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lunes, 24 de noviembre de 2025

LA RADIOGRAFÍA DE LA CIUDAD REAL DE HACE 100 AÑOS NACIDA DEL CONTROL POLICIAL: ENTRE CONVENTOS Y PROSTÍBULOS (III Y ÚLTIMO)

 



Actividad comercial especializada

Existían, entonces, en la capital dos bazares y tres comercios de muebles, tres droguerías y, al menos, una perfumería, cinco relojerías y 15 peluquerías. Eran numerosas las tiendas de comestibles: ultramarinos, carnicerías, pescaderías, fruterías y vaquerías para la venta de leche.

En la Ciudad Real de hace un siglo, había tres establecimientos dedicados a la comercialización de abonos. La venta de grano la monopolizaba el despacho de la familia Ayala en el n.º 25 de la calle Postas. Había seis estancos y una tercena, que era una concesión estatal para almacenar tabaco y otros efectos para vender al por mayor. Se contaban siete establecimientos dedicados a la venta de tejidos, además una sombrerería y una corsetería. La mayoría de estos comercios también en el entorno de la plaza

Industrias, oficios y talleres

Más allá de vino, el aceite y el chocolate, en el aspecto industrial, la capital contaba con una Fábrica de Gas, que estaba en el callejón del Tinte, en la zona que hoy ocupa el Bar Trini, y una Fábrica de Luz en la calle General Monescillo esquina a calle Lanza. Había dos fábricas de jabón, una fábrica de lejía, tres de cerámica y mosaicos y cinco dedicadas a la marmolería. También había seis fraguas, tres hojalaterías, un taller de bicicletas y otro mecánico -que además era electricista y arreglaba máquinas de escribir-, un herrero, tres pintores y un carretero. Hace un siglo, en Ciudad Real había un aserradero, ubicado en el entorno de la Ronda del Carmen a la altura de la calle del Carmen, 14 carpinterías y dos fábricas de sillas.

La actividad económica se diversificaba con tres modistas y muchos más sastres (uno de los más reconocidos era un sargento de artillería que tenía su atelier en el n.º 8 de la hoy calle María Cristina), una tintorería, un almacén de pieles cerca de la Puerta de Alarcos, una fábrica de calzado y numerosas zapaterías, una guarnicionería y varios zapateros. La capital contaba con varias imprentas, entre ellas una dependiente de la Diputación Provincial que se encontraba en la plazuela de San Francisco, donde se imprimía el Boletín Oficial de la Provincia.




En el Ciudad Real de aquella época el Matadero Municipal se encontraba entre el final de las calles Lentejuela y Morería. Había una fábrica de hielo y cuatro de gaseosas que también producían sifón. La más grande se encontraba en la Plaza de Cervantes y elaboraba diversas marcas de gaseosas como Gallito, Belmonte o Koki, la más vendida. La Gran Horchatería Valenciana estaba en el n.º 9 de la calle General Aguilera.

Hospedaje y restauración

La capital de hace un siglo contaba con 16 casas de huéspedes, cuatro posadas, la Posada del Sol, la Posada del Pito, la Posada de la Cruz y la Posada del Pozo Dulce, y una fonda. Se contaban cuatro hoteles, el Hotel Pizarroso y el Pizarroso Pérez, uno en frente del otro en la actual calle Paloma, donde unos pocos metros más allá se encontraba también el Hotel Miracielos

Pero en hostelería, el más destacado era el Grand Hotel, que en 1925 “era, sin duda, el hotel más importante de la ciudad”. Su propietario, Enrique Morales, compró al ayuntamiento -por algo más de 15.760 pesetas- los terrenos donde lo edificó en la calle Carlos Vázquez. El establecimiento fue inaugurado el 1 de febrero de 1912. Era un edificio de dos plantas con 40 habitaciones, todas con luz eléctrica y calefacción. Las dos plantas originales se conservan en la actualidad en el edifico que hoy alberga la tienda de Zara y el Hotel Alfonso X

Sofí y Arche documentaron cuatro casas de comida y restaurantes. Dos de las más conocidas ‘Regio’ y ‘El Moderno’, antes conocido como ‘La Verdad’, se encontraban en las inmediaciones de la antigua Estación de Ferrocarril. Se contaban siete tabernas y otros tantos bares. El ‘Bar Ideal’, en el inicio de la calle General Aguilera, presumía de ser el más antiguo de la capital. Su propietario era Antonio Rodríguez y era un local estrecho y profundo, con una pianola para escuchar música en la planta baja y con una planta superior para “echar la partida”. El ‘Bar Ideal’ ponía terraza en la Plaza Cervantes (hoy Plaza del Pilar) y su propietario consiguió del Ayuntamiento la concesión del quiosco, el único al que llegaba la prensa del día. En esta zona había también un dispensador de combustible para los pocos vehículos que entonces circulaban por la capital.




Ocio y entretenimiento

En 1925, el principal entretenimiento de los ciudadrealeños consistía en pasera por la zona de la calle Alarcos y Parque Gasset. Lo de salir a ver y ser visto era lo que más se llevaba en esa época. Otros lugares donde poner en práctica esta actividad eran los teatros. Ciudad Real contaba con el Teatro Cervantes, levantado sobre el antiguo Teatro-Circo del n.º 3 de la calle Alarcos. Se reinauguró como tal el 13 de agosto de 1922 con la actuación de la compañía de opereta Barreto-Ballester y estuvo en pie hasta su derrumbe en 1973. La competencia al Cervantes, aunque sin llegar a su prestigio y acogida, la hizo desde 1923 el Teatro Olimpia, que ofrecía espectáculos de variedades y mucho cine. La capital disponía, además, para el ocio de sus habitantes de la Plaza de Toros, que se conserva en gran medida como entonces, y un campo de fútbol, que se ubicaba donde hoy se encuentra el Colegio Carlos Eraña y la calle Balbuena. Se tarta de un enorme campo en el que disputaban sus partidos equipos como Once Negritos o Atlético de Ciudad Real.

Conmemoración del centenario

De todos estos detalles da cuenta el plano-censo de 1925. El documento ofrece una valiosísima información para poder visualizar los cambios que ha experimentado la capital a lo largo de los últimos cien años. Porque, la Ciudad Real de hace un siglo ya no existe. La afirmación la avalan los historiadores, arquitectos y estudiosos que han colaborado en el rescate del plano elaborado por Sofí y Arche, así como en la redacción del libro que recoge las muchas curiosidades extraídas de este documento “único en su especie”.

La publicación del doble volumen ‘El plano-censo de Sofí Heredia y Ruiz Arche: Ciudad Real hace cien años”, de Juan Carlos Buitrago con edición de José Luis Sobrino de la Editorial Serendipia, prólogo del historiador Isidro Sánchez e introducción del arquitecto y estudioso de la capital, Diego Peris, ha sido uno de los eventos culturales de este otoño en la capital.

La publicación se ha acompañado de una exposición y un ciclo de conferencias, que han formado parte de los actos de conmemoración del centenario de la creación e impresión del plano, auspiciados por el Ayuntamiento de Ciudad Real y llevados a cabo a lo largo del mes de octubre en el Antiguo Casino de los Jardines del Prado.

Fuente: https://www.lanzadigital.com/provincia/ciudad-real/la-radiografia-de-la-ciudad-real-de-hace-100-anos-nacida-del-control-policial-entre-conventos-y-prostibulos/



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