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miércoles, 18 de octubre de 2023

CIUDAD REAL SE QUEDA SIN SUS MÁS EMBLEMATICOS BARES

 

Cafetería “Las Lagunas” en los llamados “Portales de los Curas”


Ciudad Real es una ciudad que va creciendo y remozándose a marchas forzadas. Viejos edificios cerraron y en su lugar surgieron otros nuevos y más altos. En algunos de esos viejos y entrañables edificios había en sus bajos bares de los de toda la vida; unos bares que eran como puntos de encuentro emblemáticos de cuantos visitaban la ciudad. No hace tanto desapareció Las Lagunas, en plena Plaza Mayor y ahora, de golpe y a la vez, como si se hubieran puesto de acuerdo cierran La Campana y El Ideal. Afortunadamente los tres volverán, una vez concluyan las construcciones de los nuevos edificios, pero claro, ya no serán los mismos.

 

Interior de la Cafetería “Las Lagunas”


Las Lagunas, frente al Ayuntamiento, en plena Plaza Mayor, era uno de esos bares que desde siempre se recuerdan y a los que en alguna ocasión se ha pasado a tomar una cañita o un chatito y en verano era una gozada su terraza, en las tranquilas y calurosas tardes de La Mancha ciudarrealeña, en los soportales, tan fresquito, tan en plan de siesta. Pero todo aquello se acabó cuando se vendió el edificio para construir nuevas y rutilantes viviendas y oficinas comerciales. Va para dos años y las obras a punto de concluir. Pepe, el propietario, me contaba que su intención era seguir con el negocio, pero claro, ya no estará ocupando toda la fachada, sino escondido en la galería comercial, que al crecer habrá en todo el bajo. Será otra cosa, más actual, más moderno, pero sin el antiguo sabor que tenía el que cayó bajo la piqueta. No se salvó ni un mural en relieve que había en una de sus paredes al estar hecho de la pared misma.

 

El café-Bar Ideal se encontraba en la calle General Aguilera


Morir para seguir viviendo

Bien es verdad que a rey muerto, rey puesto y apenas unos meses más tarde de que Las Lagunas dijeran adiós, abrió sus puertas El Ventero, con lo que el equilibrio «barero» de la Plaza Mayor se mantenía, para hacerle compañía a otros dos clásicos: Braulio y Don Quijote. El equilibrio no sé si se mantendrá en la céntrica y peatonal calle del General Aguilera. Allí abrió a principios de siglo El Ideal un tal Manolo, aunque desde los años cuarenta o así la propiedad fuera de Ramón Díaz-Carceja, un asturiano afincado en Madrid y que trabajaba en la cafetería El Sol. Un día le enviaron a Ciudad Real para que inaugurara El Mari Paz, pero por un casual pasó a ser dependiente del Ideal: un Ideal que antes de la guerra tenía hasta espectáculos y todo, al fondo en un tablaíllo.

Era como un café concierto pero en bar; un bar que apenas ha conocido reformas en su longeva existencia y que en los últimos tiempos tuvo que apoyarse hasta en un quiosco de chucherías para la gente menuda, porque el negocio no iba como debiera, por eso habían quitado tiempo atrás al restaurante.

 

 
Josefa fue la última propietaria del café-Bar Ideal 


Josefa Seras, es la titular y contó a BISAGRA que el edificio, de dos plantas, encajonado entre las moles del Banco Central y de la Caja Madrid, al igual que el bar se había quedado bastante desfasado y por ello, al ser propiedad, decidieron tirarlo y levantar uno nuevo con seis alturas y en el bajo mantener el bar ya totalmente actualizado. También nos cuenta que por El Ideal ha pasado todo el mundo y que hubo épocas de pescadores y otras de músicos, aunque siempre fue un local muy propio de la clase media y con una clientela de lo más fiel, que se han mantenidos firmes en la barra hasta el último día.

«Había que hacerlo, ya que Ciudad Real ha cambiado mucho en los últimos tiempos y más que va a cambiar de aquí en adelante. El gusto de la gente ha cambiado al cien por cien y no se conforma con cualquier cosa. Hay que darles otras comodidades y servicios. Es una pena, pero es así. Lo importante es que este cierre no es un adiós definitivo ésa es la intención que tenemos. Es un morir para seguir viviendo.»


Interior del Bar “La Campana” en la calle Alarcos en los años cincuenta del siglo pasado


Por iguales derroteros van las cosas en lo que hace referencia al cierre del bar La Campana; un bar que fundara en 1947 Antonio Delgado Mena, quien ha seguido al pie del cañón hasta el último día. Cuando intentamos hablar con él, se disculpó muy amablemente, pues dijo, que no estaba de humor para hablar del tema y que cuanto menos se escribiera de ello tanto mejor. Sus razones tendrá y nosotros se las respetamos, aunque eso no nos impida comentar lo que sabemos de esa parte de la historia de Ciudad Real.

La Campana, como decíamos antes, se fundó en 1947 en la calle de Alarcos; calle que también durante un tiempo se llamó de José Maestro y que tras la guerra pasó a denominarse avenida de los Mártires, hasta que con la llegada de la democracia recuperó su histórico nombre de Alarcos. Pues bien, ahí en el número cuatro de la calle de Alarcos se levantó el bar La Campana, tras haber sido con anterioridad una pastelería conocida como La Campanita y de la que también fuera fundador y propietario el mismo Antonio Delgado Mena. En torno a La Campana estuvo primero la ferretería Alarcos y la relojería Tic-Tac y después el Banco Santander y los almacenes Los Reyes, actualmente también desaparecidos, construyendo un monumental edificio en su lugar, aunque una vez concluidas las obras los tales almacenes continúan existiendo.

Precisamente, el hecho de que estuvieran al lado los almacenes Los Reyes favoreció que La Campana tuviera siempre una considerable cantidad de público, ya que con cualquier motivos, los clientes, los viajantes,  acudían allí para hacerse su bocadillo o tomarse su caña con tapa. Siempre en La Campana se ha atendido maravillosamente al cliente y en cuanto eras de los fijos no hacía falta ni que pidieras, sabían de antemano lo que querías y lo tenías servido en el mostrador antes de llegar allí.


 
“La Campana” antes de su cierre en 1991


Un toque de clase

La gente de La Campana solía ser gente con clase y de tendencias más bien conservadoras: empresarios, abogados, funcionarios, etc. Allí se han cerrado muchos negocios, se han conocido gentes, y otras han roto amistades. Lo normal. Pero siempre existió una clase, del propietario y de los empleados, que impregnaba el local ya quienes en él entraban.

Los nuevos tiempos han hecho que, aunque siguiera siendo uno de los bard que más y mejor trabajaban, hayan tenido que cerrar sus puertas. Un nuevo edificio, que llegará hasta la esquina de la calle Juan II, se alzará dentro de poco tiempo en los que hasta hace unas fechas estaban en pleno rendimiento La Campana y sigue estando la farmacia de Rasiano Salcedo. Esperemos que aquí, como en el caso del Ideal, sea sólo una muerte para seguir viviendo, aunque ya no tenga la solera que tenía hasta el día de su cierre, finalizando el año capicúa por excelencia 1991 o empezando el olímpico y universalista 1992.

 

Revista Bisagra Número 214, Revista Semanal del 2 al 8 de febrero de 1992

 



1 comentario:

  1. El Ideal y la Campana he ido a ellos y que bien se estaba eran bares muy familiares ,y que tapitas ,y el bar los Faroles ,que bocatas de calamares ,y que huevos fritos y chorizos yo los he comido ya hace ,,

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