En esta
fotografía de la revista “Vida Manchega” de noviembre de 1912, vemos como son
sacados varios presos de la Prisión Provincial y custodiados por la Guardia
Civil, para ser conducidos a la Audiencia entonces en la calla de la Mata
Cuando llegué a Ciudad Real, en 1909, la
primera oficina fiscal de la provincia estaba en la calle que hoy se llama Alfonso
X el Sabio. Más tarde pasó al edificio propiedad de BANESTO en la plaza
dedicada a Cervantes. Por fin se instaló en el actual emplazamiento frente a la
Iglesia de San Pedro Apóstol. Este sitio es el mismo en que se vio, durante
muchos años, la Cárcel de Partido, y con el tiempo Prisión Provincial, de
triste historia. Sus condiciones inhumanas, antihigiénicas, la lobreguez de su
ambiente, amén de su fealdad, la convertían en un edificio molesto, húmedo,
inseguro. Constituía un peligro en el centro de la ciudad. Ofrecía también la
desagradable repetición de los desfiles de los reos, en cuerda de presos, al
ser conducidos a la Sala de Audiencia, ubicada en la calle de la Mata que llamábamos
de Sauco Díez.
Y no podía pasar desapercibido tan
vetusto edificio. En la portada, como de iglesia o convento, con sus tres
escalones obre el nivel de la calle, existía un frontispicio que tenía escritas
en letras capitales, aquel pensamiento que se atribuye a Concepción Arenal y
que decía así:
Por no frenar su pasiones
viene el hombre a mis prisiones:
sus crímenes aborrece,
más al preso compadece.
Se leía y releía, al pasar a la mansión
penitenciaria, ese criterio de terapéutica filosófica, de planteamiento del
problema de la delincuencia y su tratamiento, y su profilaxis, que tanto ha
hecho, y hace, discurrir y estudiar a las escuelas de penalistas y sociólogos
que se preocupan de esta materia.
¡¡¡Cuántas veces, realmente pocas, vimos
coordinarse las puertas de la Cárcel con las del templo vecino, que bajo los
archivoltas de románica transición de la fábrica, miran en línea recta al
frente!!! Estaban situadas en los extremos del eje geométrico trasversal de la
calzada. Hallándose ambas abiertas se veía perfectamente lo que en cada una
pasara.
Así que en los angustiosos momentos de “reo
en capilla”, cuando el Ejecutor de la Ley (vulgo verdugo) se personaba en el
establecimiento para cumplir su misión, se franqueaba el paso por la puerta del
Perdón y no se limitaba el acceso por la entrada a la Cárcel, se ofrecía un
cuadro muy serio y desolador.
La
Delegación de Hacienda se levantó en los años cincuenta del pasado siglo sobre
el solar de la antigua Cárcel
Se colocaba una imagen del Redentor,
crucificado, en madero lleno de nudos a modo de pequeñas piñas que se
retiraban, según el número de ejecuciones, del mástil. Sobre una modesta mesa,
cubierta de negros lienzos, junto a una bandeja metálica, que reflejaba las
llamitas de dos velas, se depositaban los donativos para sufragios de los reos
que debía de ajusticiar el…
Una vez se levantaron en el patio del
recinto carcelario, hasta cuatro patíbulos. Fue en la causa del tristemente
célebre Borguetas. El Rey indultó a dos de los condenados a la pena capital, y
horas antes de la ejecución les fue conmutada.
¡¡Qué día aquel de la naciente primavera
de 1914!! Esta es la historia del lugar en que se alza la vistosa, moderna,
blanca, segura, luminosa y respetada construcción de la flamante Delegación de
Hacienda de la provincia de Ciudad Real. Tuve el gusto de asistir a la
inauguración de las funciones oficiales. Verdadero derroche de dulces, vinos
olorosos y aroma de humeantes habanos. Reiterados y aún cariñosos ofrecimientos…
Basta leer el rótulo que acredita al edificio como centro de administración de
los recursos de la Nación para saber cómo se debe entrar en la casa.
Comedimiento, discreción, sigilo,
celeridad, sin afirmaciones alegres, ni negativas temerarias, cortesía natural,
disimulo sin escándalo, jerarquizadas las sonrisas y nada hieráticas las
inclinaciones de cabeza… A pedir sin arrogancia, y no dar con bajeza. A veces
en las visitas que tengo y debo hacer se me viene a la memoria, por el
vocabulario peculiar de la Casa, el recuerdo de lo que hubo antes en el mismo
solar. Lo que más me intimida es la realidad de que existen AGENTES EJECUTIVOS,
es decir, funcionarios que ejecutan, que matan con muerte de bolsillo, que apremian,
que liquidan, que investigan con astucia, que saben todo lo que económicamente
te puede hacer un tributario, que dividen en grados las responsabilidades, que
recargan penas pecuniarias, que certifican descubiertos, que subastan, que
rematan… Y todo por los tributos, para las contribuciones. Se oye siempre el
tópico de “hay que ingresar” “hay que recaudar”, “hay que pagar”…
Ventanillas, libros apaisados, máquinas
contadoras, rótulos indicadores de tribunales, cargos de alta categoría,
secretarías… suelen darme mucha inquietud porque el duendecillo de los signos
aparentes, o manifestaciones externas de riqueza los llevan, a veces, a
verdaderos desatinos.
Y como no deja uno de comprender la
necesidad de cierta dureza en la pesquisa, la investigación y la sanción ante
las infracciones tan variadas, repetidas y sorprendentes, no resulta error, ni
injuria, ni escandaloso situar en sitio visible, a la manera de lo que se leía
antes en las puertas de la prisión, este otro aviso:
De herencias, trabajo y rentas
aquí se llevan las cuentas.
Jamás engañes al Fisco
Porque puede hacerte cisco.
C.C.G.
Boletín
de Información Municipal. Año IX, Ciudad Real, diciembre de 1969. Nº 31
Interior
de la actual Delegación de Hacienda
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