratuita del bronce necesario para realizar la misma.
El presidente de la comisión del
monumento, don Tomás Martínez, seria quien resolviera el problema de la cesión
del bronce, con sus gestiones personales ante el también ciudadrealeño General
Aguilera, escribiendo a Primo de Rivera quien destina al monumento de
Cervantes los cañones de la guerra de África.
En
la primera fotografía podemos ver a las autoridades que asistieron a la
inauguración del monumento el 17 de abril de 1927. La segunda nos muestra el
estado de la Plaza del Pilar, entonces Cervantes, el día de la inauguración
Así va pasando el tiempo y no sería hasta marzo de 1927 cuando la fundición “Codina Hermanos”, terminaría la escultura. Siendo inaugurada el Domingo de Resurrección 17 de abril, como acto final de la Semana Santa ciudadrealeña de aquel año. La escultura se colocó en la actual Plaza del Pilar, que desde 1922 recibía el nombre de Plaza de Cervantes.
La inauguración fue un acontecimiento social asistiendo
numeroso público y autoridades nacionales, provinciales y locales entre las que
se encontraban el Ayuntamiento en pleno, alcaldes de la provincia y comisiones
para la construcción del monumento de la capital y de los pueblos. Ocupando la
presidencia el Obispo-Prior mártir, doctor Estenaga, el Ilmo. Sr. Director
General de Agricultura; el Excmo. Gobernador Civil don Gonzalo del Castillo,
alcalde de la ciudad, Sr. Prado; presidente de la Audiencia señor Ávila,
coronel del 1º Ligero señor Mercide; presidente de la Diputación Sr. Mulleras;
secretarios de la Diputación y Ayuntamiento señores Dorado y Alcázar, don Tomás
Martínez, presidente del comité Ejecutivo del Monumento y el Excmo. Sr. D. Luis
Barreda correspondiente a la Real Academia de la Lengua.
El monumento
a Cervantes en su primera ubicación en la Plaza del Pilar
A los acordes de la marcha real, el
alcalde Sr. Prado, descubrió la cortina, que cubría el monumento, haciendo uso
de la palabra posteriormente don Tomás Martínez, presidente del comité
Ejecutivo del Monumento, el Excmo. Sr. D. Luis Barreda por la Real Academia de
la Lengua, don José Cruz Prado Alcalde de Ciudad Real, cerrando el acto en
representación del Gobierno de España el Ilmo. Sr. Director General de Agricultura,
don Emilio Vellando.
El monumento es una gran escultura en
bronce de la figura de Cervantes sentado, ocupando su respaldo dos águilas, en
sencillo relieve. La escultura se encuentra sobre un basamento con cuatro
relieves pasados en el taller del marmolista ciudadrealeño Cabildo. Estos
relieves son: «La batalla de Lepanto», escena solucionada con brío y dinamismo
gracias a un sabio empleo de líneas diagonales; "El entierro del pastor
Crisóstomo», resuelto con la solemne frontalidad de un friso griego; «Don
Quijote en la carreta", donde las rejas verticales de la jaula sugieren un
pausado compás, solemne, meditativo. Bellísimos los claros bueyes virgilianos
(parece casi poderse apreciar su blanco color). Finalmente, en «La riña en la
Venta", la presencia de otras líneas diagonales hace reaparecer nuevamente
ese carácter de arrojo y dinamismo que ya señalamos en «La batalla de Lepanto».
En
el año 1922 la Plaza del Pilar pasó a llamarse de Cervantes, volviendo a su
antigua denominación en 1958
Para la realización de los relieves se
escogió una piedra de escasa calidad, por cuestiones económicas, lo que será
causa de su rápido deterioro, acentuado también por el sobrevenido mal de la
piedra provocado por la contaminación.
Alrededor del monumento se construyó un
pequeño jardín, que estuvo aislado con una reja durante varios años,
permaneciendo la escultura en la Plaza del Pilar hasta enero de 1950, que fue
retirado debido a las obras de reforma que se realizaron en la plaza, pasando a
los almacenes municipales. En dichos almacenes permaneció durante cinco años,
publicándose en el diario “Lanza” durante este tiempo, varias notas en las que
se preguntaba dónde estaba el monumento y porque no estaba colocado en algún
lugar de la ciudad.
En
el año 1955 la imagen pasó a ser ubicada en su actual emplazamiento en la Plaza
de Cervantes
Seria en febrero de 1955 cuando el
monumento es de nuevo colocado en la actual Plaza de Cervantes, frente al
Gobierno Civil en construcción, hoy Subdelegación del Gobierno. El nombre de
Cervantes lo recibió esta plaza en 1958, cuando la Plaza del Pilar, entonces de
Cervantes, volvió a recibir su primitivo nombre del Pilar.
Alrededor del monumento se volvió a
realizar un jardín y en 1988 debido al mal estado que se encontraba, recibió
una profunda restauración. Se realizó una limpieza de la escultura y se saco
unas plantillas de los relieves, que era lo que peor se estaba, por el fundidor
Eduardo Capa. Sobre este molde trabajó Joaquín García Donaire, realizando una
copia de los mismos que es la que actualmente se encuentra en el basamento del monumento. Los relieves originales estan expuestos en el Museo del
Quijote.
Imagen
de los años sesenta del pasado siglo con el monumento a Cervantes en un primer
plano y el entonces Gobierno Civil, hoy Subdelegación del Gobierno, de fondo
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