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viernes, 19 de diciembre de 2025

NUEVA HISTORIA DE CIUDAD REAL (IV Y ÚLTIMO)

 

Restos de las murallas de Ciudad en los años en los años cincuenta del pasado siglo XX


Continua nuestro moderno autor: “Allí (a Villa Real) trasladó los habitantes, parroquia y archivo de la casi abandonada villa de Alarcos”. La Enciclopedia Universal sigue tejiendo su cantón son bien infausta minerva. Escribe el Sr Jurado -Cap. 10.-De la traslación de la villa de Alarcos a Ciudad Real. Siguiendo su oficio de copiante, el nuevo historiador levanta a la historia de Ciudad Real el más falso testimonio, el más extravagante y absurdo de los muchos que está plagada, desde que por su mala suerte cayó en manos de despiadados maleantes de la verdad y del buen sentido. Pero aún hay que agradecerle el que se detuviera en la ¡Parroquia! ¡El Archivo! Porque el Sr. Jurado incluye en el memorable transporte al Gobierno eclesiástico con sus ¡procuradores!, doce racioneros, que en Alarcos servían a los Reyes, las imágenes de más crédito y veneración en tiempos, ya se entiende, del autor y otras muchas cosas que por extravagantes la pluma se resiste a transcribir.

Ca era el logar -Alarcos- muy doliente, o por ningún algo ni por franquicia que les diesen… non querían hi fincar ca non podían hi vivir ca se perdien de muerte” decía Alfonso X en su carta con autoridad que sin caer en la demencia puede ponerse en duda ni menos refutarse; conformándose con su sentido decía el P. Jara: “la Parroquia de Alarcos dejó de existir por inanición, o sea por falta de feligreses, así como su pueblo por falta de vecinos”-página 230-; lo que no empecé, para que en la  336 estampe con imperturbabilidad heroica lo siguiente: “Consta que la población de Alarcos existía sin dependencia de Villa Real mucho después de ser esta villa. Consta que no solo moros y judíos, sino también la feligresía cristiana se domiciliaron mucha parte en las colaciones de Santa María y Santiago. Por ejemplo, la familia de los Isasi en la calle de los Reyes -no se olvide que el autor habla de las cosas y personas del siglo XIII-; la de Adame en la de Postas; la de… ¿para qué seguir? Véalo en el texto quien para ello paciencia tuviere, que con lo anotado basta, para que la Enciclopedia que de Ilustrada se precia y con razón, también entre nosotros, como advierte el anciclopedista francés, hay escritores que se lanzan al libro con endeble bagaje literario, se cultiva con asiduidad y positivo provecho la afición, el engaño y la impostura, mientras que, los inquilinos permanentes de nuestros archivos no hallan ni librero que los edite, ni lector que los lea.



Dos afirmaciones así mismo-inexactas las que no anote, pero cuyo recuerdo conservo. Que Alfonso X dio a los de Villa Real las maderas para edificar el Alcázar y sus casas. Más, no fue así, sino licencia para extraer las maderas necesarias de los Montes. Un tomo entero pudiera hacerse con los litigios e incidentes a que dio lugar tan justa como necesaria concesión. Que el duque de Aveiro tuvo el señorío de Ciudad Real. Corriéronse esos rumores más o menos fundamentados, pero este Ayuntamiento deputó una comisión de su seno presidida por el Sr. Aguilera y Ladrón de Guevara, el que habló con tan elocuencia a Felipe IV, que si ese propósito tenia el Monarca desistió. En el Archivo municipal está la oración del elocuente regidor, la que siempre se lee con gusto.

Aún dado el caso de que diéramos por bueno y bien pergeñado ese ramo de flores y cardos ¿cabria el llegar nuestra benignidad hasta clasificada como pieza histórica? Toda ciencia tiene sus cánones, los principios sobre los cuales se funda, como el arte sus reglas. Fuerza es su afianzamiento para deducir lógicamente las consecuencias, que son las conquistas de la ciencia. Un pueblo es un ser inteligente y moral cuya vida se revela en sus hechos, como su alma en sus instituciones, todo hay que presentarlo de relieve, unido, compacto, animado con el fuego de la palabra, con la llama del talento del historiador, al fin de que, el lector viva de su misma vida. Esto y algo más es Historia; el articulo de la Enciclopedia titulado Ciudad Real ni aún se penumbra de lo que fue en la Nación española esta ciudad resulta. Y cuenta que, non ragionar di loor, de las anotadas leyendas; nos parece aquello mescolanza, excesiva licencia poética.

Inocente Hervás y Buendía. El Pueblo Manchego,  sábado 2 de agosto de 1913



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