El
Hospital de San Juan de Dios se construyó en la calle Ruiz Morote. En la fotografía
aspecto que ofrecía la calle en la década de los años cincuenta del pasado
siglo
El Hospital de San Juan de Dios de
Ciudad Real se fundó para dar cumplida respuesta a la última voluntad de Diego
López Tufiño; personaje que había nacido en Ciudad Real, pero que ostentaba el
cargo de receptor del santo Oficio en Potosí. Su testamento, fechado el 24 de
enero de 1639, se redactó post mortem gracias a un poder que había otorgado el
interesado poco antes de fallecer. La tarea de redactar el documento y de hacer
cumplir las mandas del difunto recayó sobre otro miembro del Santo Oficio, el
licenciado Antonio de Torres Triviño. La cláusula del testamento en donde se
hacía referencia a la creación del hospital aclaraba dos aspectos de la
fundación: su dotación económica y los derechos de patronazgo. En el momento de
comparecer ante el escribano, don Antonio declaró que:
“el dicho Diego Lopez Tufiño difunto
mando que se hiziesse y fundasse un hospital en ciudad Real (…) para curar
enfermos pobres y para el dicho efetto mando ssacar de sus bienes cinquenta
mill pesos corrientes de a ocho rreales y questos se pongan en rrenta”[1]
Tal y como se recogía en la escritura,
el donante quería que “la disposission y forma de la fundación de el dicho
hospital” se dejase en manos de don Antonio que, además, debía ostentar el
título de patrono hasta el fin de sus días. A su muerte, el cargo habría de
recaer en el párroco de San Pedro de Ciudad Real y “en dos diputados del
cavildo de la dicha ciudad que ssean los mas antiguos” precisando que:
“aviendo parientes del dicho difunto en
el dicho cavildo ssean preferidos a otros en el dicho patronazgo y que si
obiesse colejio de la Compañía de Jessus en la dicha ciudad mando que en lugar
de uno de los dichos diputados ssea pattron el rrector que fuere de el dicho
colegio y a su falta el ministro del”[2]
El testamento no decía nada sobre la
entidad o institución religiosa que debía gestionar la fundación. Esta falta de
referencias podría hacernos pensar que la decisión de asentar a los hermanos de
San Juan de Dios fue adoptada por don Antonio de Torres pero, en realidad, la
idea partió del corregidor de Ciudad Real. El 6 de septiembre de 1642 don
Antonio presentó una petición ante el Consejo de Castilla solicitando permiso
para proceder a la fundación del hospital. Los miembros del Consejo remitieron
una provisión al corregidor de Ciudad Real para que realizase todas las
averiguaciones que considerase oportunas y las remitiese a la Corte, exponiendo
su parecer al respecto. La respuesta del corregidor fue favorable ya que
reconocía “la utilidad que se siguia a la dicha ciudad y sus pobres vecinos de
que se hiciesse la fundación del dicho hospital y los daños que resultaban de
no averle en la dicha ciudad”[3].
[1] Archivo
Histórico Provincial de Ciudad Real, Hacienda, caja 802, documento 7, sf.
[2] Ibídem.
[3] Archivo
Histórico Nacional, Clero, Clero secular-regular, legajo 1.866, sf.
El visto bueno del corregidor podía
facilitar el camino a la creación del hospital, pero lo cierto es que la
importancia de sus apreciaciones sobrepasó con mucho la mera labor burocrática.
En realidad, la idea de conceder la fundación a una orden religiosa partió del
propio corregidor, al señalar que “convendría que el dicho hospital fuesse de
los dichos hermanos de San Juan de Dios por el cuidado y delijencia que ponían
en la curación de los pobres enfermos como hera notorio a su magestad con que
siempre estaría conservada la perpetuidad de la dicha memoria”. El fiscal del
Consejo revisó todas las diligencias y emitió un informe en donde afirmaba que:
“en las licencias presentadas por el
dicho Antonio de Torres no venia racon de condiciones clausulas y gravámenes
con que el dicho Diego Lopez Tofiño havia hordenado se hiciesse la dicha
fundación y seria bien se trajessen para reconocerlas porque no aviendo en
ellas que reparar tenia la obra por mui pieadossa y justa y por suficiente la
renta para la cura de muchos pobres enfermos y aunque el que pretendía la
fundación no pedia que el dicho hospital fuesse y se diesse a los hermanos de
San Juan de Dios el dicho corregidor en su ymforme la proponía y representaba
la convenencia que tendría el darssele y en casso que el consejo se sirviesse
de mandarlo assi convendría que fuesse con calidad de que no pudiesse haber en
ningún tiempo mas de quatro hermanos porque no se conssumiesse en el sustento
dellos la renta necessaria para los enfermos”[4]
Además, el fiscal se hacía eco de un
acuerdo adoptado por los miembros del ayuntamiento de Ciudad Real en donde se
mencionaba la “convenencia que tendría traer algunos hermanos de los de San
Juan de Dios [a la localidad] para conservar la memoria y ospitalidad de la cofadria
de Nuestra Señora de la Concepcion que estaba perdida por las esterilidades de
los tiempos y omission de los vecinos della”; por eso, pensaron que “se podría
mandar agregar a la dicha fundación para que junta con ella la renta de la
dicha cofradía tuviesse maior caudal la dicha fundación para exercitar la
caridad y ospitalidad”[5]
[4] Archivo
Histórico Nacional, Clero, Clero secular-regular, legajo 1.866, sf.
[5] Ibídem.
Sobre
el solar que ocupo el hospital, la Diputación Provincial levantó en los años
cuarenta un bloque de viviendas para funcionarios hoy desaparecido
Los miembros del Consejo no tuvieron en
cuenta los deseos del corregidor y el 29 de agosto de 1643 despacharon un
permiso para que se fundase el hospital con una condición: “que para el
servicio y asistencia de los enfermos asistan en el dos hermanos de la
congregación del hermano Vernardino de Obregon”. El dictamen fue apelado por
don Antonio que prefería a los seguidores de San Juan de Dios, influido tal vez
por las apreciaciones del corregidor. En su petición afirmaba que “se siguiria
grande utilidad de que en el dicho hospital assistiessen los dichos hermanos de
San Juan de Dios respecto de la mucha asistencia caridad y cuidado con que
acudían a los pobres y su curación de que resultaba el conservasse
perpetuamente dicha ospitalidad”[6].
El licendiado esperaba encontrar el mismo apoyo que había obtenido hasta
entonces; pero lo cierto es que el fiscal había cambiado de opinión y, en esta
ocasión, se opuso frontalmente a la presencia de esta congregación religiosa en
Ciudad Real. En sus alegaciones afirmaba que “los hermanos del Santo Juan de
Dios bivian en forma de relixion y si se les diesse la licencia que pedían
ressultaria que aumentarían el numero de religiosos y por este camino harian
convento en perjuicio de los demás de la dicha ciudad de Ciudad Real contra los
capítulos de millones”. Los miembros del Consejo volvieron a revisar el asunto
y, en contra del criterio del fiscal, despacharon un auto por el que daban
permiso para que se fundase el hospital y “assistiessen en el al cuidado y cura
de los enfermos (…) cinco hermanos de Juan de Dios con que nimguno dellos sea
en ningún tiempo sacerdote”. Esta decisión se vio refrendada mediante una
provisión real que se despachó el 18 de noviembre de 1643”[7].
En principio, la concesión del permiso
no despertó ningún tipo de suspicacia y los hermanos de San Juan de Dios
pudieron asentarse en Ciudad Real; sin embargo, esta situación (que era
bastante favorable) cambió profundamente en muy poco tiempo. El 20 de marzo de
1645, las cuatro comunidades religiosas masculinas que había en Ciudad Real
(franciscanos, dominicos, carmelitas y mercedarios) presentaron una reclamación
ante el Consejo que reflejaba su abierta oposición a la fundación del hospital.
Esta petición desencadenó un pleito bastante breve que no consiguió variar el
rumbo de la nueva institución, porque los miembros del Consejo ratificaron la
licencia mediante un auto despachado el 27 de enero de 1646”[8].
José
Javier Barranquero. Conventos de la provincia de Ciudad Real. Biblioteca de
Autores Manchegos. Ciudad Real 2003, paginas 109-112.
[6] Don
Antonio presentó además las escrituras de fundación que, por desgracia, no han
llegado hasta nosotros. AHN, Clero, Clero secular-regular, legajo 1.866, sf.
[7] Ibídem.
[8] Ibídem.
Escudo
de armas de la Orden de San Juan de Dios. Este escudo estuvo que estar presente
en la iglesia del hospital-convento ciudadrealeño
Muy intesante. Cuando paso por el solar pienso que seguro que en las obras aparecerán restos del convento pero que esos restos han caido en mala ciudad para ser disfrutados. Lo taparán salga lo que salga.
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