En la castellana región española
denominada «La Mancha», rica en frutos de la tierra y famosa por la obra eximia
de las letras españolas, florece la Sede de Ciudad Real, que, en otro tiempo,
fue priorato de las cuatro órdenes militares de España. Como quiera que la
mencionada Iglesia catedral carece en el momento presente de su pastor, por la
renuncia de su último prelado, el venerable hermano Antonio Ángel Algora
Hernando, Nos, que ejercemos por benevolencia divina el oficio de Sucesor de
Pedro y que nos dedicamos, con solicitud y prontitud a la cura pastoral de
todas las iglesias particulares, fijamos ahora con agrado la atención en la
comunidad católica de Ciudad Real y nos apresuramos a destinarle un nuevo e
idóneo prelado, el cual con gran sabiduría y ardiente caridad gobierne a la
grey a él confiada. Por lo que pensamos en ti, Venerable hermano, quien ya ha
dado notable prueba del ejercicio del ministerio episcopal como obispo de
Osma-Soria.
Así pues escuchado el parecer de la
Congregación de Obispos, y haciendo uso de Nuestra potestad Apostólica, te
liberamos del vínculo de la Iglesia de Osma-Soria y te constituimos obispo de Ciudad Real, dados todos los derechos e
impuestas todas las obligaciones, que, de acuerdo al Derecho Canónico, son
propios de este oficio, concediéndote al mismo tiempo el título de Prior de las
cuatro órdenes militares reunidas de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa.
Te corresponde cuidar de que este
documento Nuestro se anuncie al clero y al pueblo de su diócesis, para que
todos lo conozcan, a los que ya desde ahora rogamos te acojan como su Pastor y
maestro en la fe. A ti, además, te exhortamos, Venerable hermano, a que,
apoyado en el amparo de la Santísima Virgen María, en su advocación de «Nuestra
Señora del Prado», y contando con la intercesión de los santos Tomás de
Villanueva y Juan de Ávila, así como la del beato Narciso Estenaga y
Echevarría, obispo de la prelatura cluniense, y sus diez compañeros mártires,
que embellecen y hacen atrayente el rostro de la Iglesia de Ciudad Real,
ejerzas el oficio pastoral cumpliendo cada día aquellas palabras que tú mismo
elegiste como lema episcopal: «Te basta mi gracia» (2 Cor 12, 9).
Dado en Roma, junto a San Pedro, en el
día octavo del mes de abril, en el año del Señor de 2016 en el Jubileo de la
Misericordia, cuarto de Nuestro Pontificado.
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