Empezamos ya con los impares. En
"Hoja del Lunes" de Ciudad Real correspondiente al 9 de noviembre de
1970, un buen conocedor de "historias" del viejo Ciudad Real, don
José Rodrigo Rico escribía una interesante colaboración en la que informaba del
establecimiento en Toledo 1 de la cervecería "El Gallo" para la que
vinieron, en su inauguración, "tapices de estilo venecianos y Luis XV, de
los más variados rincones. El mobiliario se calificó de gran lujo y toda la
vajilla y servicios en gran parte era de plata, gracias al celo de su dueño don
Antonio de Alba, hombre de gran mundo, acomodado y afincado en Ciudad Real,
quien en tal inauguración fue pródigo en la invitación general al público
selecto y numeroso que asistió. Fue este el primer café-cervecería que tuvo
formalmente nuestra capital -la inauguración tuvo lugar el 20 de septiembre de
1908- y posiblemente el único bar de la primera década del siglo, ya que hasta entonces,
aparte del Nuevo Casino en sus diferentes etapas, en la calle de Caballeros,
sólo había tabernas y bodegones".
La cervecería "El Gallo"
-según sigue relatando José Rodrigo en su colaboración- fue punto de reunión de
damas y caballeros de la alta sociedad, a la salida de misa en domingos y días
festivos, y tímidamente empezó a alternar en pequeños grupos la juventud
femenina de la ciudad, acompañada de algún que otro pollo con pulcros botines,
con gran "escándalo" de las estiradas mamás. Sin duda el marco del
caf-cervecería fue el de más lujo de la provincia. Y antes de "El
Gallo", a finales del siglo pasado, estubo en este mismo local la
sombrerería de moda propiedad de don Gregorio Sánchez Escribano.
Otro colaborador habla de que en este número I estuvo la sastrería de don José Ruiz Sánchez, gran figura popular de Ciudad Real, hombre afable, simpático, aficionado a la caza, estimado de todos.
También estuvieron ubicados en esos
locales, la taberna de Garrido, que luego con categoría de bar, se trasladó a
la calle del General Aguilera; otra taberna de Pedro, famosa por el nombre de
"El As de Copas", con una gran carta de la bajara como muestra, que
pasó más tarde a las proximidades del parque de Gasset, concretamente haciendo
esquina de la calle de Alarcos y la Ronda; el comercio de don Pedro Simón, del
ramo textil, y el almacén de muebles de Andrés Arche, hasta llegar a los
almacenes de los Reyes, de don Mariano y don Emilio, si bien posteriormente el
primero se trasladó a su actual emplazamiento esquina a plaza de Cervantes y
avenida de Alarcos, con un moderno edificio de todas las ramas de tejidos y
confección, permaneciendo en la calle de Toledo, al construirse un moderno
edificio, los hijos de don Emilio.
En el número 3 dos clásicos industriales
de la capital: Mota, el barbero, y Mónico, el jabonero, este con su clásica
gorra, entonces muy usada por esta clase de menestrales, y su bata tres
cuartos, igualmente muy corriente en los comercios de la época. En la
actualidad ocupan los bajos de don Leocadio León de la Orden y hoy de sus
herederos, muy surtido en artículos del ramo, y la peluquería de Antonio, en la
que ha estado muchos años al frente, hasta su jubilación, el popular maestro
Paco González (según su nieto, se llamaba, Paco Hernández), hombre simpático y
gran aficionado taurino de buenos practicantes de la caña.
En la casa número 5, muchos años
residencia de don José Piqueras Fernández, estuvo en el bajo la Recaudación de
Contribuciones, regentada por dicho señor, y que posteriormente desempeñara don
Enrique Juanes, como funcionario de Hacienda. El señor Piqueras, Hombre de
negocios, muy emprendedor y con gran dinamismo, creó un servicio de autocares
para servir el balneario de Fuensanta, por entonces muy concurrido, y los
pueblos de Aldea del Rey y Calzada de Calatrava. Lo denominó "La Auto
Manchega", siendo así el precursor de otra del mismo nombre y de la que,
para otros puntos, se llamó Empresa Solis y más tarde A.I.S.A., y por
consiguiente de todos los servicios de esta clase con que hoy cuenta Ciudad
Real. El día de la inauguración se invitó a todo el vecindario a participar en
el acontecimiento, que como tal hay que calificarlo en aquella época, y la
invitación consistió en dar una vuelta completa a la ronda de circunvalación,
cómodamente montados en los primitivos autobuses. En Calzada -lo hemos podido
comprobar gráficamente en el número 213 de "Vida Manchega", agosto
1918- constituyó igualmente un acontecimiento la llegada del primer servicio,
en el que hicieron el viaje, además del señor Piqueras, el diputado del partido
y los representantes de la Prensa de Ciudad Real.
Aunque los servicios de viajeros se
dieron con toda regularidad, la empresa no prosperó y pronto desaparecieron.
Posteriormente se estableció en dicho local un sobrino del señor Piqueras, don Ramón, como subdirector de la compañía de seguros "La Unión y el Fénix Español", que se trasladó posteriormente a la calle de Caballeros, y más tarde, al comprar la casa, se instaló en ese local el establecimiento de ultramarinos de Ramón Serrano, que antes había estado en la calle de Carlos Vázquez, donde hoy están los Almacenes Caballo. Al fallecer el señor Serrano, se estableció la firma "Comercial Malagueña", dedicada aquí a tejidos, confecciones, mercería, etc., habiendo realizado una gran reforma del local, que le sitúa entre los mejores comercios del ramo textil.
La casa número 7, vivienda y bufete del
abogado don José Antonio Sauco Gabaldón, no fue comercial en aquellos años del
primer cuarto de siglo, aunque si recordamos que en la portada colindante con
la casa de la señorita viuda de Medrano, doña Elisa Cendrero, estuvo instalada
en tiempos la funeraria de Capilla, hasta su traslado a Dorada, 2, frente a San
Pedro. En los bajos de esta casa número 7 se estableció el primer comercio de
"Galerías Barcelonesas", al que siguió Almacenes Toledo, y también la
perfumería "Malvarrosa", en su primer establecimiento, muy concurrido
de clientas por aquellos años.
En el número 13, próximo inmueble con
comercio estuvo instalada muchos años la Papelería y Librería de Enrique
Lérida, hombre afable, muy culto, que prefería charlar un rato con un cliente
que también lo fuera, antes que vender un lápiz o un goma. Muchos números de
los periódicos locales de entonces supieron de sus gacetillas y de sus
escarceos literarios. Desde la calle de Toledo se trasladó el librero Lérida a
la calle de General Aguilera, donde su hijas han estado al frente del negocio
hasta la demolición del inmueble, en 1985. En los bajos siguientes se
estableció, desde la calle de la Cruz, en la sección de tejidos, Almacenes
"El Barato", del señor Oliver Paniagua, que más tarde pasó de nuevo a
la calle de la Cruz, en la otra acera. Posteriormente, en el mismo local de
Toledo, estuvo varios años el establecimiento de tejidos y novedades de don
Antonio Sánchez, al que sucedió Almacenes "Magón" de Toledo, así
llamados para evitar confusiones con el de Postas.
Cecilio López Pastor. Pequeña historia local: Ciudad Real, Medio siglo de su comercio. Ciudad Real 1986
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