La guerra civil española supuso la pérdida más importante de la historia del patrimonio religioso ciudadrealeño, pese a que nuestra ciudad estuvo en la retaguardia de la contienda. El sectarismo antirreligioso de socialistas, comunistas y anarquistas desató la mayor persecución religiosa de la historia contra la Iglesia católica, siendo asesinados 13 obispos, 4.184 sacerdotes seculares, 2.365 frailes y 283 monjas, lo que equivalía a uno de cada siete sacerdotes y a uno de cada cinco frailes. A estos datos habría que añadir el elevado número —imposible de establecer con exactitud— de tantos católicos españoles que murieron víctimas del odio contra la religión, en una persecución que hasta para asemejarse a la de los primeros cristianos dio cabida a acontecimientos como los de la "Casa de Fieras", el zoo situado entonces en el parque madrileño del Retiro, donde se arrojaban a las personas para que fuesen devoradas por los osos y los leones.
Junto al asesinato de sacerdotes, religiosos/as y laicos, se produjo la mayor destrucción del patrimonio religioso de los templos de culto, y Ciudad Real no iba a ser ajena a esta destrucción por parte de los partidos que formaban el Frente Popular, y sus parroquias, iglesias y ermitas fueron saqueadas, destruido su patrimonio histórico-artístico y robadas las piezas de orfebrería de valor.
La Parroquia de Santiago de nuestra ciudad, fue el templo que mayor destrucción sufrió, perdiéndose casi todo el patrimonio que poseía sus muros. Una relación de lo destruido, elaborada por mí, después de consultar diferentes documentos históricos relacionados con la parroquia sería la siguiente:
-Retablo barroco del altar mayor, presidido por la imagen de Santiago Apóstol.
-Retablo barroco con las imágenes de san
Joaquín y Santa Ana.
-Imagen de la Virgen de la Blanca del
siglo XIV.
-Imagen de estilo gótico decadente del
Cristo de la Caridad.
-Imágenes barrocas de Nuestra Señora
del Pilar, San Francisco y San Buenaventura.
-Imagen barroca de San Isidro Labrador.
-Imagen de San Antón del siglo XVII,
procedente del antiguo convento-hospital de antonianos.
-Paso procesional del Ecce-Homo, compuesto
de las imágenes del Ecce-Homo, Pilatos, un soldado romano, un judío y un niño
portando la palangana, obra del escultor Federico Zapater del año 1911.
-Paso procesional del Santísimo Cristo
de la Caridad, adquirido en el año 1908 al escultor valenciano Federico Zapater,
compuesto por las imágenes del crucificado, la Virgen María, San Juan, la Magdalena y el
soldado romano Longinos.
-Retablo barroco e imagen de la Virgen
de los Dolores de la escuela del Montañes.
-Reja de madera y retablo barroco de la capilla del Cristo de la Caridad.
-Reliquia de la Santa Espina, regalo
del rey Alfonso X el Sabio.
-Paso para procesionar la reliquia de la
Santa Espina, del año 1909 del escultor valenciano Federico Zapater.
-Cuadro con la escena de la aparición de
la Virgen a San Ildefonso, de gran tamaño, que se encontraba en la Sacristía.
-También en la Sacristía había cuatro
curiosos cuadritos antiguos pintados sobre piedra.
-Cuadro de Santa Lucia pintado por Jose
Boada, y al que se la realizaba función religiosa el día de su festividad el 13 de diciembre.
-Cruz parroquial de plata de interés del
siglo XVII.
-De los siglos XVII y XVIII, un buen
terno de tissú de oro, con menudas flores divinamente bordadas.
-Custodia del siglo XVII, y vasos
sagrados de diferentes siglos.
-Todo el mobiliario de la parroquia:
Bancos, confesionarios y lámparas.
-Todas las campanas de la parroquia. Entre las campanas figuraba una del siglo XV, Según Ramírez de Arellano fue probablemente costeada en 1492 por el Obispo Iñigo Manrique, Presidente de la Chancillería de Ciudad Real, y fabricada acaso por el mismo campanero que fundió la «del Alba» de la Catedral de Córdoba. También había otras campanas de tradición interesante en los huecos del Mediodía; la mayor refundida tenía una inscripción que acreditaba haber sido construida en tiempo de Felipe II; la otra del Mediodía procedía de 1614 y la del Norte de 1609.
-El archivo parroquial fue casi totalmente destruido, salvándose solo algunos libros parroquiales.
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